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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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74<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008características de la tradición escolarizante. En especialcuando las estrategias educativas de recepción–sobre todo televisiva– pret<strong>en</strong>d<strong>en</strong> recuperar el espacioperdido por la hegemonía escolar por la vía de la críticaal desord<strong>en</strong> cultural, <strong>en</strong>t<strong>en</strong>diéndolo como deformación,o por la vía del disciplinami<strong>en</strong>to de la <strong>en</strong>trada deuna cultura desc<strong>en</strong>trada a una conci<strong>en</strong>cia que se forme<strong>en</strong> el ord<strong>en</strong> de lo culto. De ahí que <strong>en</strong> muchas estrategiasde lectura crítica de medios sea posible observarla prefiguración de una racionalidad instrum<strong>en</strong>tal,controladora y ord<strong>en</strong>adora de la lectura.En muchas experi<strong>en</strong>cias, «conci<strong>en</strong>cia crítica»parece aludir a cierto rechazo del nuevo «s<strong>en</strong>sorium»,de la polisemia y las discontinuidades propias de laimag<strong>en</strong>, de la multivocidad de la cultura audiovisual,del drama del reconocimi<strong>en</strong>to conjugado por la expresividadcultural y la interpelación televisiva, <strong>en</strong>tre otrascosas. Las propuestas repres<strong>en</strong>tan el giro hacia lo subjetivoy hacia las acciones de los ag<strong>en</strong>tes, a través de laidea de difer<strong>en</strong>tes foros, como ámbitos de negociaciónde significados de carácter crítico. La idea de los forosfrecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te está <strong>en</strong>marcada <strong>en</strong> la noción de comunidadesideales de comunicación, con lo que aludea la interacción y la decisión racional <strong>en</strong> base a la informacióny la transpar<strong>en</strong>cia, ya que esas comunidadesson «racionales», como lo señala Armand Mattelart(1997). De este modo, se desestiman, por lo g<strong>en</strong>eral,aquellos aspectos ligados a la razón s<strong>en</strong>sible; unamanera de aproximarse a lo real <strong>en</strong> su más fluida complejidad,que permite destacar el papel de lo afectivo,de las interacciones y de lo subjetivo, de lo imaginarioy lo lúdico <strong>en</strong> la relación <strong>en</strong>tre audi<strong>en</strong>cias y <strong>pantallas</strong>(Maffesoli, 1997).Sin embargo, antes que discutir los alcances y s<strong>en</strong>tidosde la interv<strong>en</strong>ción pedagógica <strong>en</strong> la relación<strong>en</strong>tre audi<strong>en</strong>cias (o receptores) y <strong>pantallas</strong>, es necesarioconsiderar la dim<strong>en</strong>sión formativa de las <strong>pantallas</strong>.1.1. ¿En qué s<strong>en</strong>tido hablamos de formación?En el campo de la Pedagogía no es s<strong>en</strong>cillo <strong>en</strong>contrarun acuerdo sobre el significado de «formación».Tradicionalm<strong>en</strong>te se ha considerado que «la formaciónes la culminación del proceso [educativo]: la conformaciónpersonal del ser <strong>en</strong> el desarrollo de su formapropia, que tamiza todo lo que pasa a través suyo»(Nassif, 1958). Esto es, la formación indicaría un producto,un estado de llegada; el hecho de dar forma(imag<strong>en</strong>, figura) a algo o algui<strong>en</strong> 1 .Va a resultarnos relevante, aunque fuera análogam<strong>en</strong>te,la aportación de los «cultural studies» sobre estetema. Raymond Williams (1994) se refiere a la formacióncomo una forma de organización y autoorganizacióna la vez, ligada a la producción cultural, quesi bi<strong>en</strong> está articulada con la institución, no está determinadapor ella. Como tal, es esa zona porosa y relacionalque se produce <strong>en</strong>tre la exterioridad y la interioridad.O como sosti<strong>en</strong>e Thompson (1989), «la formaciónes un proceso activo [y un producto siempreinacabado] que se debe tanto a la acción como al condicionami<strong>en</strong>to».Es una mediación donde los condicionami<strong>en</strong>tosproduc<strong>en</strong> la acción, pero la acción incide<strong>en</strong> los condicionami<strong>en</strong>tos.Vale aclarar que, para nuestro análisis, condicionami<strong>en</strong>tono sólo es lo que se ve <strong>en</strong> la pantalla, comosi fuera un m<strong>en</strong>saje aislado. En cuanto «conjunto textualinterpelador», la pantalla –a condición de ser consideradacomo discurso mediático y no como pantallaaislada– remite a otros textos «<strong>en</strong> pantalla» y a otrostextos fuera de ella, que se articulan <strong>en</strong> la acción de«estar fr<strong>en</strong>te a la pantalla» y <strong>en</strong> los procesos de recepcióno de «audi<strong>en</strong>ciación». Esos textos se constituy<strong>en</strong>,a su vez, <strong>en</strong> la articulación de dos situaciones: 1) laprecompr<strong>en</strong>sión subjetiva, inserta <strong>en</strong> un campo de significacióno <strong>en</strong> un sistema de s<strong>en</strong>tido, para utilizar lanoción de F. Parkin (Morley, 1996) que es socioculturaly colectivo; 2) la textualidad televisiva, inserta <strong>en</strong>una intertextualidad, donde la producción, para la audi<strong>en</strong>cia,nunca es aislada, ni inaugural ni individual,como la lectura o recepción.Lo que resulta relevante aquí es que aquello quese muestra <strong>en</strong> pantalla constituye, cada vez, una interpelaciónque a su vez se pres<strong>en</strong>ta como conjunto textual,articulada con id<strong>en</strong>tificaciones o reconocimi<strong>en</strong>tossubjetivos. Esta zona de articulación posee, <strong>en</strong> cuantotal, una dim<strong>en</strong>sión innegablem<strong>en</strong>te formativa.1.2. La interpelación <strong>en</strong> las <strong>pantallas</strong> (como conjuntostextuales)Necesitamos ahora de un concepto comunicacional/educativoque permita compr<strong>en</strong>der la relevanciaformativa de las <strong>pantallas</strong>, pero que también sirva comorefer<strong>en</strong>cia de la interv<strong>en</strong>ción pedagógica <strong>en</strong> larelación audi<strong>en</strong>cias/<strong>pantallas</strong>. Optamos por asumir lanoción que propone la pedagoga mexicana Bu<strong>en</strong>fil(1993) que se inscribe <strong>en</strong> la línea del análisis políticodel discurso y <strong>en</strong> el concepto de «ideología» de LouisAlthusser. Ella sosti<strong>en</strong>e que «lo que concierne específicam<strong>en</strong>tea un proceso educativo consiste <strong>en</strong> que, apartir de una práctica de interpelación, el ag<strong>en</strong>te seconstituya como un sujeto de educación activo incorporandode dicha interpelación algún nuevo cont<strong>en</strong>idovalorativo, conductual, conceptual, etc., que modifiquesu práctica cotidiana <strong>en</strong> términos de una transformacióno <strong>en</strong> términos de una reafirmación más fun-© ISSN: 1134-3478 • Páginas 73-77

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