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ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia

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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />

El importante papel <strong>de</strong>sempeñado por la Virgen en el cristianismo dio a la religión un<br />

cálido toque femenino, que estaba ausente en el judaísmo, y qué duda cabe que fue la<br />

existencia <strong>de</strong>l culto <strong>de</strong> Isis lo que facilitó que se añadiera este aspecto al cristianismo.<br />

Y esto resultó aún más fácil dado que, con frecuencia, se mostraba a Isis con el<br />

niño Horus en su regazo (véase pág. 109). En este caso Horus, sin cabeza <strong>de</strong> halcón, era<br />

conocido por los egipcios como Harpechruti («Horus, el Niño»). Se llevaba los <strong>de</strong>dos a<br />

los labios, como un signo infantil —algo parecido a chuparse el <strong>de</strong>do, por así <strong>de</strong>cir—. Los<br />

griegos interpretaron el signo como una petición <strong>de</strong> silencio, y en su panteón este dios se<br />

convirtió en Harpócrates, el dios <strong>de</strong>l silencio.<br />

La popularidad <strong>de</strong> Isis y <strong>de</strong> Harpócrates, madre e hijo, pasó también al<br />

cristianismo, y contribuyó a hacer popular la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la Virgen y <strong>de</strong>l Niño Jesús, que ha<br />

captado la imaginación <strong>de</strong> millones y millones <strong>de</strong> personas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que existe el<br />

cristianismo.<br />

La <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los romanos<br />

Los tiempos <strong>de</strong> Trajano y <strong>de</strong> Adriano, y <strong>de</strong> sus sucesores Antonino Pío y Marco<br />

Aurelio, señalaron los momentos culminantes <strong>de</strong>l Imperio Romano: ochenta años <strong>de</strong><br />

relativa paz y seguridad.<br />

Pero todo esto terminó. Un hijo <strong>de</strong> Marco Aurelio, el inútil Cómodo, accedió al<br />

trono en el 180, y fue asesinado en el 192. Con esto el imperio se vio lanzado a un nuevo<br />

período <strong>de</strong> luchas entre los generales por la sucesión imperial, como sucedió <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

la muerte <strong>de</strong> Nerón; sólo que esta vez duró más tiempo y fue mucho más costoso para el<br />

imperio.<br />

El más popular <strong>de</strong> los generales rivales era Pescenio Níger, que se encontraba en<br />

Siria. Inmediatamente ocupó Egipto, el granero <strong>de</strong> Roma, como ya había hecho en su día<br />

Vespasiano, 125 años antes. En vez <strong>de</strong> asaltar Roma, se quedó allí, arropado por su<br />

popularidad y seguro sin duda <strong>de</strong> que la corona pasaría a sus manos automáticamente en<br />

el momento en que Roma comenzase a sentir la falta <strong>de</strong> alimentos.<br />

Sin embargo, en Roma se encontraba el aguerrido comandante <strong>de</strong> las legiones <strong>de</strong>l<br />

Danubio, Septimio Severo. Una vez fortalecida su situación en la capital, este general se<br />

lanzó hacia el Oriente, atrajo a Níger al Asia Menor y lo <strong>de</strong>rrotó. Y Septimio Severo<br />

gobernó como emperador romano.<br />

Su hijo mayor, Caracalla, le sucedió en el trono en el 211, y al año siguiente, en el<br />

212, promulgó un famoso edicto por el que todos los habitantes libres <strong>de</strong>l imperio se<br />

convertían en ciudadanos romanos. Los egipcios nativos, que anteriormente no tenían<br />

acceso al reducido círculo <strong>de</strong> la superioridad romana y griega, se vieron <strong>de</strong> repente<br />

convertidos en ciudadanos romanos en pie <strong>de</strong> igualdad con los hombres más orgullosos<br />

<strong>de</strong> Alejandría y Roma. Algunos egipcios fueron elevados a la categoría <strong>de</strong> senadores,<br />

siendo recibidos en el Senado romano (que, sin embargo, ya no gozaba <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r político y<br />

no era más que un club social).<br />

Pero los tiempos se estaban poniendo difíciles para Roma. Una terrible peste<br />

había <strong>de</strong>spoblado el imperio en tiempos <strong>de</strong> Marco Aurelio, y la <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia económica<br />

estaba muy avanzada. El dinero requerido para gobernar era cada vez más difícil <strong>de</strong><br />

recaudar en un imperio cada vez más empobrecido, y la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> Caracalla se inspiró<br />

probablemente en algo más que en el puro i<strong>de</strong>alismo. Había un impuesto sobre el<br />

patrimonio aplicable tan sólo a los ciudadanos, y mediante el edicto <strong>de</strong> Caracalla se hizo<br />

extensible a todos los hombres libres, obteniéndose así gran<strong>de</strong>s ingresos adicionales.<br />

Caracalla fue el primer emperador, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> Adriano, que visitó Egipto. Pero<br />

las circunstancias eran completamente diferentes. Casi un siglo antes, Adriano había sido<br />

un turista inquieto que viajaba por un imperio en paz. Caracalla vivió en una época mucho<br />

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