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TRABAJO Y FAMILIA

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<strong>TRABAJO</strong> Y <strong>FAMILIA</strong>: HACIA NUEVAS FORMAS DE CONCILIACIÓN CON CORRESPONSABILIDAD SOCIALLas mujeres sonlas primeras en serdespedidas en momentosde crisis en tanto que elalto desempleo femeninono conlleva al mismo tipode respuestas que un alzadel desempleo masculino.MITO B: Las mujeres constituyen una fuerza de trabajo secundaria y su salarioes sólo una ayuda al presupuesto familiarLa noción de la mano de obra femenina como secundaria se estructura en tornoa la idea de que tanto el ingreso como el desempeño de la mujer en el mercadolaboral están determinados por los papeles que ocupa en la esfera doméstica; y quees menos importante que el trabajo del hombre jefe de hogar (Abramo, 2007). Estaconcepción contribuye a desvalorizar el trabajo de las mujeres y tiene una serie deconsecuencias en materia de políticas públicas y comportamientos privados. Unaderivación de esto es que sus ingresos son considerados como un complementoy, por lo tanto, mucho más prescindibles que los del hombre. En consecuencia, ybajo este supuesto, las mujeres son las primeras en ser despedidas en momentosde crisis en tanto que el alto desempleo femenino no conlleva al mismo tipo derespuestas que un alza del desempleo masculino.Además del concepto “fuerza de trabajo secundaria”, persisten en el imaginarioempresarial y social nociones tradicionales respecto al desempeño de hombres ymujeres que suponen diferencias de habilidades, productividad y compromisosen materia laboral. Estos supuestos contaminan las prácticas de reclutamiento ylos sistemas de remuneración, que son claramente desfavorables para las mujeres(Abramo, Godoy y Todaro, 1998).La figura del trabajador de tiempo completo (hombre) y con familia a cargo refuerzala percepción que tienen los hombres de sí mismos como proveedores másque como cuidadores. Sus obligaciones se centran en su aporte familiar (recursoseconómicos y derechos de seguridad social), en tanto los derechos relativos al cuidado–licencias por nacimiento de hijos, servicios de atención infantil– se asocianal trabajo de las mujeres. Esta división entre la esfera productiva y reproductivaconstituye uno de los ejes de las identidades masculina y femenina.Diversos estudios muestran que en la mayoría de los hombres está presente lapercepción de que su papel de proveedor los exime de buena parte de las tareasdomésticas, de crianza o cuidado de adultos mayores. De acuerdo a estudios realizadosen diversos países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú,la posición de los hombres no es homogénea y es posible identificar diferenciasen el grado de aceptación de la idea del trabajo remunerado de las mujeres 5 . Deacuerdo con Faur (2006), un primer grupo está conformado por hombres jóvenes,de mayor nivel educativo. Ellos reconocen que el trabajo es un derecho de la mujer5 Al respecto, ver entre otros, Faur (2006); Bruschini (2008); Olavarría y Parrini (2000); Faur (2006) y Fuller (1998).72

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