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ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia

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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />

En el 540 a. C., Ciro se dirigió hacia la propia Cal<strong>de</strong>a. Su afortunada carrera<br />

continuó, y en el curso <strong>de</strong> un año había ocupado Babilonia y puesto fin a la breve<br />

existencia <strong>de</strong>l Imperio cal<strong>de</strong>o. Ciro murió en el 530 a. C., durante la lucha por exten<strong>de</strong>r su<br />

imperio hacia el interior <strong>de</strong>l Asia Central. A veces se le llama Ciro el Gran<strong>de</strong>, y es un<br />

calificativo merecido, pues no fue simplemente un conquistador, sino también un hombre<br />

humanitario que trató tolerantemente a aquellos a los que conquistaba.<br />

A la muerte <strong>de</strong> Ciro, el Imperio persa abarcaba todos los gran<strong>de</strong>s centros <strong>de</strong><br />

civilización <strong>de</strong> Asia occi<strong>de</strong>ntal y también gran<strong>de</strong>s partes <strong>de</strong> las regiones don<strong>de</strong> habitaban<br />

los nómadas. Había erigido, pues el mayor imperio que el mundo mediterráneo había<br />

visto nunca.<br />

Mientras, en Egipto, Amasis había contemplado con horror el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este<br />

imperio. El recuerdo <strong>de</strong> Siria y Cal<strong>de</strong>a se tornaba insignificante ante este nuevo coloso.<br />

Amasis había hecho todo lo que pudo para impedir su crecimiento, apoyando uno <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> otro a todos los enemigos <strong>de</strong> Ciro, pero había fracasado siempre. Ahora Egipto se<br />

hallaba solo y <strong>de</strong>samparado en la trayectoria persa, y Persia (como anteriormente Asiría y<br />

Cal<strong>de</strong>a) no estaba dispuesta a ser clemente con la nación que había intrigado<br />

constantemente contra ella.<br />

Pero la buena estrella <strong>de</strong> Amasis, que primero lo había llevado hasta el trono, y<br />

luego le había dado un reinado <strong>de</strong> cuarenta y cuatro años sobre un Egipto próspero,<br />

continuó hasta el final. Cuando Persia ya estaba lista para el golpe y Egipto temblaba ya<br />

frente a lo que le esperaba, Amasis murió, en el 525 a. C., <strong>de</strong>masiado pronto como para<br />

ver a los persas asestar el golpe. Su hijo, que heredó el trono y que tomó el nombre <strong>de</strong><br />

Psamético III, fue quien tuvo que enfrentarse al peligro.<br />

Cambises, hijo <strong>de</strong> Ciro, sucedió a su padre en el trono persa. El nuevo monarca<br />

había gobernado ocasionalmente, en Babilonia, cuando su padre había estado ausente en<br />

campaña. En esta ocasión se aprestó a dar el siguiente paso lógico <strong>de</strong> la política expansiva<br />

persa: una acción <strong>de</strong>finitiva contra Egipto.<br />

Las fuerzas egipcias se hallaban estacionadas en una fortaleza en la costa<br />

mediterránea, al este <strong>de</strong>l Delta. Se llamaba Per-Amén, o Per-Amón, es <strong>de</strong>cir, "morada <strong>de</strong><br />

Amón", pero la conocemos mejor por su nombre griego posterior, Pelusio, que significa<br />

"ciudad <strong>de</strong> barro". No lejos <strong>de</strong> allí había sido don<strong>de</strong> el ejército asirio <strong>de</strong> Senaquerib había<br />

tenido que afrontar una resistencia lo suficientemente firme como para verse obligado a<br />

volver sobre sus pasos, pero esto apenas había representado más que una escaramuza para<br />

un ejército que se encontraba muy ocupado en otras partes.<br />

Ahora Pelusio iba a sufrir su primer y verda<strong>de</strong>ro bautismo <strong>de</strong> fuego, y ello tuvo<br />

<strong>de</strong>sastrosas consecuencias para Egipto. Cambises, simplemente, arrolló al ejército<br />

egipcio, lanzándolo <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadamente a una precipitada huida, y ésta fue toda la lucha<br />

que hubo. Tras eso, avanzó contra la atemorizada Menfis, y una vez más Egipto se<br />

encontró bajo una dominación extranjera.<br />

No sabemos mucho sobre la estancia <strong>de</strong> Cambises en Egipto, salvo por lo que se<br />

refiere a lo que nos cuenta Heródoto, y éste (que visitó Egipto aproximadamente un siglo<br />

<strong>de</strong>spués) consiguió su información <strong>de</strong> un clero egipcio nacionalista que era amargamente<br />

antipersa. Por tanto, su retrato <strong>de</strong> Cambises es la imagen groseramente exagerada <strong>de</strong> un<br />

tirano cruel y medio loco que se complacía en profanar <strong>de</strong>liberadamente lo que los<br />

egipcios consi<strong>de</strong>raban sagrado, y en burlarse <strong>de</strong> las costumbres <strong>de</strong> éstos.<br />

Por ejemplo, mientras Cambises estaba en Egipto, los egipcios <strong>de</strong>scubrieron un<br />

toro que presentaba los requisitos, más bien exigentes, que los calificaban como Apis,<br />

manifestación terrenal <strong>de</strong>l dios Osiris. Naturalmente, el toro es un símbolo frecuente <strong>de</strong><br />

fertilidad, y el hallazgo <strong>de</strong> Apis significaba la promesa <strong>de</strong> buenas cosechas y <strong>de</strong> tiempos<br />

felices. Por tradición, Apis era saludado con gran júbilo y se le tributaban honores<br />

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