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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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77ación, la producción y la transformación. Y esta escritura,necesariam<strong>en</strong>te, ya no debe p<strong>en</strong>sarse de acuerdocon los parámetros de la lógica escritural, sino comoev<strong>en</strong>to y proceso dialógico, de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro, de puesta<strong>en</strong> común no siempre armoniosa, y de construcciónsocial. Porque la formación subjetiva es precisam<strong>en</strong>teeso (McLar<strong>en</strong>, 1998): desnaturalización del yo que es«leído y escrito», y construcción del yo, articulado <strong>en</strong>un «nosotros», que lee y escribe increm<strong>en</strong>tando su autonomía.Notas1 De hecho, la forma es un molde o una horma. Lo que trae otrasdiscusiones aparejadas: ¿existe una forma prefigurada <strong>en</strong> la formación(eso que, por ejemplo, Aristóteles llamaba «causa ag<strong>en</strong>te»)? Ysi existiera, ¿dónde está el ag<strong>en</strong>te: d<strong>en</strong>tro o fuera de sí? Las respuestaspued<strong>en</strong> ser múltiples; para los empiristas (Home y Locke,por ejemplo) está fuera: la experi<strong>en</strong>cia da forma al ser; para Kant,<strong>en</strong> cambio, exist<strong>en</strong> formas sintéticas a priori, indep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>tes de laexperi<strong>en</strong>cia. Y luego, la pregunta acerca de quién forma: ¿el maestro?,¿yo mismo?, ¿el grupo?, ¿la cultura?, ¿la clase social?, ¿el partido?,¿la pantalla?2 El s<strong>en</strong>tido de la interpelación está <strong>en</strong> su capacidad de produciruna sutura, ya que no finaliza <strong>en</strong> el hecho de que el sujeto sea convocado,sino que resulte «investido» <strong>en</strong> la posición que se lo convoca,se lo posiciona o se lo emplaza. Y esa sutura debe ser p<strong>en</strong>sadacomo una articulación, no como un proceso unilateral (lo que haceque nos alejemos de p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> términos de «dominación» y decididam<strong>en</strong>tep<strong>en</strong>semos <strong>en</strong> procesos de hegemonía, de mediación).3 Convi<strong>en</strong>e agregar que si el cuerpo es el lugar de la carne <strong>en</strong> el quese inscribe el significado, esa inscripción opera (<strong>en</strong> el proceso id<strong>en</strong>tificatorio)a través de mecanismos de exclusión, de marcas <strong>en</strong> loscuerpos, que no son sólo señales materiales o simbólicas, sino queademás esas marcas conti<strong>en</strong><strong>en</strong> una matriz preformativa: significan(<strong>en</strong> el otro) la marca de la sospecha, la anomalía, la peligrosidad ola cond<strong>en</strong>a (marcas que incesantem<strong>en</strong>te se produc<strong>en</strong> <strong>en</strong> las <strong>pantallas</strong>).Es decir, el cuerpo carga con el establecimi<strong>en</strong>to de una jerarquíaviol<strong>en</strong>ta, donde supuestam<strong>en</strong>te hay sólo difer<strong>en</strong>cias (por ejemplo,<strong>en</strong> los pares: varón/mujer, blanco/aboríg<strong>en</strong>, adulto/jov<strong>en</strong>, heterosexual/homosexual,etc.). Es decir, todas las id<strong>en</strong>tidades actúanpor medio de la exclusión, a través de la construcción discursiva deun afuera constitutivo y la producción de sujetos marginados (deella), que apar<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te quedan al marg<strong>en</strong> del campo de lo simbólicoy lo repres<strong>en</strong>table (Butler, 2003).4 Los conjuntos textuales interpeladores constituy<strong>en</strong> modelos decompr<strong>en</strong>sión para las audi<strong>en</strong>cias. Todos esos modelos, sin embargo,son diversos y contradictorios. Unos son evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te hegemónicos(como la CNN o TN y el Grupo Clarín, que ha aportado a una«tinellización», haci<strong>en</strong>do de «Bailando por un sueño» la contracara–invisibilizada– del arrebato de tierras del conductor, MarceloTinelli, a familias mapuche de la zona de Esquel). Otros, por diversosmotivos, pose<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido contrahegemónico o, al m<strong>en</strong>os, propon<strong>en</strong>difer<strong>en</strong>tes modelos de compr<strong>en</strong>sión que podemos caracterizarcomo formativos (como los canales Telesur o Encu<strong>en</strong>tro –señal delMinisterio de Educación de Arg<strong>en</strong>tina– o las producciones comunitariasy populares que pugnan por hacer pública la propia voz y lapropia imag<strong>en</strong>). Cualquiera que sea el s<strong>en</strong>tido de los modelos decompr<strong>en</strong>sión, detrás de ellos está el problema del espacio públicocomo esc<strong>en</strong>ario de disputas por el significado y de constitución deactores sociales.Refer<strong>en</strong>ciasBOURDIEU, P. (1991): El s<strong>en</strong>tido práctico. Madrid, Taurus.BUENFIL, R. (1993): Análisis de discurso y educación. México,DIE-CINVESTAV.BUTLER, J. (2003): Cuerpos que importan. 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