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LAS RELIGIONES - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de

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La Tierra y la vegetación: su simbología religiosa y <strong>de</strong>ificación<br />

El miembro <strong>de</strong> la religiosidad telúrica veneró a la Tierra en cuanto numinosa, divina, pero muy pronto se<br />

extasió ante el maravilloso e inesperado alumbramiento -anual y puntualmente repetido- <strong>de</strong> la vegetación en<br />

las primaveras <strong>de</strong> todas las regiones templadas. Tras el silencio helador <strong>de</strong>l invierno, en el cual tiene la voz<br />

el viento y la cellisca, el gran director <strong>de</strong> la orquesta cósmica marca, casi con brusquedad, un tiempo más<br />

que allegro. Y la naturaleza estalla en una sinfonía fantástica <strong>de</strong> riachuelos, hojas, flores, trinos <strong>de</strong> las aves,<br />

afán genésico <strong>de</strong> los animales, etc., por doquier. Aunque pueda extrañar, el tema telúrico, obra <strong>de</strong> geniales<br />

intuiciones, palpita en la literatura <strong>de</strong> todos los tiempos e idiomas. La religiosidad telúrica llegó <strong>de</strong> modo<br />

preferente a lo divino a través <strong>de</strong> esta eclosión maravillosa <strong>de</strong> la primavera/resurgimiento-vida y <strong>de</strong> su<br />

alternancia con el invierno/muerte.<br />

a)Su representación teriomórfica o animal<br />

Baste señalar las dos figuraciones principales <strong>de</strong> la diosa madre Tierra: la serpiente y el toro.<br />

1)La serpiente. La religiosidad telúrica personificó y <strong>de</strong>ificó la vegetación, representándola primeramente en<br />

forma <strong>de</strong> animal, sobre todo <strong>de</strong> la llamada «hija <strong>de</strong> la tierra» por los autores greco-latinos: la serpiente,<br />

animal telúrico por antonomasia, pues inverna aletargada/como muerta en las entrañas <strong>de</strong> la tierra, en<br />

primavera, cambiada «la camisa/piel» o revivida, sale <strong>de</strong> la tierra y se arrastra sobre ella, incapaz <strong>de</strong> andar<br />

y <strong>de</strong> volar. La serpiente, en cuanto epifanía y encarnación <strong>de</strong> lo telúrico, ha <strong>de</strong>jado su huella más o menos<br />

marcada en toda el área geográfica que pue<strong>de</strong> llamarse indomediterránea, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Occi<strong>de</strong>nte<br />

europeo atlántico hasta el valle <strong>de</strong>l Indo, también en torno al mar Caribe, el Mediterráneo americano, y en<br />

no pocas zonas tropicales y subtropicales, en todos los lugares europeos, asiáticos, africanos, americanos y<br />

australianos en los que la cultura y religiosidad telúrica tuvo o conserva su vigor.<br />

Los aztecas contaban con Coatlicue = «serpiente con falda», Cilmacóatl = «la mujer <strong>de</strong> las serpientes», y<br />

Quetzalcóatl, inicialmente serpiente, más tar<strong>de</strong> joven héroe <strong>de</strong> los toltecas/aztecas, un poco al estilo <strong>de</strong> los<br />

jóvenes dioses mistéricos. En cuanto a estos rasgos, a esta <strong>de</strong>idad azteca pue<strong>de</strong> ser asimilada la maya<br />

Kukulkán, «la serpiente <strong>de</strong> plumas», si bien en ambas aparecen entreverados con otros <strong>de</strong> signo celeste. La<br />

presencia <strong>de</strong> la serpiente en varios grupos <strong>de</strong> negros americanos actuales es <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia africana: los<br />

yoruba, originarios <strong>de</strong> Nigeria (asentados en Cuba, isla Trinidad y sobre todo en Brasil); los bantúes,<br />

autóctonos <strong>de</strong> tres cuartas partes <strong>de</strong> África (los implantados <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el norte al sur <strong>de</strong> América: <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Luisiana hasta Río <strong>de</strong> la Plata provienen <strong>de</strong> Camerún, Guinea Ecuatorial, Congo, Angola; los asentados hoy<br />

en Brasil, Haití, etc., proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> Benín. Origen beniniano tiene también el vudú haitiano, etc.).<br />

