ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
protectores <strong>de</strong> las artes.<br />
Ptolomeo III continuó con la política <strong>de</strong> favorecer a los judíos. Les concedió la<br />
plena ciudadanía alejandrina, sobre bases iguales a las <strong>de</strong> los griegos (en una época en que<br />
esto se <strong>de</strong>negaba incluso a los egipcios nativos). De hecho, a su vuelta <strong>de</strong> la campaña<br />
contra los Seleúcidas, Ptolomeo III, en el curso <strong>de</strong> un estudiado programa <strong>de</strong> acción <strong>de</strong><br />
gracias hacia todos los dioses <strong>de</strong> los pueblos sobre los que gobernaba, hizo sacrificios, <strong>de</strong><br />
manera a<strong>de</strong>cuada, en el Templo <strong>de</strong> Jerusalén.<br />
Cuando Ptolomeo III murió, en el 221 a. C., Egipto había gozado <strong>de</strong> 111 años <strong>de</strong><br />
gobierno pru<strong>de</strong>nte y beneficioso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el momento en que Alejandro Magno había<br />
aparecido por primera vez en Pelusio. Lo que constituía un récord que difícilmente podía<br />
tener parangón en cualquier época anterior en la que reinaron nativos. Sucesivamente,<br />
Alejandro, Cleomenes y tres Ptolomeos habían salvaguardado la seguridad, prosperidad y<br />
paz interna <strong>de</strong> Egipto.<br />
Pero ahora, los gran<strong>de</strong>s días estaban llegando a su fin una vez más.<br />
El <strong>de</strong>clive <strong>de</strong> los Ptolomeos<br />
Sucesor <strong>de</strong> Ptolomeo III fue Ptolomeo IV, hijo mayor <strong>de</strong>l gran Evérgetes, el cual<br />
se proclamó enseguida a sí mismo Filópater, "el que ama a su padre". Como el primer<br />
acto <strong>de</strong> su reinado consistió en ejecutar a su madre (la Berenice cuya cabellera se recuerda<br />
en los cielos) y a su hermana, el hecho <strong>de</strong> que adoptase el sobrenombre mencionado tiene<br />
un sentido cínico, que oculta una completa carencia <strong>de</strong> amor familiar.<br />
Sin embargo, quizá no fue así. Al faltar documentos completos como los que<br />
tenemos <strong>de</strong> otros acontecimientos históricos, tenemos que basarnos en ocasiones en<br />
habladurías, y la habladuría más proclive a sobrevivir es siempre la más interesante; es<br />
<strong>de</strong>cir, la más chocante.<br />
El nuevo Ptolomeo fue, según parece, un monarca débil, amante <strong>de</strong>l lujo, que <strong>de</strong>jó<br />
el gobierno en manos <strong>de</strong> sus ministros y favoritos. Esto fue especialmente nefasto para<br />
Egipto, pues en el imperio seleúcida acababa <strong>de</strong> subir al trono, en el 223 a. C., un monarca<br />
vigoroso y ambicioso: Antíoco III, hijo menor <strong>de</strong> Seleúco II.<br />
Decidido a hacer pagar las <strong>de</strong>rrotas sufridas por su padre a manos <strong>de</strong> Ptolomeo III,<br />
Antíoco III atacó a Egipto, en la Cuarta Guerra Siria, casi inmediatamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
muerte <strong>de</strong>l gran Ptolomeo. En un primer momento Antíoco III llevó la iniciativa, pero en<br />
el 217 a. C. se enfrentó al grueso <strong>de</strong>l ejército, con el propio Ptolomeo IV a la cabeza, en<br />
Rafia, junto a la frontera egipcia. Ambos bandos poseían elefantes Antíoco tenía elefantes<br />
asiáticos, y Ptolomeo, africanos, más gran<strong>de</strong>s pero menos dóciles. Esta fue la única<br />
batalla en que se enfrentaron ambas especies. Los elefantes asiáticos resultaron<br />
victoriosos, pero el ejército asiático fue <strong>de</strong>rrotado. El ejército egipcio consiguió una<br />
aplastante victoria, y durante algún tiempo pareció que continuaba la suerte <strong>de</strong> los<br />
Ptolomeos.<br />
Sin embargo, presionado por el avance seleúcida, el Gobierno egipcio había<br />
permitido que se armase a los propios egipcios nativos. Esta fue una <strong>de</strong>cisión equivocada.<br />
El dominio ptolemaico no era ya lo que había si en tiempos pasados, y los soldados<br />
egipcios comenzaron a permitirse rebeliones ocasionales, aunque ninguna revistiera<br />
especial gravedad.<br />
Ptolomeo IV y sus ministros trataron <strong>de</strong> mantener la situación. Mientras vivió<br />
Ptolomeo IV, Egipto continuó bajo control, y Antíoco III prefirió ocuparse <strong>de</strong> otros<br />
lugares.<br />
Ptolomeo IV tenía una afición poco usual. Le gustaba construir barcos inmensos,<br />
<strong>de</strong>masiado gran<strong>de</strong>s como para ser <strong>de</strong> alguna utilidad, por su incomodidad y falta <strong>de</strong><br />
maniobrabilidad. El mayor barco que poseía tenía 420 pies <strong>de</strong> longitud y 57 <strong>de</strong> anchura.<br />
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