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LAS RELIGIONES - FUNDACIÓN OBRA CULTURAL Roger de

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ahí que ésta haya sido una <strong>de</strong> las interpretaciones <strong>de</strong> la doble hacha como el triángulo <strong>de</strong>l hacha sencilla en<br />

cuanto a su sentido originario. ¿Tienen alguna relación con esto tantas dobles hachas votivas halladas en<br />

los monumentos micénicos? 31. En fin, «ya que la estructura tectónica <strong>de</strong> Stonehenge parece implicar<br />

también la función <strong>de</strong> un observatorio astronómico para precisar equinoccios, etc., en or<strong>de</strong>n a la elaboración<br />

<strong>de</strong> un calendario, es probable que las distintas fiestas estuvieran relacionadas con el paso <strong>de</strong> una a otra<br />

estación» 38. Stonehenge (Salisbury, sur <strong>de</strong> Inglaterra) permitía precisar la salida y la puesta tanto <strong>de</strong>l sol<br />

como <strong>de</strong> la luna, el solsticio <strong>de</strong> invierno y <strong>de</strong> verano, etc. «Un or<strong>de</strong>nador electrónico ha permitido calcular<br />

cuáles eran en 1500 a.C. la posición <strong>de</strong>l sol, <strong>de</strong> la luna y <strong>de</strong> las estrellas en relación con la llanura <strong>de</strong><br />

Salisbury, justificando la situación <strong>de</strong> cada par <strong>de</strong> piedras...» (C. Renfrew, o.c. 240). Estos y otros datos<br />

confirman la vinculación <strong>de</strong> lo megalítico con la vegetación, con la alternancia muerte/vida, con la<br />

subsistencia tras la muerte y, en general, con lo telúrico.<br />

La revolución cultural y religiosa <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> los Metales<br />

Los metales trabajados, o sea, no en su estado natural -si se dan así-, sino adaptados a las necesida<strong>de</strong>s y<br />

gustos <strong>de</strong> los hombres, aparecen ya en torno al 3500 a.C. en Mesopotamia; bastante más<br />

tar<strong>de</strong> en la mitad occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong> la cuenca mediterránea. Pero la sustitución <strong>de</strong> la piedra por el metal recorrió<br />

un camino sinuoso y muy lento. Tal vez pueda <strong>de</strong>cirse que el uso <strong>de</strong> los metales se generalizó alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l<br />

año 2000 a.C.<br />

La metalurgia, o sea, la Edad <strong>de</strong> los Metales, apareció cuando el hombre <strong>de</strong>scubrió que el bronce calentado<br />

(a 1.200° C) se fun<strong>de</strong>, pue<strong>de</strong><br />

vaciarse en el mol<strong>de</strong> <strong>de</strong>seado o prefabricado, que, una vez enfiiado, se hace tan duro o más que la piedra y<br />

que se le pue<strong>de</strong> sacar filo <strong>de</strong> modo que sea más cortante que la mejor hacha <strong>de</strong> piedra pulimentada o neolítica,<br />

es <strong>de</strong>cir, que servía para hacer instrumentos útiles y armas eficaces. Mientras que la transformación<br />

<strong>de</strong> la piedra o <strong>de</strong>l hueso está condicionada por ella misma, la <strong>de</strong>l cobre fundido <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> sólo <strong>de</strong>l mol<strong>de</strong>.<br />

Para realizar con cierto <strong>de</strong>sahogo el trabajo metalúrgico fue necesario <strong>de</strong>scubrir que el cobre, dada su<br />

rareza en estado natural, pue<strong>de</strong> producirse calentando <strong>de</strong>terminadas piedras o tierras cristalinas por medio<br />

<strong>de</strong>l carbón vegetal, inventar hornos, tenazas, fuelles (las primeras pruebas directas <strong>de</strong> ellos datan <strong>de</strong>l 1600),<br />

crisoles, mol<strong>de</strong>s, etc. Realmente la metalurgia fue una verda<strong>de</strong>ra revolución en la agricultura (el arado, la<br />

rueda <strong>de</strong> metal, hachas, etc.). Ya son relativamente frecuentes las centros urbanos y la consiguiente<br />

formación <strong>de</strong> las unida<strong>de</strong>s étnico-políticas en torno a la figura <strong>de</strong>l «rey» <strong>de</strong> naturaleza sagrada en una<br />

ciudadfortaleza («acrópolis» en Grecia) y su entorno, ahora diríamos «provincia, ente autonómico» (Atenas-<br />

