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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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123<strong>en</strong>t<strong>en</strong>derán sin perjuicio de la facultad de los Estadosmiembros de financiar el servicio público de radiodifusión<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que la financiación se concedaa los organismos de radiodifusión para llevar a cabo lafunción de servicio público tal como haya sido atribuida,definida y organizada por cada Estado miembro, y<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> que dicha financiación no afecte a lascondiciones del comercio y de la compet<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> laComunidad <strong>en</strong> un grado que sea contrario al interéscomún, debi<strong>en</strong>do t<strong>en</strong>erse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta la realización dela función de dicho servicio público» (Unión Europea,1997).Por tanto, queda meridianam<strong>en</strong>te clara la utilidadde los organismos reguladores indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes y losb<strong>en</strong>eficios que éstos pued<strong>en</strong> reportar. Algunos derechosreconocidos <strong>en</strong> la Constitución, como el derechoal honor, a la intimidad, a la propia imag<strong>en</strong> o la protecciónde la juv<strong>en</strong>tud y de la infancia, colisionan <strong>en</strong>ocasiones con la libertad de expresión, consagrada <strong>en</strong>el artículo 20 de la Carta Magna. En España, la jurisprud<strong>en</strong>ciadel Tribunal Constitucional ha t<strong>en</strong>dido históricam<strong>en</strong>tea implantar una interpretación amplia ypermisiva del derecho a la libertad de expresión. Sinembargo, esto no significa que el ejercicio de dichoderecho sea ilimitado. Una libertad acaba donde empiezaotra y, por eso, el derecho a la libertad de expresióndebe respetar determinados derechos individuales,así como garantizar la protección de colectivosobjeto de salvaguardia, como la infancia o la juv<strong>en</strong>tud.El Consell de l’Audiovisual de Catalunya ti<strong>en</strong>e la potestadde retirar cualquier cont<strong>en</strong>ido que at<strong>en</strong>te contracualquiera de estos derechos o que viole la protecciónde la infancia o de la juv<strong>en</strong>tud. Precisam<strong>en</strong>te, esta potestades el c<strong>en</strong>tro de las críticas de los opositores a laexist<strong>en</strong>cia de organismos de regulación audiovisual.© ISSN: 1134-3478 • Páginas 119-1243. Argum<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> contra de la regulación audiovisualEl artículo 20.4 de la Constitución especifica: «Estaslibertades (derecho de expresión) ti<strong>en</strong><strong>en</strong> su límite<strong>en</strong> el respeto a los derechos reconocidos <strong>en</strong> este título,<strong>en</strong> los preceptos de las leyes que lo desarroll<strong>en</strong> y,especialm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el derecho al honor, a la intimidad,a la propia imag<strong>en</strong> y a la protección de la juv<strong>en</strong>tud yde la infancia». A pesar de esta apreciación, algunaspersonalidades y colectivos sigu<strong>en</strong> anatematizando laexist<strong>en</strong>cia de consejos audiovisuales y claman contra elat<strong>en</strong>tado que supone, según ellos, este tipo de regulaciónaudiovisual. Del argum<strong>en</strong>to que dio EsperanzaAguirre para justificar la supresión del Consejo Audiovisualde Madrid –«La presid<strong>en</strong>ta consideraba antidemocráticoque un órgano político tuviera capacidadpara decidir sobre la veracidad y objetividad de lasinformaciones» (Gómez, 2006)– se despr<strong>en</strong>de un tinteclaram<strong>en</strong>te neoliberal. La pret<strong>en</strong>sión de este colectivodesregulador es lograr reducir al mínimo el papel de laAdministración <strong>en</strong> los asuntos de la «res pública».Sin embargo, no sólo repres<strong>en</strong>tantes de gruposconservadores han alzado la voz contra la regulaciónaudiovisual. A pesar de que el presid<strong>en</strong>te de la Federaciónde Asociaciones de la Pr<strong>en</strong>sa de España (FAPE)y la Asociación de la Pr<strong>en</strong>sa de Madrid (APM), FernandoGonzález Urbaneja, es favorable a la exist<strong>en</strong>ciade un Consejo Audiovisual a nivel estatal, no se muestratan <strong>en</strong>tusiasta cuando se refiere a la ampliación decompet<strong>en</strong>cias que la ley del audiovisual catalana (G<strong>en</strong>eralitatde Cataluña, 2005) dispuso para el CAC. SegúnUrbaneja, el control de aspectos relacionados conel artículo 20 de la Constitución y relacionados con lalibertad de expresión y sus límites resulta «inquietante»(El Mundo, 29-03-06).Por lo tanto, el principal argum<strong>en</strong>to que sosti<strong>en</strong><strong>en</strong>todos aquéllos que se opon<strong>en</strong> frontalm<strong>en</strong>te a la regulaciónaudiovisual es la salvaguarda de la libertad deexpresión. Estos colectivos defi<strong>en</strong>d<strong>en</strong> que, <strong>en</strong> el casode que se produzca alguna actuación punible <strong>en</strong> elejercicio de la libertad de expresión por parte de algúnmedio, debe ser el Tribunal Constitucional qui<strong>en</strong> resuelvaacerca del posible litigio.4. A modo de conclusiónLa situación europea de la regulación audiovisualno deja lugar a ninguna duda: España constituye unaanomalía <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>o de la UE <strong>en</strong> cuanto a la exist<strong>en</strong>ciade organismos de regulación audiovisual. DesdeGrecia hasta Italia, todos los países del <strong>en</strong>torno comunitariopose<strong>en</strong> consejos audiovisuales indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes.Los argum<strong>en</strong>tos a favor de la regulación son tantosy tan sólidos y los argum<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> contra son tan pocosy tan débiles que la negativa constante y sistemáticasólo puede ser <strong>en</strong>t<strong>en</strong>dida como un desafío al sistemademocrático por parte de colectivos que pret<strong>en</strong>deranteponer sus intereses al bi<strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral.Todos los derechos, incluso el más sagrado, ti<strong>en</strong><strong>en</strong>unos límites. El de expresión no constituye una excepción.Las descalificaciones personales o los at<strong>en</strong>tadoscontra la imag<strong>en</strong> no pued<strong>en</strong> caer nunca <strong>en</strong> la impunidad.Por eso, es importante que exista un organismo,como el CAC o el Consejo del Audiovisual de Andalucía,que salvaguarde los derechos individuales.Durante la próxima legislatura podría aprobarsefinalm<strong>en</strong>te la Ley del Audiovisual, que solucionaría, deuna vez por todas, la <strong>en</strong>démica car<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>oaudiovisual español.<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008

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