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ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia

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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />

recuperarse, habría significado su fin. Pero cuando el ataque tuvo lugar, Alá pareció<br />

orientarlos para hacerlo en el momento a<strong>de</strong>cuado.<br />

Heraclio subestimó el peligro árabe. Agotado por los sobrehumanos esfuerzos <strong>de</strong><br />

la guerra romano-persa, saciado por la gloria <strong>de</strong> la victoria, aspiraba sólo a la paz y al<br />

<strong>de</strong>scanso en sus últimos años, y estaba <strong>de</strong>cidido a no salir en campaña. Por ello envió a su<br />

hermano, con fuerzas nada a<strong>de</strong>cuadas. Los árabes lo <strong>de</strong>rrotaron y entraron en Damasco en<br />

el 643. Según cuenta la leyenda, Abú Bakr murió ese mismo día y ocupó su puesto Omar,<br />

otro viejo compañero <strong>de</strong> Mahoma.<br />

La <strong>de</strong>rrota inicial <strong>de</strong>l Imperio Romano <strong>de</strong> Oriente conmocionó a Constantinopla,<br />

y un po<strong>de</strong>roso ejército imperial comenzó a avanzar hacia el sur, penetrando en Siria, con<br />

el fin <strong>de</strong> poner las cosas en su sitio. Los árabes se retiraron, abandonando Damasco por el<br />

momento.<br />

Sin embargo, el ejército imperial era sólo po<strong>de</strong>roso en apariencia. Estaba<br />

compuesto mayoritariamente por mercenarios que no estaban seguros <strong>de</strong> cobrar la paga, y<br />

la población monofisita <strong>de</strong> Siria se mostraba indiferente o algo peor. Esta no sabía mucho<br />

sobre los árabes y sobre su recién inventado Islam, fuese lo que fuese, pero sabían con<br />

certeza que odiaban a Constantinopla y a su política religiosa.<br />

El 20 <strong>de</strong> Agosto <strong>de</strong>l 636, pues, se combatió una <strong>de</strong> las batallas <strong>de</strong>cisivas <strong>de</strong> la<br />

historia <strong>de</strong>l mundo. La lucha tuvo lugar a orillas <strong>de</strong>l Yarmúk, río que fluye hacia<br />

occi<strong>de</strong>nte, a través <strong>de</strong> Trans-Jordania, y <strong>de</strong>semboca en el Jordán. La batalla fue dura, y los<br />

árabes retrocedieron una y otra vez ante el empuje <strong>de</strong>l ejército imperial.<br />

Pero, sobre sus caballos y dromedarios, los infatigables árabes siempre lograban<br />

volver a la carga. Y cuando finalmente el ejército imperial se hubo agotado, fue<br />

exterminado casi hasta el último hombre.<br />

La victoria árabe fue <strong>de</strong>finitiva. El Imperio Romano <strong>de</strong> Oriente estuvo casi a la<br />

<strong>de</strong>fensiva durante los ocho siglos que le quedaron <strong>de</strong> vida.<br />

Los árabes se expandieron libremente en las provincias que los acogían con<br />

simpatía, en el mejor <strong>de</strong> los casos, y en el peor, con indiferencia.<br />

En el 638, conquistaron Jerusalén, tras un asedio <strong>de</strong> cuatro meses. Sólo ocho años<br />

antes Heraclio había llevado a la ciudad la Vera Cruz, y toda la cristiandad se había<br />

regocijado; pero ahora se le había escapado <strong>de</strong> nuevo, y esta vez para siempre.<br />

También fue conquistado el resto <strong>de</strong> Siria; y lo mismo sucedió con Mesopotamia,<br />

arrebatada <strong>de</strong> las manos vacilantes <strong>de</strong> los monarcas persas. En efecto, Persia, que había<br />

combatido tan animosamente y con tanta tenacidad contra los romanos, se encontró<br />

<strong>de</strong>sarmada frente a esa nueva fuerza cuya irresistibilidad parecía casi <strong>de</strong>moníaca. Los<br />

persas perdieron una batalla tras otra, y en el 641 ya no fueron capaces <strong>de</strong> ofrecer una<br />

resistencia organizada. La Persia que sólo veinte años atrás parecía haber recuperado su<br />

po<strong>de</strong>r como en los mejores tiempos, cesó <strong>de</strong> existir. A los árabes sólo les quedaba la tarea<br />

<strong>de</strong> ocupar y limpiar, <strong>de</strong> hacer frente a alguna escaramuza ocasional y saquear alguna que<br />

otra ciudad.<br />

Entre tanto, otros ejércitos árabes <strong>de</strong> Siria se volvieron hacia el sur, bajo el mando<br />

<strong>de</strong>l general Amr ibn al-As. En el 640 sus huestes aparecieron ante Pelusio, don<strong>de</strong> en su<br />

día se <strong>de</strong>tuvieran los ejércitos <strong>de</strong> Senaquerib, trece siglos y medio antes.<br />

Tras un mes <strong>de</strong> asedio Amr tomó la ciudad, y como en el caso <strong>de</strong> otros muchos<br />

invasores <strong>de</strong> Egipto, <strong>de</strong> los hicsos en a<strong>de</strong>lante, la primera batalla fue también la última, y<br />

Egipto fue conquistado casi sin lucha.<br />

Heraclio murió en el 641, <strong>de</strong>scansando por fin para siempre, en medio <strong>de</strong>l clamor<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota total, a pesar <strong>de</strong> las victorias <strong>de</strong> la primera mitad <strong>de</strong> su reinado, y al año<br />

siguiente, en el 642, Amr ocupaba Alejandría. Un contraataque imperial proveniente <strong>de</strong>l<br />

mar recuperó por poco tiempo la ciudad —pero sólo por poco tiempo-. Casi mil años <strong>de</strong><br />

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