ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
dinero y palabras melifluas por doquier, y trataron <strong>de</strong> hacer lo posible para suscitar<br />
<strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las líneas asirías. Egipto estaba acumulando cuidadosamente sus<br />
propias fuerzas y esperaba que, <strong>de</strong> algún modo, Asiría corriese hacia el <strong>de</strong>sastre, o se<br />
encontrase <strong>de</strong>masiado ocupada con una u otra cosa como para tener tiempo para Egipto.<br />
Finalmente, cuando el ejército asirio se encontraba asediando Jerusalén, Shabaka<br />
estimó que había llegado la hora <strong>de</strong> combatir y envió a su sobrino Taharka contra<br />
Senaquerib. Los egipcios fueron <strong>de</strong>rrotados, pero la batalla fue dura, y Senaquetib, con un<br />
ejército ya muy <strong>de</strong>bilitado, y ante las noticias <strong>de</strong> rebeliones en su imperio, <strong>de</strong>cidió<br />
retirarse por algún tiempo, y <strong>de</strong>jar la lucha para otra ocasión. Egipto pudo salvarse, y<br />
también Jerusalén se alegró <strong>de</strong> ello, pues había obtenido así otro siglo <strong>de</strong> vida.<br />
Senaquerib fue asesinado en el 681 a. C, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber conseguido reprimir<br />
todos los <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes y <strong>de</strong> haber pacificado salvajemente el Imperio asirio por medio <strong>de</strong>l<br />
terror.<br />
Su hijo, Esarhaddón, pudo permitirse el lujo <strong>de</strong> volver a mirar hacia el exterior. En<br />
buena lógica, había que tomar alguna medida contra Egipto. Mientras se permitiera a<br />
Egipto utilizar su riqueza para fomentar intrigas antiasirias, Asiría tendría que combatir<br />
una revuelta tras otra. De ahí que el rey asirio hiciera marchar a su ejército hacia el oeste.<br />
Por entonces ocupaba el trono egipcio Taharka, y Esarhaddón se habría sentido<br />
complacido <strong>de</strong> tener la oportunidad <strong>de</strong> cruzar su espada con el hombre que había<br />
<strong>de</strong>sbaratado la primera embestida asiria hacia occi<strong>de</strong>nte.<br />
Taharka y sus egipcios pelearon con el coraje <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación. En el 675 a. C.,<br />
<strong>de</strong>rrotaron claramente a los asirios en una batalla, pero esto sólo sirvió para retrasar el<br />
inevitable final. Tras corregir su primer exceso <strong>de</strong> confianza, Esarhaddón volvió a la<br />
lucha con mayor <strong>de</strong>cisión. En el 671 a. C., tomó Menfis y el Delta, y obligó a Taharka a<br />
huir al sur.<br />
Pero Taharka no estaba acabado. Preparó un contraataque y <strong>de</strong>scendió río abajo<br />
<strong>de</strong> la manera más efectiva. Esarhaddón murió en el 668 a. C., antes <strong>de</strong> que pudiera<br />
organizar una nueva expedición; pero su hijo Asurbanipal lo hizo en su lugar. Capturó <strong>de</strong><br />
nuevo Menfis, y, a<strong>de</strong>más, hizo algo que ni los propios hicsos hicieron: perseguir a<br />
Taharka hasta su refugio <strong>de</strong> Tebas.<br />
En el 661 a. C., conquistó y saqueó Tebas, poniendo fin a la dinastía <strong>de</strong> faraones<br />
nubios. Estos continuaron reinando en Nubia durante mil años más, pero su civilización<br />
<strong>de</strong>clinó y su breve siglo <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>za se esfumó para siempre.<br />
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