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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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45requerían una serie ritual de procedimi<strong>en</strong>tos paramant<strong>en</strong>er iluminada una habitación, y otra completam<strong>en</strong>te«natural» para mí, superpuesta por las paredescon cables que terminaban <strong>en</strong> un interruptor que simplem<strong>en</strong>tecon ser oprimido iluminaba sin residuos dehumo o mayores aspavi<strong>en</strong>tos, todo el espacio. Desdeluego que esos «botones» ayudaron a cambiar el modode relación <strong>en</strong> casa de la abuela. Y así transformaronel sistema de abastecimi<strong>en</strong>to de <strong>en</strong>ergía (poco a poco,conforme se ext<strong>en</strong>dió el uso y la adaptación de lascasas y negocios a la electricidad, se extinguieron tambiénlos v<strong>en</strong>dedores ambulantes de petróleo) y sereconfiguró el mobiliario y los instrum<strong>en</strong>tos que dep<strong>en</strong>díande ese flujo invisible de <strong>en</strong>ergía que «dabaluz», permitía escuchar la radio, oír música, licuar másrápido las salsas, batir masa para pasteles y hacer agujeros<strong>en</strong> la pared con más velocidad y precisión quecon un «demodé» y manual berbiquí.Desde la aparición de la luz eléctrica y su progresivaconquista de las habitacionesy espacios de trabajo, laNunca como hoy, <strong>en</strong> esta etapa del capitalismo mundial,convi<strong>en</strong>e compr<strong>en</strong>der a la tecnología como un vector, estoes, como una fuerza con dirección, que ti<strong>en</strong>e orig<strong>en</strong> y destinosy que g<strong>en</strong>era desplazami<strong>en</strong>tos de difer<strong>en</strong>tes magnitudes,temporalidades e int<strong>en</strong>sidades.producción de la vida cotidianade la sociedad se modificó.No t<strong>en</strong>go refer<strong>en</strong>cia precisa decuándo com<strong>en</strong>zaron las <strong>pantallas</strong>de pequeñas dim<strong>en</strong>sionesa multiplicarse <strong>en</strong> la vida. Perosabemos que el inicio del sigloXX (<strong>en</strong> realidad desde 1896)com<strong>en</strong>zó a verse como «normal»la pres<strong>en</strong>tación de «vistas»,de películas con imág<strong>en</strong>es <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to portodo el país.De esc<strong>en</strong>as y secu<strong>en</strong>cias ejemplares, poco después<strong>en</strong> las exhibiciones de cine se pasó a la narración dehistorias: unas fantásticas, otras de amor, otras de terror.El universo abierto que podíamos imaginar <strong>en</strong> lalectura de libros, se com<strong>en</strong>zó a estandarizar por mediaciónde las <strong>pantallas</strong>. Sin lugar a dudas, la composiciónde la vida colectiva y <strong>en</strong> especial de las repres<strong>en</strong>tacionesque nos hacíamos de ella, se com<strong>en</strong>zarona transformar.T<strong>en</strong>emos pocos estudios específicos <strong>en</strong> México dela magnitud de las transformaciones de esa interacción<strong>en</strong>tre la tecnología y los universos de repres<strong>en</strong>tacionesdel amor, de la maldad, del miedo, del humor, de lamisma pres<strong>en</strong>cia de los otros (Gómez, 2005; 2007).Pero t<strong>en</strong>emos aún m<strong>en</strong>os estudios sobre la forma <strong>en</strong>que las <strong>pantallas</strong> pequeñas, como dispositivos adicionalesde retroalim<strong>en</strong>tación visual nos acompañan <strong>en</strong> lavida cotidiana y ti<strong>en</strong><strong>en</strong> una eficacia cognitiva y perceptualescasam<strong>en</strong>te docum<strong>en</strong>tada (Maass y González,2005; Grodal, 1994).Las <strong>pantallas</strong>, poco a poco, por su propia capacidadde repres<strong>en</strong>tar gráficam<strong>en</strong>te y <strong>en</strong> movimi<strong>en</strong>to losev<strong>en</strong>tos, se han vuelto casi omnipres<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> nuestrasociedad.En la vida laboral, <strong>en</strong> la academia, <strong>en</strong> la calle, <strong>en</strong>el mercado, <strong>en</strong> la seguridad pública, <strong>en</strong> los viajes, <strong>en</strong>las computadoras, <strong>en</strong> la comunicación <strong>en</strong>tre pares, lamediación de la pantalla es hoy <strong>en</strong> día, omnipres<strong>en</strong>te.La g<strong>en</strong>te prefiere mirar los ev<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> <strong>pantallas</strong>. Algocuasi mágico sucede con ellas.Hace pocos días estaba dando una charla <strong>en</strong> uncongreso y detrás de mí había una gran pantalla quetransmitía por televisión y webcasting mi pres<strong>en</strong>tación.La mayor parte de la audi<strong>en</strong>cia de ese auditorio, apesar de estar <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>te del pon<strong>en</strong>te, miraba la imag<strong>en</strong>de la pantalla, como lo hac<strong>en</strong> los asist<strong>en</strong>tes al fútbolcuando existe una megapantalla <strong>en</strong> el estadio. La capacidadde las <strong>pantallas</strong> para atrapar el biotiempo esasombrosa. Lo mismo <strong>en</strong> los teléfonos celulares que<strong>en</strong> las cámaras digitales, <strong>en</strong> las operaciones más detalladasde la microcirugía, <strong>en</strong> los diagnósticos por resonanciamagnética, <strong>en</strong> los teleporteros, y <strong>en</strong> la vigilanciadel tráfico, <strong>en</strong> fin, <strong>en</strong> todas las esferas de la vida contemporánea,la mediación de las <strong>pantallas</strong> nos cercapor todos lados.Las propias industrias de la cultura, con la modulación«apantallante» 3 del <strong>en</strong>tret<strong>en</strong>imi<strong>en</strong>to cambiaronsus criterios sobre la calidad y r<strong>en</strong>tabilidad de sus productos:no importa si sabe o no cantar bi<strong>en</strong>, sino quese vea bi<strong>en</strong>.Este rasgo fue uno de los varios hallazgos de nuestrotrabajo colectivo sobre la relación <strong>en</strong>tre tel<strong>en</strong>ovelasy sociedad <strong>en</strong> México. En este estudio fuimos docum<strong>en</strong>tandoel hecho de que d<strong>en</strong>tro de una sociedaddoméstica con una muy débil sociedad civil, <strong>en</strong> vez delos cafés o la pr<strong>en</strong>sa, el principal medio de metabolizaciónde la vida colectiva, además de la religión, se volvióla televisión (González, 1998).<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008© ISSN: 1134-3478 • Páginas 43-48

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