Ática, Roma-el Lacio, etc.). La elaboración <strong>de</strong>l cobre tuvo, sin duda, connotaciones religiosas, probablemente<br />

también mágicas. Piénsese que no falta el dios <strong>de</strong> la fragua en las religiones <strong>de</strong> los pueblos<br />

indoeuropeos: Hefesto (Grecia), Vulcano (Roma), etc. La importancia <strong>de</strong> la profesión metalúrgica, que es la<br />

<strong>de</strong> estos dioses, que a la vez son sus patronos, explica que, a pesar <strong>de</strong> su fealdad congénita y <strong>de</strong> su cojera,<br />

fueran bellísimas las tres esposas que le atribuyen diversas versiones <strong>de</strong> la mitología clásica: Cárites =<br />

«Gracias», la más joven <strong>de</strong> las tres Gracias y AfroditaNenus, la diosa <strong>de</strong> la belleza y <strong>de</strong>l amor.<br />

Pero la expresión <strong>de</strong> lo religioso ha cambiado <strong>de</strong> signo. Lo telúrico queda oficialmente como sepultado,<br />

subterráneo. Así seguirá hasta unos siglos antes <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> Cristo, cuando rebrota en forma <strong>de</strong> los<br />

misterios o religiones mistéricas. Ahora predomina lo solar, lo celeste. Los emblemas solares <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> los<br />

enterramientos (generalmente <strong>de</strong> valor simbólico, votivo, por su diminuto tamaño) y fuera <strong>de</strong> ellos, a saber,<br />

discos radiantes, ruedas, etc., e incluso carros <strong>de</strong>l sol (en Trundholm en Dinamarca, etc.) van proliferando<br />

durante la Edad <strong>de</strong>l Bronce. Aunque en casi nada es posible seguir una dirección rectilínea, se creía y se<br />

sigue creyendo que «el ritual colectivo fue la forma <strong>de</strong> enterramiento en el Calcolítico 39, con sus raíces en<br />

el Neolítico, y prolongándose en el tiempo, <strong>de</strong> forma más o menos <strong>de</strong>cidida, según las zonas, durante parte<br />

<strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Bronce». «Al final <strong>de</strong>l Calcolítico, cuando tiene lugar el inicio <strong>de</strong>l fenómeno campaniforme, se<br />

¡ni-<br />

ciaría la <strong>de</strong>scomposición <strong>de</strong>l ritual colectivo en beneficio <strong>de</strong>l individual, que será la característica dominante<br />

durante la Edad <strong>de</strong>l Bronce» (J. Francisco Fabián García, o. c., 106, 125). Pero los últimos <strong>de</strong>scubrimientos,<br />

como indica el mismo autor, «no hacen sino complicar lo que parecía un hecho admitido por todos» (o. c.,<br />

125). A<strong>de</strong>más, hay que distinguir la diferenciación terminológica, <strong>de</strong>finida con claridad por A. Armendáriz y<br />

F. Etxeberría, entre «enterramiento colectivo por acumulación» <strong>de</strong> los enterrados en tiempos distintos y el<br />

«enterramiento colectivo simultáneo» a la hora <strong>de</strong> la datación <strong>de</strong> la simbología religiosa, etc., <strong>de</strong> los<br />

elementos hallados en la tumba colectiva: dolmen, cueva sepulcral, galería sepulcral <strong>de</strong> una cueva, etc. Al<br />

final <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong>l Bronce se generaliza la incineración.<br />

El fuego solar, el fuego <strong>de</strong> las fraguas, el fuego <strong>de</strong>l hogar, etc., aúnan su simbología y hasta sus<br />

dimensiones cultuales, religiosas. La función <strong>de</strong>l fuego, obra <strong>de</strong> los hombres, se vincula a la metalurgia, así<br />

como a la agricultura, etc., en doble vertiente: la profana y la religiosa. Las hogueras <strong>de</strong> San Juan y el fuego<br />

<strong>de</strong> Navidad (solsticios <strong>de</strong> verano e invierno), todavía vigentes al menos en el plano folclórico e incluso más<br />

que folclórico 4°, hun<strong>de</strong>n aquí sus raíces. La progresiva <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l sol, que parece va pereciendo<br />

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