ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
durante los dos siglos posteriores a la ocupación micénica <strong>de</strong> Creta. Y esta situación podía<br />
haber continuado por más tiempo, pero los propios micénicos sufrían presiones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />
norte, don<strong>de</strong> habitaban otras tribus <strong>de</strong> habla griega más primitivas, que aún no habían<br />
sentido el influjo suavizante <strong>de</strong> la civilización cretense. Lo que sentían, en cambio, era el<br />
duro impulso <strong>de</strong>l hierro.<br />
Durante dos mil años las armaduras se habían fabricado con bronce, aunque el<br />
hierro se había utilizado para hacer escudos más duros, puntas más aguzadas y dura<strong>de</strong>ras<br />
y filos más cortantes. El problema era que el hierro resultaba ser un metal excesivamente<br />
raro, que se obtenía únicamente <strong>de</strong> forma muy ocasional, cuando se encontraban<br />
meteoritos. El hierro podía obtenerse en minas en terreno rocoso, como el cobre, pero <strong>de</strong><br />
manera no tan fácil como éste. Se necesitaba alcanzar mayores temperaturas y una técnica<br />
más complicada.<br />
Parece ser que fueron los hititas los primeros que i<strong>de</strong>aron un método práctico para<br />
fundir el mineral <strong>de</strong> hierro. Los conocimientos referentes a esas técnicas se difundieron<br />
pronto, y los ejércitos comenzaron a recibir pequeñas remesas <strong>de</strong> armas <strong>de</strong> hierro. Las<br />
primitivas tribus griegas, llamadas dorias, poseían algunas armas <strong>de</strong> hierro, lo que<br />
multiplicaba su presión sobre los micénicos.<br />
Los micénicos, viendo que las cosas en el norte se ponían cada vez más difíciles,<br />
encontraron un alivio en la expansión hacia el sur y el este. La guerra <strong>de</strong> Troya tuvo lugar<br />
en tiempos <strong>de</strong> Merneptah, o muy poco <strong>de</strong>spués, y se <strong>de</strong>bió probablemente a un empuje<br />
micénico hacia el este. Otras bandas <strong>de</strong> piratas se <strong>de</strong>splazaron hacia el sur,<br />
<strong>de</strong>sembarcando en las costas libias. Con la <strong>de</strong>cidida ayuda <strong>de</strong> las tribus libias comenzaron<br />
a efectuar incursiones en las ricas tierras egipcias. (Las leyendas griegas nos cuentan<br />
cómo Menelao, rey <strong>de</strong> Esparta, cuando volvía <strong>de</strong> la guerra <strong>de</strong> Troya, pasó algún tiempo en<br />
Egipto, lo que quizá sea un borroso recuerdo <strong>de</strong> las antiguas hazañas realizadas en las<br />
costas africanas.)<br />
En realidad, toda la orilla oriental <strong>de</strong>l Mediterráneo se hallaba en llamas. Los<br />
frigios, pueblo <strong>de</strong>l oeste <strong>de</strong> Asia Menor, arremetieron hacia el este contra una nación<br />
hitita <strong>de</strong>sgarrada y ensangrentada, que estaba casi al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong>l suicidio a causa <strong>de</strong> una<br />
guerra civil. Los frigios completaron la tarea <strong>de</strong> la contienda civil y hacia el 1200 a. C, el<br />
imperio hitita, que por algún tiempo había disputado a Egipto el li<strong>de</strong>razgo <strong>de</strong>l mundo<br />
civilizado, llegaba a su fin y <strong>de</strong>sapareció, como fuerza <strong>de</strong> importancia, <strong>de</strong> la <strong>Historia</strong>.<br />
(Con todo, las ciuda<strong>de</strong>s hititas subsistieron en Siria, y uno <strong>de</strong> los soldados <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong>l<br />
rey David <strong>de</strong> Israel fue, dos siglos <strong>de</strong>spués, Uriah el Hitita).<br />
Egipto atravesaba un período <strong>de</strong> caos como resultado <strong>de</strong> las incursiones <strong>de</strong> estos<br />
«Pueblos <strong>de</strong>l Mar»: el único nombre que supieron darles los confusos egipcios. Pero a<br />
diferencia <strong>de</strong>l reino hitita, Egipto, vacilante y con los ojos vidriosos como consecuencia<br />
<strong>de</strong> los esfuerzos realizados para rechazar a los pueblos <strong>de</strong>l mar logró sobrevivir. Jamás<br />
volvería a ser todo igual que antes.<br />
Según la tradición, Merneptah fue el «Faraón <strong>de</strong>l Éxodo», aquel sobre el que se<br />
abatieron las plagas concitadas por Moisés, y aquel que resultó ahogado en el mar Rojo.<br />
Pue<strong>de</strong> que algo <strong>de</strong> esto fuera cierto, y que la historia <strong>de</strong> las plagas se originase en<br />
el borroso recuerdo <strong>de</strong> la catástrofe que sacudió a Egipto tras el <strong>de</strong>sembarco <strong>de</strong> los piratas<br />
y el saqueo <strong>de</strong>l país.<br />
En realidad, durante los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes, algunos <strong>de</strong> los esclavos asiáticos <strong>de</strong>l país<br />
pudieron muy bien aprovechar la oportunidad para huir y unirse a sus parientes que<br />
estaban intentando conquistar Canaán.<br />
Aunque mucha gente acepta las narraciones bíblicas al pie <strong>de</strong> la letra, el hecho<br />
indiscutible es que en ninguno <strong>de</strong> los escritos históricos egipcios conocidos se menciona a<br />
los israelitas esclavizados, a Moisés o a las plagas bíblicas. Y, ciertamente, tampoco hay<br />
60