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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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28<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008al «iPhone»– vuelve a poner <strong>en</strong>tre signos de interrogaciónel futuro de los sistemas comunicacionales preced<strong>en</strong>tes.¿Sustitución de unos espacios y medios por otros?Jean-Claude Passeron, Pierre Bourdieu y UmbertoEco señalaban hace cuatro décadas que todas las alteracionescomunicacionales ti<strong>en</strong>d<strong>en</strong> a producir exasperaciónapocalíptica. Como ocurre, también, con otroscambios abruptos de hábitos. Al referirse a las culpasatribuidas a la televisión por las desv<strong>en</strong>turas de la Humanidad<strong>en</strong> los años ses<strong>en</strong>ta, Bourdieu y Passeron recordabanla respuesta del editor de León Bloy, décadasantes, cuando éste le preguntó por qué sus libros no sev<strong>en</strong>dían: «Qué quiere, querido amigo, <strong>en</strong> estos tiempos,con la bicicleta» (Bourdieu y Passeron, 1975: 44).Aun para un sociólogo tan perspicaz como Bourdieu,que <strong>en</strong> aquel artículo de 1963, «Sociología de lamitología y mitología de la sociología» (Bourdieu y Passeron,1963), supo advertir los riesgos de la «semicompr<strong>en</strong>sión»de las innovaciones mediáticas por analogíacon otros acontecimi<strong>en</strong>tos transformadores, lefue difícil al final de su carrera elaborar explicacionesadecuadas de los cambios g<strong>en</strong>erados por la televisión.Los pocos textos que dedicó a los medios audiovisuales<strong>en</strong> su caudalosa bibliografía y la casi aus<strong>en</strong>cia de las<strong>pantallas</strong> mediáticas <strong>en</strong> sus estudios sobre consumocultural revelan que <strong>en</strong> su obra las industrias culturalesno tuvieron un lugar equival<strong>en</strong>te al que iban ganando<strong>en</strong> la sociedad francesa.Las confer<strong>en</strong>cias sobre la televisión, que Bourdieudio a través de ese medio <strong>en</strong> marzo de 1996, fueronprotestas contra la pérdida del papel del periodismoescrito. Opuso tajantem<strong>en</strong>te los periódicos que dan‘news’ a la información televisiva que ofrece ‘views’: laampliación de la audi<strong>en</strong>cia, basada según él <strong>en</strong> la apelacióna los s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> vez de dirigirse «a las estructurasm<strong>en</strong>tales del público» (Bourdieu, 1996: 52),le parecía simple imposición de la lógica comercial.En vez de explorar los cambios tecnológicos y comunicacionales,y experim<strong>en</strong>tar cómo podían trasmitirsep<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>tos a través de las redes electrónicas, supres<strong>en</strong>tación televisiva rechazó los recursos estilísticosde ese medio. Explicaba <strong>en</strong> el prefacio del libro <strong>en</strong> elque recogió los textos de las confer<strong>en</strong>cias: «Para poner<strong>en</strong> primer plano lo es<strong>en</strong>cial, es decir el discurso, a difer<strong>en</strong>cia(o a la inversa) de lo que se practica habitualm<strong>en</strong>te<strong>en</strong> la televisión, he elegido, de acuerdo con eldirector, evitar toda búsqueda formal de <strong>en</strong>cuadre y el<strong>en</strong>foque, y r<strong>en</strong>unciar a las ilustraciones –extractos deprogramas, facsímiles de docum<strong>en</strong>tos, estadísticas,etc.– que además de que hubieran tomado un tiempoprecioso, habrían <strong>en</strong>turbiado sin duda la línea de unaexposición que quería ser argum<strong>en</strong>tativa y demostrativa»(Bourdieu, 1996: 67). Además de negarse a usarlos recursos audiovisuales de este medio de comunicación,dedicó la mitad de su primera confer<strong>en</strong>cia a despreciarlas obras que son escritas «para asegurar invitacionesa la televisión» (Bourdieu, 1996: 11) y losprocedimi<strong>en</strong>tos mediáticos que colocó como antinómicosdel trabajo intelectual: la dramatización, la espectacularizaciónque lleva a interesarse por lo extraordinario,«la búsqueda de exclusividad» y la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>ciaa describir-prescribi<strong>en</strong>do sobre qué y cómo sedebe p<strong>en</strong>sar (Bourdieu, 1996: 18-20). El sociólogo, <strong>en</strong>cambio, busca «volver extraordinario lo ordinario»,susp<strong>en</strong>der el s<strong>en</strong>tido común, porque «las produccionesmás altas de la Humanidad, las matemáticas, lapoesía, la literatura, la filosofía, todas esas cosas han sidoproducidas contra el equival<strong>en</strong>te de la medición dela audi<strong>en</strong>cia, contra la lógica del comercio» (Bourdieu,1996: 29).2. La diversificación de las audi<strong>en</strong>cias actualesA mediados de la década pasada, cuando Bourdieupronunció estas confer<strong>en</strong>cias televisadas, ya existíasufici<strong>en</strong>te investigación <strong>en</strong> comunicaciones comopara compr<strong>en</strong>der de modo más complejo las relaciones<strong>en</strong>tre textos e imág<strong>en</strong>es, libros y <strong>pantallas</strong>, funcionesintelectuales y lúdicas <strong>en</strong> los l<strong>en</strong>guajes mediáticos.En suma, la interacción de las audi<strong>en</strong>cias con los mediosescritos y con las <strong>pantallas</strong>. A principios del pres<strong>en</strong>tesiglo, la converg<strong>en</strong>cia digital está replanteando loque aún quedaba <strong>en</strong> un s<strong>en</strong>tido común letrado o <strong>en</strong>las rústicas concepciones comunicacionales de la manipulaciónaudiovisual sobre la homog<strong>en</strong>ización de lospúblicos, su pasividad y las disyuntivas maniqueas <strong>en</strong>trep<strong>en</strong>sar y s<strong>en</strong>tir.Una de las distinciones básicas es la que correspondehacer <strong>en</strong>tre las audi<strong>en</strong>cias formadas <strong>en</strong> la época«gut<strong>en</strong>berguiana» o <strong>en</strong> la digital. Los estudios sobrecomunicación han debatido <strong>en</strong> qué medida influy<strong>en</strong> lafamilia, la escuela y los medios <strong>en</strong> la formación de losgustos. En la actualidad, es decisivo agregar a esas difer<strong>en</strong>ciasla pregunta de si los hábitos culturales seestructuraron predominantem<strong>en</strong>te a través de la escriturao el acceso digital. Condicionami<strong>en</strong>tos parecidosno g<strong>en</strong>eran gustos ni comportami<strong>en</strong>tos semejantes <strong>en</strong>qui<strong>en</strong>es se socializaron <strong>en</strong> la lectura, <strong>en</strong> la época de latelevisión o de Internet. Además de los contextos socioeconómicosy educativos, las conductas personalesse des<strong>en</strong>vuelv<strong>en</strong> según la naturaleza de las esc<strong>en</strong>asformativas originarias.Las políticas empresariales y públicas se muev<strong>en</strong>con distinta capacidad de gestionar estas difer<strong>en</strong>cias.© ISSN: 1134-3478 • Páginas 27-32

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