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LAS RELIGIONES - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de

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- Las ofrendas. No me refiero al ajuar hallado en los sepulcros megalíticos: colgantes, collares con cuentas<br />

<strong>de</strong> hueso, piedra, ámbar, vidrio, etc.; anillos, etc., que pertenecen <strong>de</strong> ordinario a los enterrados. Hablo <strong>de</strong> las<br />

hachas que no pue<strong>de</strong>n ser sino votivas a juzgar por su material (arcilla, a veces recubiertas con una fina<br />

capa <strong>de</strong> bronce, generalmente muy gran<strong>de</strong>s, encontradas en sepulcros megalíticos daneses, suecos, etc.) y<br />

su tamaño generalmente diminuto. Se trata <strong>de</strong> ofrendas <strong>de</strong> viandas: carne sobre todo <strong>de</strong> cerdo (doméstico y<br />

<strong>de</strong> jabalí), también <strong>de</strong> bóvido, cérvido, perro, grulla, etc., que <strong>de</strong> ordinario no se<br />

quemaban como en sacrificio. Hay otras ofrendas <strong>de</strong> instrumentos usados antes <strong>de</strong> la muerte por los<br />

difuntos en su vida profesional y en la ordinaria: hachas <strong>de</strong> tamaño normal, mazas, cuchillos <strong>de</strong> sílex y <strong>de</strong><br />

pizarra, vasijas <strong>de</strong> cerámica que con frecuencia contienen las ofrendas (a veces huesos <strong>de</strong> un cadáver),<br />

vasos, cilindros <strong>de</strong> piedra utilizados en la lucha cuerpo a cuerpo, martillos pétreos, incluso sillas plegables<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> fresno (túmulo <strong>de</strong> GuldhÓj, etc.). Parece como si los muertos necesitaran <strong>de</strong> alimentos e<br />

instrumentos, como si la vida <strong>de</strong>l más allá <strong>de</strong> la muerte fuera una proyección <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l más acá. En época<br />

más bien tardía hay residuos <strong>de</strong> fuego que, en unos casos, parecen <strong>de</strong>berse a la cremación <strong>de</strong> los<br />

cadáveres, en otros al holocausto <strong>de</strong> las ofrendas. En varias sepulturas megalíticas la ofrenda real es<br />

sustituida por la figura <strong>de</strong> los animales «sacrificados» simbólicamente (bueyes sin cabeza, etc.) en arcilla,<br />

etc. Hay también naves (100 naves en lámina <strong>de</strong> oro, encajadas unas en otras en una vasija: tesoro <strong>de</strong> Nors<br />

en Jutlandia o región continental <strong>de</strong> Dinamarca), a veces pintadas. ¿Son una alusión a la nave necesaria<br />

para pasar al más allá, anticipo <strong>de</strong> la nave <strong>de</strong> Caronte?<br />

b) La diosa madre Tierra y las piedras megalíticas. La piedra, la roca, por sí misma se relaciona con la<br />

tierra, <strong>de</strong> cuyas entrañas o seno sale al mismo tiempo que simboliza la perennidad, la perma<br />

nencia, frente a la precariedad, caducidad, <strong>de</strong> lo corporal, físico, <strong>de</strong>l hombre. La piedra es, permanece, no<br />

está sometida al <strong>de</strong>sarrollo externo e interno <strong>de</strong> los vegetales y animales en cambio continuado, ni tampoco<br />

al fluir, <strong>de</strong>venir continuo <strong>de</strong>l agua. La piedra pue<strong>de</strong> ser muy bien la epifanía lítica, como la serpiente lo es<br />

zoológica. Si la tierra es creída numinosa, divina, la epifanía lítica o pétrea se transformará en su hierofanía<br />

y teofanía. Piénsese en la roca <strong>de</strong> Pesinunte (Asia Menor), epifanía y encarnación <strong>de</strong> la Cibeles, diosa<br />

telúrico-mistérica, así como en el origen neolítico, tal vez megalítico, <strong>de</strong> la «Piedra negra» <strong>de</strong> la Caaba,<br />

venerada en La Meca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tiempo inmemorial, ya antes <strong>de</strong> Mahoma.<br />

