ISAAC ASIMOV HISTORIA DE LOS EGIPCIOS - Sala de Historia
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Isaac Asimov <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> los egipcios<br />
puñaladas.<br />
Esto parecía ser exactamente lo que había que hacer. Pompeyo estaba muerto y no<br />
podía vengarse. César tendría que estar agra<strong>de</strong>cido y ayudaría entonces a Potino contra la<br />
amenaza <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Cleopatra. Había matado dos pájaros <strong>de</strong> un tiro.<br />
César, con un pequeño contingente <strong>de</strong> cuatro mil hombres arribó a Alejandría<br />
algunos días más tar<strong>de</strong>, <strong>de</strong>cidido a tomar prisionero a Pompeyo y retenerlo, para evitar<br />
que a su alre<strong>de</strong>dor se formase un nuevo ejército. César pensaba también reunir un poco <strong>de</strong><br />
dinero que necesitaba (los generales siempre necesitan dinero) <strong>de</strong> la siempre rica corte <strong>de</strong><br />
Alejandría.<br />
Inmediatamente, Potino le llevó la cabeza <strong>de</strong> Pompeyo y le pidió ayuda contra<br />
Cleopatra. Es posible que César, <strong>de</strong> haber recibido suficiente dinero, lo hubiera ayudado.<br />
Después <strong>de</strong> todo, ¿qué le importaba a él cuál <strong>de</strong> los Ptolomeos gobernaba en Egipto?<br />
Pero nadie contaba con Cleopatra. Tenía una ventaja <strong>de</strong> la que carecía Potino: era<br />
una mujer joven y fascinante. No sabemos cuan hermosa pudo haber sido según los<br />
cánones mo<strong>de</strong>rnos, o si realmente lo fue o no, pues ningún retrato suyo ha llegado hasta<br />
nosotros. Sin embargo, el hecho es que, bella o no, poseía el don <strong>de</strong> atraer y atrapar a los<br />
hombres; era consciente <strong>de</strong> ello.<br />
Por tanto, lo único que tenía que hacer Cleopatra era <strong>de</strong>jar atrás <strong>de</strong> algún modo el<br />
ejército <strong>de</strong> su hermano y presentarse ante César. Tras lo cual estaba segura <strong>de</strong> que lograría<br />
hacerse con el control <strong>de</strong>l asunto. Así, se hizo a la mar en Siria, <strong>de</strong>sembarcó en Alejandría<br />
y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí envió (según la leyenda) una gran alfombra a César. Las fuerzas <strong>de</strong> Potino no<br />
vieron razón alguna para <strong>de</strong>tener el envío, pues no sabían que envuelta en la alfombra<br />
estaba Cleopatra.<br />
La estrategia <strong>de</strong> Cleopatra funcionó a la perfección. El sorprendido César quedó<br />
<strong>de</strong>slumbrado ante la joven que apareció al <strong>de</strong>senrollarse la alfombra. Ella lo convenció <strong>de</strong><br />
la justicia <strong>de</strong> su causa y César or<strong>de</strong>nó que se volviese al acuerdo inicial, es <strong>de</strong>cir, que<br />
Cleopatra y su joven hermano gobernasen juntos.<br />
Esto no satisfizo en absoluto a Potino. Este sabía perfectamente que Egipto no<br />
podía ganar una guerra contra Roma, pero sí resultar vencedor en un enfrentamiento<br />
contra las exiguas fuerzas <strong>de</strong> César. Una vez muerto César habría múltiples<br />
oportunida<strong>de</strong>s para que la oposición a César en Roma se hiciese con el po<strong>de</strong>r, y, en ese<br />
caso, sólo habría elogios y gratitud hacia Potino. Así, más o menos, <strong>de</strong>bió ser su<br />
razonamiento.<br />
En consecuencia, suscitó una rebelión contra César, y durante tres meses el<br />
romano fue sitiado en la isla <strong>de</strong> Faros (la <strong>de</strong>l faro). César pudo mantenerse gracias a su<br />
bravura personal y a la habilidad con que utilizó a sus escasas tropas. (En el transcurso <strong>de</strong><br />
esta pequeña "Guerra Alejandrina" la famosa biblioteca <strong>de</strong> Alejandría resultó gravemente<br />
dañada).<br />
Pero Potino no ganó nada, personalmente, con la rebelión que él mismo había<br />
provocado. Apenas atacaron los egipcios, el dinámico César capturó a Potino y lo mandó<br />
ejecutar.<br />
Finalmente, César recibió refuerzos y los egipcios acabaron siendo <strong>de</strong>rrotados. En<br />
la <strong>de</strong>sbandada consiguiente, el joven Ptolomeo XII trató <strong>de</strong> escapar en una barcaza por el<br />
río Nilo. Esta iba muy cargada y zozobró. Y así acabaron sus días.<br />
César podía, por fin, arreglar sus asuntos en Egipto. Según la historia<br />
generalmente aceptada, César y Cleopatra fueron amantes y aquél <strong>de</strong>cidió mantenerla en<br />
el trono. Sin embargo, una reina <strong>de</strong>bía tener a su lado a un hombre, por lo que César<br />
utilizó a otro hermano <strong>de</strong> Cleopatra, todavía más joven, un muchacho <strong>de</strong> diez años, que<br />
reinó como Ptolomeo XIII.<br />
César no podía permanecer eternamente en Egipto. En Asia Menor se libraba una<br />
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