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ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia

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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />

hijo llamado Nabucodonosor, muy hábil, que condujo a los ejércitos cal<strong>de</strong>os hacia el<br />

oeste. Josías había sido <strong>de</strong>rrotado y muerto por Necao, pero había retrasado la marcha <strong>de</strong>l<br />

ejército egipcio el tiempo justo para que Nabucodonosor pudiera llegar hasta Harrán y<br />

ponerle sitio. En el 606 a. C., tomó la ciudad, y los últimos restos <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>río asirio se<br />

<strong>de</strong>svanecieron. Y Asiria <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> la <strong>Historia</strong>.<br />

Esto <strong>de</strong>jaba a cal<strong>de</strong>os y a egipcios frente a frente. Se encontraron en Karkemish,<br />

allí don<strong>de</strong> en cierta ocasión Tutmosis I erigiera un cipo para conmemorar la primera vez<br />

que los ejércitos egipcios llegaron a orillas <strong>de</strong>l Eufrates.<br />

Si la señal conservaba algún po<strong>de</strong>r mágico en la posterioridad, éste, sin embargo,<br />

no revirtió en favor <strong>de</strong> Egipto. Necao podía <strong>de</strong>rrotar al exiguo ejército <strong>de</strong> Judá, pero las<br />

po<strong>de</strong>rosas huestes <strong>de</strong> Nabucodonosor eran harina <strong>de</strong> otro costal. Los egipcios fueron<br />

aplastados, y Necao salió <strong>de</strong> Asia tambaleándose y algo más <strong>de</strong>prisa que cuando había<br />

entrado. El sueño <strong>de</strong> Necao <strong>de</strong> restaurar el po<strong>de</strong>r imperial <strong>de</strong> Egipto duró apenas dos años,<br />

y nunca más volvería a intentarlo.<br />

En realidad Nabucodonosor, militar realmente vigoroso, pudo haber perseguido a<br />

Necao hasta Egipto y haber ocupado el país si Nabopolasar no hubiese muerto en ese<br />

momento, y Nabucodonosor no hubiese tenido que volver a Babilonia para asegurarse la<br />

sucesión.<br />

Relativamente en paz, gracias a este afortunado evento, Necao tuvo oportunidad<br />

<strong>de</strong> madurar planes en beneficio <strong>de</strong> la economía egipcia. Su principal interés se centró en<br />

las vías navegables. Egipto era el país <strong>de</strong> un río <strong>de</strong> cientos <strong>de</strong> canales, pero también<br />

limitaba con dos mares, el Mediterráneo y el Rojo. A lo largo <strong>de</strong> las orillas <strong>de</strong> ambos, los<br />

navíos egipcios se habían aventurado con preocupación durante dos mil años o más, hasta<br />

Fenicia en el primer caso, y hasta Punt en el segundo.<br />

De vez en cuando los monarcas egipcios habían pensado en la conveniencia <strong>de</strong><br />

que se excavase un canal <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Nilo al mar Rojo. De este modo, el comercio podría<br />

exten<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> mar a mar, y los barcos podrían ir <strong>de</strong> Fenicia a Punt directamente.<br />

En los primeros tiempos <strong>de</strong> la historia egipcia la región entre el Nilo y el mar Rojo<br />

era menos seca <strong>de</strong> lo que sería luego, y en los confines <strong>de</strong>l Sinaí había algunos lagos que<br />

ahora no existen. Es probable que en los Imperios Antiguos y Medio existiese algún tipo<br />

<strong>de</strong> canal, que utilizaba estos lagos, pero que requeriría cuidados constantes y que, cuando<br />

Egipto atravesó épocas <strong>de</strong> agitación, quedó obstruido y <strong>de</strong>sapareció. Su recuperación,<br />

a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>bido a la creciente ari<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l clima, se fue haciendo progresivamente más<br />

difícil.<br />

Ya Ramsés II había consi<strong>de</strong>rado su reconstrucción, pero sin llegar a nada, quizá<br />

porque gastó <strong>de</strong>masiadas energías disparatadamente en la construcción <strong>de</strong> estatuas en su<br />

honor. También Necao soñó con ello, pero fracasó, quizá porque su aventura asiática le<br />

había restado fuerzas.<br />

Sin embargo, parece ser que Necao tenía otra i<strong>de</strong>a. Si los mares Mediterráneo y<br />

Rojo no podían ser conectados mediante un canal artificial, quizá pudiesen serlo por su<br />

vía natural, la <strong>de</strong>l mar. Según Heródoto, Necao <strong>de</strong>cidió <strong>de</strong>scubrir si se podía ir <strong>de</strong>l<br />

Mediterráneo al mar Rojo circunnavegando África. Con este fin contrató a navegantes<br />

fenicios (los mejores <strong>de</strong>l mundo), obteniendo el éxito <strong>de</strong>seado, con un viaje que duró tres<br />

años. O, al menos, esto es lo que cuenta Heródoto.<br />

Con todo, aunque Heródoto transmite esta historia, afirma rotundamente que no la<br />

cree. Y las razones <strong>de</strong> este escepticismo son que, según los informes, los marinos fenicios<br />

creyeron haber visto el sol <strong>de</strong> mediodía al norte <strong>de</strong>l cenit, al cruzar por el extremo sur <strong>de</strong><br />

África. Heródoto dice que esto es imposible, ya que en todas las regiones conocidas <strong>de</strong>l<br />

mundo, es sol queda al sur <strong>de</strong>l cenit al mediodía.<br />

El <strong>de</strong>sconocimiento <strong>de</strong> Heródoto <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong> la Tierra lo condujo a<br />

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