ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
sido instruidos, gracias a un entrenamiento continuo, a manejar a la perfección largas<br />
lanzas, por lo que cada agrupación parecía un puerco espín en movimiento.<br />
Poco a poco, por medio <strong>de</strong> sobornos, mentiras, y acciones militares cuando éstos<br />
fallaban, Filipo se hizo con el control <strong>de</strong>l norte <strong>de</strong> Grecia. En el 338 a. C., en una batalla<br />
<strong>de</strong>cisiva en Queronea, junto a la ciudad griega <strong>de</strong> Tebas, <strong>de</strong>rrotó a los ejércitos aliados <strong>de</strong><br />
Tebas y Atenas, obteniendo el dominio sobre toda Grecia.<br />
Ahora podía iniciarse la gran guerra santa contra Persia, pues el lí<strong>de</strong>r esperado<br />
había surgido ya. Filipo II fue elegido para esta tarea por las sometidas ciuda<strong>de</strong>s griegas.<br />
Pero en el 336 a. C., precisamente cuando iba a dar comienzo a la invasión, y cuando los<br />
primeros contingentes estaban cruzando el mar hacia Asia Menor, Filipo fue asesinado,<br />
como consecuencia <strong>de</strong> disturbios internos.<br />
Por un momento, todo el proyecto se tambaleó, entonces tomó cartas en el asunto<br />
el hijo <strong>de</strong> Filipo, Alejandro III, que tenía veinte años. Las tribus y ciuda<strong>de</strong>s dominadas por<br />
Filipo consi<strong>de</strong>raron que el advenimiento <strong>de</strong> un sucesor <strong>de</strong> veinte años era una señal<br />
suficiente para rebelarse, pero no pudieron haber cometido mayor error, pues<br />
acertaríamos en suponer que Alejandro III fue, en algunos aspectos, el menos corriente <strong>de</strong><br />
los hombres. Por una parte, nunca perdió una batalla, incluso bajo las más arduas y<br />
<strong>de</strong>smoralizantes condiciones; y por otra, parecía no necesitar más que un momento para<br />
tomar <strong>de</strong>cisiones (<strong>de</strong>cisiones correctas, si juzgamos por los resultados). Llegó a mandar<br />
sobre algunos entre los mejores generales jamás reunidos antes en un solo ejército, y no<br />
tuvo dificulta<strong>de</strong>s en dominarlos a todos (en esto último sólo es comparable a Napoleón).<br />
En los comienzos <strong>de</strong> su reinado Alejandro marchó rápidamente contra las tribus<br />
en rebelión, acabó con ellos <strong>de</strong> un certero golpe, arremetió luego, en el sur, contra Grecia,<br />
don<strong>de</strong> inmediatamente tomó el control <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s. En el 334 a. C. <strong>de</strong>jó Grecia y se<br />
volvió hacia Asia.<br />
Entre tanto, Artajerjes III <strong>de</strong> Persia había muerto en el 338 a. C. y, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> un<br />
período <strong>de</strong> disturbios, un amable alfeñique fue a parar al trono, en el 336; éste fue Darío<br />
III. Nadie podía hacer frente con éxito a Alejandro (pronto conocido por Alejandro<br />
Magno, y <strong>de</strong> todos los monarcas <strong>de</strong>nominados el "Gran<strong>de</strong>", Alejandro fue el único que lo<br />
fue más allá <strong>de</strong> toda discusión), pero Darío III no pudo ni siquiera intentarlo.<br />
Las avanzadas persas, que se habían confiado excesivamente, fueron <strong>de</strong>rrotadas<br />
inmediatamente en el río Granico, en el Asia Menor norocci<strong>de</strong>ntal.<br />
Alejandro bajó por la costa <strong>de</strong>l Asia Menor, penetrando luego hacia el interior,<br />
<strong>de</strong>rrotando al grueso <strong>de</strong>l ejército persa (muy superior en número al suyo, pero no en la<br />
calidad <strong>de</strong> las tácticas o <strong>de</strong> los mandos) en Issos, ciudad situada en la esquina<br />
norocci<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Mediterráneo.<br />
Luego bajó a lo largo <strong>de</strong> la costa siria, <strong>de</strong>teniéndose sólo para reducir a Tiro, tras<br />
un asedio <strong>de</strong> nueve meses (quizá el más duro enfrentamiento <strong>de</strong> su carrera, pero sin<br />
importancia en comparación con los trece años que empleó Nabucodonosor).<br />
En el 332 a. C., Alejandro estaba en Pelusio, pero los egipcios no combatieron<br />
contra él en este lugar, como habían hecho (infructuosamente) contra Senaquerib,<br />
Cambises y Artajerjes III. Sólo hacía nueve años que Persia había <strong>de</strong>rrotado a Nectanebo<br />
II y había bañado en sangre a Egipto, y el recuerdo <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota estaba aún fresco.<br />
Alejandro fue acogido por unos egipcios transportados por la alegría <strong>de</strong> la liberación. En<br />
realidad, parece que los egipcios intentaron un acercamiento a Alejandro cuando éste<br />
estaba aún en Issos, implorándole que salvase a su país.<br />
Alejandro tuvo gran cuidado en no hacer nada que estropease esta primera<br />
impresión favorable. Se doblegó a las costumbres egipcias y realizó los sacrificios<br />
necesarios a los dioses, según los ritos locales. Trataba <strong>de</strong> que no lo consi<strong>de</strong>rasen un<br />
conquistador, sino un faraón egipcio.<br />
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