Obsérvese, a<strong>de</strong>más, que la piedra participa también <strong>de</strong> otra dimensión <strong>de</strong> la tierra, a saber, la<br />

antropogónica u origen <strong>de</strong>l hombre. Al explicar el origen <strong>de</strong>l hombre, la aparición y formación <strong>de</strong>l primer ser<br />

humano, las antropogonías <strong>de</strong> la antigüedad, tanto la bíblica (Gén 2,7) como las extrabíblicas 33, suponen<br />

una materia preexistente, generalmente la tierra húmeda, la tierra/agua, mo<strong>de</strong>lada en forma humana por la<br />

acción <strong>de</strong> ordinario alfarera <strong>de</strong> la divinidad y la insuflación <strong>de</strong> un algo divino. No obstante, alguna variante<br />

hace proce<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las piedras al hombre, aunque no suele tratarse <strong>de</strong>l primer hombre. Y eso no sólo los<br />

gigantes, «hijos <strong>de</strong> la tierra» y a veces pétreos, sino cualquier ser<br />

humano. Sin duda, pue<strong>de</strong> erigirse en paradigma <strong>de</strong> esta concepción el I<br />

mito <strong>de</strong> Deucalión y Pirra. Deucalión es hijo <strong>de</strong> Prometeo, el que<br />

ascendió al Olimpo y arrebató el fuego a Hefesto y la luz <strong>de</strong> la inteligencia a Palas Atenea para darle al<br />

hombre el progreso técnico y la racionalidad, por medio <strong>de</strong> los cuales ha llegado a dominar la tierra. Zeus,<br />

enojado con los hombres <strong>de</strong>l tiempo <strong>de</strong> Deucalión, los castigó con un diluvio, <strong>de</strong>l cual se libró en una barca<br />

sólo Deucalión, advertido por su padre, y su esposa Pirra. Cuando el agua bajó, fueron a consultar al<br />

oráculo <strong>de</strong> Delfos qué <strong>de</strong>bían hacer para «reparar el daño causado al género humano». Deucalión,<br />

«postrado en tierra y besada la peña» (vrs. 376), formuló su <strong>de</strong>seo a la diosa Temis, hija <strong>de</strong> la Tierra y su<br />

sucesora en la función oracular en Delfos. Ella le respon<strong>de</strong>: «... Arrojad a vuestra espalda los huesos <strong>de</strong><br />

vuestra gran madre» (vs. 383). Se resisten a hacerlo por enten<strong>de</strong>rlo en sentido literalísimo. Pero caen en la<br />

cuenta <strong>de</strong> que «la gran madre es la tierra; los huesos <strong>de</strong> su cuerpo son la piedras», que, arrojadas hacia<br />

atrás, se convierten en hombres o en mujeres según las lanzara Deucalión o Pirra 34. Es sintomático que<br />

algunas <strong>de</strong>ida<strong>de</strong>s telúrico-mistéricas nazcan <strong>de</strong> una «roca» fecundada por un dios, por ejemplo: la roca<br />

Agdo, que adoptó la forma <strong>de</strong> diosa Madre, <strong>de</strong> la cual y <strong>de</strong> Zeus habría brotado Agdistis (similar a Cibeles),<br />

vinculada también al dios Atis 3s.<br />

El relato mítico <strong>de</strong> Deucalión/Pirra pue<strong>de</strong> remontarse al tiempo <strong>de</strong>l megalitismo. Al menos ayuda a<br />

compren<strong>de</strong>r su hipotética mentalidad, a saber, la vinculación <strong>de</strong> las piedras con la tierra y con el origen <strong>de</strong>l<br />

hombre, su participación <strong>de</strong> las virtualida<strong>de</strong>s telúricas, a saber, su condición numinosa, su relación con la<br />

fertilidad, con la fecundidad y con la subsistencia <strong>de</strong>l alma tras la muerte. Lo confirman varios indicios<br />

convergentes en la misma dirección, por ejemplo: la sepultura individual <strong>de</strong>l Neolítico Antiguo en Villamayor<br />

<strong>de</strong> Calatrava (Ciudad Real) en forma <strong>de</strong> útero con el esqueleto colocado en posición fetal 36, la estatua<br />

megalítica <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra con la vulva acentuada (Irlanda); la estatua femenina sentada representativa <strong>de</strong> la<br />

gran Diosa, y las esculturas <strong>de</strong> mujeres echadas <strong>de</strong> costado --<strong>de</strong> piedra- (¿sacerdotisas en trance?)<br />

encontradas en los numerosos templos (más <strong>de</strong> 17) <strong>de</strong> Malta; los menhires antropomorfos o <strong>de</strong> figuración<br />

humana, generalmente femenina <strong>de</strong> rasgos similares (Tare, Gard, Aveyron, Ker<strong>de</strong>val en Finistére,<br />

Guernesey, Fivizzano cerca <strong>de</strong> Génova, Almizaraque, etc.). Su representación queda a veces reducida al<br />

triángulo, presente ya en el paleolítico (Gavrinis, Mané Luz, diversos monumentos megalíticos <strong>de</strong> la<br />

Península Ibérica, etc.). Una <strong>de</strong>formación suya pue<strong>de</strong>n ser los losanges, que es una <strong>de</strong> las figuras<br />

esquemáticas más frecuentes en el megalitismo y un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l doble triángulo unido en el vértice. De<br />

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