En la serpiente aparece concentrada y como reflejada una gran porción <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> la diosa telúrica, en<br />

concreto la relacionada con:<br />

- La fertilidad agraria por su condición <strong>de</strong> símbolo y epifanía <strong>de</strong> la vegetación, brotada <strong>de</strong>l seno o entrañas<br />

<strong>de</strong> la tierra. Incluso en la escritura egipcia el jeroglífico significativo <strong>de</strong>l color «ver<strong>de</strong>» = «vegetales, fertilidad,<br />

etc.», es la figura esquematizada <strong>de</strong> una serpiente. De esta figura proviene la letra «n».<br />

- La fecundidad humana en sus distintas manifestaciones: la generación y la esterilidad, la sexualidad y la<br />

virginidad, el cambio <strong>de</strong> sexo. En la religiosidad telúrica la fecundidad es expresión <strong>de</strong> la vida que se<br />

transmite, termina en el ser engendrado y nacido, en la nueva vida, muchísimo más que en lo erótico y<br />

sexual <strong>de</strong>l acto generativo.<br />

-- La salud. El rito <strong>de</strong> la incubación (acto <strong>de</strong> dormir sobre el suelo en lugar sagrado) se realiza siempre en<br />

templos <strong>de</strong> <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s telúricas, sobre todo <strong>de</strong> Asclepio (Esculapio entre los romanos), Anfiarao, etc. Quien,<br />

dormido así, soñaba que una <strong>de</strong> las serpientes <strong>de</strong>l santuario (Epidauro, etc.) le lamía la herida, quedaba<br />

curado. Así lo atestiguan varios exvotos y sus inscripciones. En el 420, tras la gran peste, Asclepio fue<br />

entronizado solemnemente en Atenas, representado por una serpiente. Hasta que se terminó <strong>de</strong> construir<br />

su gran templo, fue guardada en la casa <strong>de</strong>l gran poeta trágico Sófocles. Por su vinculación con Asclepio,<br />

patrono <strong>de</strong> la medicina, la serpiente figura todavía hoy en el sello/emblema <strong>de</strong> la farmacia.<br />

- La subsistencia tras la muerte. Tierra (origen «terreno» <strong>de</strong> lo fisico <strong>de</strong>l hombre), existencia sobre la<br />

superficie terrestre y «en-terramiento» o sepultura <strong>de</strong> lo físico-humano <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tierra y subsistencia <strong>de</strong>l<br />

espíritu/alma tras la muerte en la mansión colectiva <strong>de</strong> los muertos, ubicada en las entrañas <strong>de</strong> la tierra,<br />

<strong>de</strong>scriben el circulo completo que recorren los creyentes en la religiosidad telúrico-mistérica. Dada esta<br />

mentalidad y la vinculación <strong>de</strong> la serpiente con el origen <strong>de</strong> la vida (fecundidad), con la vida misma, con la<br />

salud y con la tierra, no extraña la relación <strong>de</strong> la serpiente con el alma en su vida tras la muerte. En las<br />

sepulturas <strong>de</strong> los personajes famosos (Escipión, etc.) había una serpiente consi<strong>de</strong>rada como el soporte <strong>de</strong><br />

su alma. Abundan los relieves funerarios en los que el alma aparece encarnada en la serpiente o, al menos,<br />

simbolizada por ella en actitud <strong>de</strong> beber el líquido puesto en un recipiente.<br />

La mántica o adivinación. La tierra es llamada «madre <strong>de</strong> los sueños (Hornero, Eurípi<strong>de</strong>s, etc.) y «la primera<br />

en ejercer funciones mánticas» en el oráculo griego más celebre y concurrido, el <strong>de</strong> Delfos (Esquilo,<br />

Euméni<strong>de</strong>s)<br />

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