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ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia

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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />

tenazmente, y en el 275 a. C. lograron <strong>de</strong>rrotar finalmente a Pirro, expulsándolo <strong>de</strong> Italia.<br />

Hacia el 270 a. C. habían ocupado todas las ciuda<strong>de</strong>s griegas <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> la península.<br />

Ptolomeo II no se <strong>de</strong>jó ofuscar por su simpatía hacia los griegos. Pensaba que los<br />

romanos eran una nación en auge y que sería mucho mejor estar con ellos que contra ellos.<br />

Así, pues, se alió con los romanos, y afianzó la alianza cuando Roma entró en guerra con<br />

Cartago a propósito <strong>de</strong> Sicilia. En verdad, la alianza llegó a ser una tradición para Egipto,<br />

alianza a la que los Ptolomeos nunca renunciaron.<br />

Ptolomeo II murió en el 246 a. C. Le sucedió su hijo mayor Ptolomeo III. De<br />

nuevo Egipto tuvo un gobernante vigoroso y esclarecido. Recuperó Cirene, que durante<br />

algunos años había logrado in<strong>de</strong>pendizarse <strong>de</strong> Egipto.<br />

Pero la eterna discordia con los seleúcidas continuó en pie, exacerbada esta vez<br />

por problemas familiares.<br />

Al término <strong>de</strong> la Primera Guerra Siria, Ptolomeo II había dado en matrimonio a su<br />

hija Berenice, hermana <strong>de</strong>l joven príncipe que con el tiempo sería Ptolomeo III, a otro<br />

joven príncipe que con el tiempo iba a ser Antíoco II.<br />

Antíoco II murió el mismo año que Ptolomeo II, por lo que Ptolomeo III, al subir<br />

al trono, esperaba ver al hijo <strong>de</strong> su hermana convertirse en el cuarto rey seleúcida. Sin<br />

embargo, Antíoco II había tenido anteriormente una esposa que aún vivía. Esta mujer<br />

asesinó a Berenice y a su hijo, y el hijo <strong>de</strong> esta primera esposa reinaría con el nombre <strong>de</strong><br />

Seleúco II.<br />

Esto fue causa suficiente <strong>de</strong> guerra para Ptolomeo III. Con el fin <strong>de</strong> vengar a su<br />

hermana, se dirigió contra las posesiones seleúcidas, en lo que fue la Tercera Guerra Siria.<br />

Llegó hasta Babilonia, ocupándola temporalmente. Ningún monarca egipcio, en toda la<br />

larga historia <strong>de</strong>l país, se había aventurado tan lejos <strong>de</strong>l Nilo, y esta campaña representa el<br />

momento culminante <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>río Ptolemaico. Por primera vez <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los tiempos <strong>de</strong><br />

Ramsés II, mil años antes, Egipto volvía a ser la primera potencia <strong>de</strong>l mundo.<br />

Sin embargo, Ptolomeo III se dio cuenta <strong>de</strong> que esta incursión era en el fondo algo<br />

poco realista. En realidad, no pensó nunca que podría controlar in<strong>de</strong>finidamente el país<br />

que había ocupado temporalmente. Decidió retirarse voluntariamente, abandonando el<br />

núcleo <strong>de</strong>l imperio seleúcida a los Seleúcidas, conservando solamente esas partes<br />

cercanas a Egipto que, según pensaba, podía controlar con ventaja.<br />

Se trajo consigo algunas <strong>de</strong> las estatuas y objetos religiosos que habían sido<br />

llevados allí por Cambises tres siglos antes y volvió a colocarlos en su sitio. Los<br />

agra<strong>de</strong>cidos egipcios le concedieron el sobrenombre <strong>de</strong> Evérgetes ("el benefactor"), y es<br />

así, como Ptolomeo III Evérgetes, como mejor se lo conoce en la <strong>Historia</strong>.<br />

Hay una leyenda al respecto según la cual, durante la campaña <strong>de</strong> Ptolomeo contra<br />

los Seleúcidas, la reina, una princesa cirenaica llamada también Berenice, rezó para que<br />

volviese sano y salvo, y, para reforzar sus plegarias se cortó la cabellera y la ofreció a los<br />

dioses en un templo <strong>de</strong>dicado a Afrodita. Pero alguien robó la cabellera, y para consolarla,<br />

un astrónomo griego le dijo que había sido llevaba al cielo por los dioses, y señaló<br />

algunas débiles estrellas que, afirmaba, eran su cabello. Se dice aún que estas estrellas<br />

representan la constelación <strong>de</strong> "Coma Berenices", o "Cabellera <strong>de</strong> Berenice".<br />

El vigor bélico <strong>de</strong> Ptolomeo se extendió asimismo en otras direcciones: avanzó<br />

hacia el sur y penetró en Nubia, como ya habían hecho en alguna ocasión los faraones en<br />

tiempos que, ya para aquel entonces, eran muy remotos.<br />

Pero Ptolomeo III tampoco <strong>de</strong>scuidó las activida<strong>de</strong>s pacíficas. Continuó<br />

ayudando al Museo con todo el entusiasmo que había caracterizado a su padre y a su<br />

abuelo. Durante su reinado la Biblioteca alcanzó quizá los 400.000 volúmenes y or<strong>de</strong>nó<br />

que todos los viajeros que llegasen a Alejandría prestasen sus libros para que fuesen<br />

copiados. Ciertamente, todos los Ptolomeos, incluso los peores, fueron entusiastas<br />

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