ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
sus querellas y tendieron a unirse contra el enemigo común.<br />
El breve reinado <strong>de</strong> Juliano, sirvió, sin embargo, para romper el predominio <strong>de</strong> los<br />
arrianos. Bajo el edicto <strong>de</strong> Juliano los obispos católicos pudieron volver <strong>de</strong>l exilio y<br />
ocupar <strong>de</strong> nuevo sus puestos. Incluso Atanasio retornó, como obispo <strong>de</strong> Alejandría<br />
(aunque no por mucho tiempo). Una vez que los católicos se hubieron instalado <strong>de</strong> nuevo<br />
en el imperio, fue muy difícil apartarlos, pues los emperadores posteriores nunca llegaron<br />
a ser tan acérrimos <strong>de</strong>l arrianismo como lo había sido Constancio II.<br />
Para la época en que murió Atanasio, en el 373, el catolicismo se encaminaba ya<br />
hacia la victoria. Y ésta llegó en el 379, cuando Teodosio I, católico tan convencido <strong>de</strong> su<br />
fe como lo había sido el arriano Constancio II, se convirtió en emperador. En el 381,<br />
Teodosio convocó un segundo concilio ecuménico, esta vez en Constantinopla.<br />
El arrianismo fue <strong>de</strong>clarado <strong>de</strong> nuevo fuera <strong>de</strong> la ley, y esta vez todo el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l<br />
Estado respaldaba la <strong>de</strong>cisión. Se les prohibió reunirse a los arrianos y a los miembros <strong>de</strong><br />
las <strong>de</strong>más sectas heréticas, y se les confiscaron sus iglesias. Había acabado la libertad<br />
religiosa para todos los cristianos menos aquellos que adherían a la postura oficial <strong>de</strong> la<br />
Iglesia católica.<br />
Alejandría había vencido <strong>de</strong> nuevo, y esta vez sobre la propia Constantinopla, al<br />
menos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los límites <strong>de</strong>l imperio. (El arrianismo subsistió por lo menos durante<br />
tres siglos en el seno <strong>de</strong> algunas tribus germánicas, que pronto comenzarían a inundar los<br />
dominios <strong>de</strong>l imperio).<br />
Teodosio I se mostró tan duro con los restos <strong>de</strong> paganismo como lo había sido con<br />
los herejes cristianos. En el 382, el coemperador <strong>de</strong> Teodosio en el oeste, Graciano, había<br />
<strong>de</strong>rruido el altar <strong>de</strong> la victoria pagana que se hallaba en el Senado, puesto fin a la<br />
institución <strong>de</strong> las vírgenes vestales, que habían cuidado la llama sagrada durante más <strong>de</strong><br />
mil años, y abolido el título sacerdotal pagano <strong>de</strong> Supremo Pontífice. Asimismo, en el 394,<br />
Teodosio acabó con los Juegos Olímpicos, que habían perdurado casi mil doscientos años<br />
como uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s festejos religiosos <strong>de</strong> los griegos paganos. Más tar<strong>de</strong>, en el 396,<br />
invasores bárbaros (que, por cierto, eran arrianos) <strong>de</strong>struyeron el templo <strong>de</strong> Ceres, junto a<br />
Atenas, y pusieron fin a los Misterios <strong>de</strong> Eleusis, la religión mistérica más venerada por<br />
los griegos.<br />
De todos modos, y <strong>de</strong> alguna forma, subsistieron unos cuantos pobres restos <strong>de</strong><br />
paganismo. En Atenas, filósofos paganos impartían sus lecciones ante auditorios cada vez<br />
menos nutridos en la Aca<strong>de</strong>mia, la escuela que había fundado Platón muy poco tiempo<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l final <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> Oro ateniense.<br />
Tampoco se esfumaron las ancestrales religiones egipcias. Paulatinamente, la<br />
población egipcia había ido sustituyendo a Osiris por Jesús y a Isis por María, y a sus<br />
numerosos dioses por los numerosos santos. Los viejos templos fueron olvidados o<br />
convertidos en iglesias. Que el paganismo estaba sentenciado se vio más claramente en el<br />
391, cuando el Serapeum mismo fue <strong>de</strong>struido en Alejandría, por or<strong>de</strong>n imperial, tras seis<br />
siglos <strong>de</strong> existencia.<br />
Alejandría lo iba a pasar aún peor. El último filósofo pagano <strong>de</strong> importancia que<br />
enseñaba en Alejandría fue Hipatia, una mujer. Cirilo, obispo <strong>de</strong> Alejandría <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 412,<br />
la consi<strong>de</strong>raba un peligro, en parte, por su popularidad, que atraía a numerosos<br />
estudiantes a escuchar sus lecciones sobre filosofía pagana, y en parte, porque era amiga<br />
<strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los funcionarios seculares <strong>de</strong> Egipto, funcionario con el que Cirilo no se llevaba<br />
bien.<br />
Se cree que fue por instigación <strong>de</strong> Cirilo que un grupo <strong>de</strong> monjes mató<br />
brutalmente a Hipatia en el 415 y luego <strong>de</strong>struyó gran parte <strong>de</strong> la biblioteca <strong>de</strong> Alejandría.<br />
El modo en que ciertas facciones <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong>spreciaban y <strong>de</strong>nigraban el saber<br />
mundano fue una ominosa primicia <strong>de</strong>l oscurantismo que pronto se abriría paso y <strong>de</strong>l cual<br />
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