LAS RELIGIONES - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de
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4) Ni «Cristo», ni «Jesucristo», ni Dios, religión sí: Una <strong>de</strong> las características <strong>de</strong> la posmo<strong>de</strong>rnidad es la<br />
eliminación <strong>de</strong> lo divino. De ahí la primera mitad <strong>de</strong>l eslogan: «Ni Cristo... ni Dios». Es el lanzado por la<br />
masonería irregular cuando rechazó la mención <strong>de</strong>l Gran Arquitecto <strong>de</strong>l Universo en 1877, también por el<br />
budismo, en gran medida por la Iglesia <strong>de</strong> la cienciología, etc. Aunque no crean en Dios, pue<strong>de</strong>n ser catalogadas<br />
como «religión», al menos en el sentido amplio <strong>de</strong> este término.<br />
5) Religión no, lo humano idolatrizado sí: Cuando el hombre margina a Dios, suele ce<strong>de</strong>r a la tentación <strong>de</strong> la<br />
primera pareja humana en el paraíso, aspira a «ser como Dios» (Gén 2,5). En nuestros días el hombre occi<strong>de</strong>ntal u<br />
occi<strong>de</strong>ntalizado se está idolatrando a sí mismo, pero no a todo su yo, sino a alguno <strong>de</strong> sus componentes: la razón,<br />
la raza, el sentimiento, el bienestar interior o biensentirse, las fuerzas ocultas <strong>de</strong> la mente, el placer, etc. Es el<br />
talante <strong>de</strong> los métodos llamados <strong>de</strong>l potencial humano: Dianética, Meditación transcen<strong>de</strong>ntal, Método Silva <strong>de</strong><br />
control mental, etc.<br />
Des<strong>de</strong> la profundidad más o menos oscura, enlodada y <strong>de</strong>sesperanzada <strong>de</strong> este <strong>de</strong>scenso en una especie <strong>de</strong><br />
pozo, el hombre actual siente como la necesidad <strong>de</strong> levantar la mirada hacia arriba, hacia la Luz y la Felicidad con<br />
el «corazón <strong>de</strong>sasosegado hasta que repose en Dios» (AGUSTÍN, Confesiones). A<strong>de</strong>más, otras causas <strong>de</strong> vigencia<br />
perenne pue<strong>de</strong>n llevar al hombre a marginar, olvidar y hasta negar la existencia <strong>de</strong> Dios, por ejemplo:<br />
-el silencio <strong>de</strong> Dios ante el mal y los males: Epicuro, Albert Camus y su novela La peste, etc.;<br />
- el silencio <strong>de</strong> Dios y su consiguiente «eclipse» ha resonado mucho más fuerte por las gran<strong>de</strong>s catástrofes que<br />
han afectado a la humanidad en el s. XX (dos guerras mundiales, las <strong>de</strong>portaciones masivas, los campos <strong>de</strong><br />
concentración, los millones <strong>de</strong> muertos por obra <strong>de</strong>l nazismo, comunismo ruso y chino, etc.), las tremendas <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s<br />
socioeconómicas, así como su conocimiento inmediato mediante los mo<strong>de</strong>rnos medios <strong>de</strong><br />
comunicación en la «al<strong>de</strong>a global» que es la tierra;<br />
- la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> lo religioso como «opio <strong>de</strong>l pueblo» o una escenografía montada para que la masa <strong>de</strong> los<br />
pobres no se rebele, sino que aguante la opresión en el más acá <strong>de</strong> la muerte como narcotizados por la ilusión <strong>de</strong><br />
un paraíso en el más allá: Critias (s. v a.C.) y probablemente también el historiador Polibio (s. II a.C.), el<br />
marxismo, etc.;<br />
- Dios como objetivación <strong>de</strong> las aspiraciones humanas, que los hombres habrían proyectado fuera <strong>de</strong> sí,<br />
objetivándolas en un ser Absoluto: Evemero (s. IV a.C.), L. Feuerbach (s. XIX d.C.), etc.;<br />
- la incoherencia entre las creencias religiosas y la vida que conduce no a vivir como se cree, sino a creer como<br />
se vive al margen <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> sus mandamientos, etc.<br />
¿Ateísmo o idolatría?<br />
En nuestro tiempo ha sonado la hora <strong>de</strong>l ateísmo en cuanto fenómeno masivo. Pero todo lo que llega a ser en<br />
un estadio tardío <strong>de</strong> la humanidad pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser, ya que no es connatural al hombre, aunque <strong>de</strong>sconocemos el<br />
tiempo durante el cual los creyentes <strong>de</strong>berán convivir con los ateos. A<strong>de</strong>más, el ateísmo es un fenómeno no<br />
originario, <strong>de</strong>rivado, e incluso una forma religiosa alternativa, sustitutoria, o, lo que es lo mismo, no existe el<br />
ateísmo puro ni los ateos propiamente tales. Tiene razón el genial novelista ruso Fedor Dostoievski: «El hombre<br />
no pue<strong>de</strong> vivir sin arrodillarse... Si rechaza a Dios, se arrodilla ante un ídolo <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra, <strong>de</strong> oro o simplemente<br />
imaginario. Todos esos son ¡idólatras, no ateos; idólatras es el nombre que les cuadra» . Si se niega la existencia<br />
<strong>de</strong> la divinidad e incluso cuando se lucha contra ella y contra cualquier manifestación religiosa (antiteísmo), se<br />
talla la imagen <strong>de</strong> un ídolo.<br />
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