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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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16<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008bién ritmos y tonos. Y si miramos desde el otro lado, elde las culturas cotidianas de las mayorías, lo que <strong>en</strong>contramoses un panorama bastante movido también.Reducidas a analfabetismo e incultura, las culturas orales,sonoras y visuales de las mayorías sigu<strong>en</strong> si<strong>en</strong>dodesconocidas tanto por la escuela como por la ciudadletrada. Desvalorización y exclusión que apuntan acontrolar toda alteridad que desestabilice el ord<strong>en</strong> vig<strong>en</strong>tede los saberes y las narraciones <strong>en</strong> nuestra sociedad.Pero la subordinación de las oralidades, sonoridadesy visualidades al ord<strong>en</strong> de la letra sufre actualm<strong>en</strong>teuna erosión creci<strong>en</strong>te e imprevista que se origina,de un lado, <strong>en</strong> la des-localización y diseminaciónde los «tradicionalm<strong>en</strong>te modernos» circuitos del saber,y de otro, <strong>en</strong> los nuevos modos de producción ycirculación de los l<strong>en</strong>guajes y escrituras que emerg<strong>en</strong> através de la tecnicidad electrónica, y especialm<strong>en</strong>te deInternet.Sólo un interesado mal<strong>en</strong>t<strong>en</strong>dido puede estarnosimpidi<strong>en</strong>do reconocer que sociedad multicultural significahoy –especialm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> <strong>América</strong> Latina– no sólola exist<strong>en</strong>cia de la diversidad étnica, racial o de género,sino también aquella otra heterog<strong>en</strong>eidad que seconfigura <strong>en</strong>tre los indíg<strong>en</strong>as de la cultura letrada y losde la cultura oral, la audiovisual y la digital. Culturas<strong>en</strong> el más fuerte de los s<strong>en</strong>tidos, puesto que <strong>en</strong> ellasemerg<strong>en</strong> y se expresan muy difer<strong>en</strong>tes modos de ver yde oír, de p<strong>en</strong>sar y de s<strong>en</strong>tir, de participar y subvertir.Reivindicar la exist<strong>en</strong>cia de la cultura oral o la videoculturano significa <strong>en</strong> modo alguno el desconocimi<strong>en</strong>tode la vig<strong>en</strong>cia que conserva la cultura letrada <strong>en</strong> lasociedad a través, particularm<strong>en</strong>te, de las institucionesde la educación formal, sino empezar a desmontar supret<strong>en</strong>sión de ser la única cultura digna de ese nombre<strong>en</strong> nuestra híbrida contemporaneidad.2. Revisitando a Walter B<strong>en</strong>jaminEn una confer<strong>en</strong>cia dictada <strong>en</strong> París <strong>en</strong> 1934, yrecogida luego <strong>en</strong> «Essais sur Bertolt Brech», bajo el títulode «L’auteur comme producteur», B<strong>en</strong>jamin (1996:111) afirma: «Nos hallamos <strong>en</strong> el corazón de un <strong>en</strong>ormeproceso de refundición de las formas de literatura,<strong>en</strong> el que numerosas oposiciones desde las cuales estamoshabituados a p<strong>en</strong>sar pued<strong>en</strong> estar perdi<strong>en</strong>do vig<strong>en</strong>cia».Y <strong>en</strong>tre los muchos obstáculos que impid<strong>en</strong>compr<strong>en</strong>der y asumir esa refundición sobresale el dualismoque opone autor a lector, justam<strong>en</strong>te cuando elque lee está presto a convertirse <strong>en</strong> algui<strong>en</strong> que escribe.Pues por lo que atravesaba ya la sociedad de esetiempo era un movimi<strong>en</strong>to de desplazami<strong>en</strong>to de lalectura/escritura desde el ámbito de la especializaciónprofesional al de la literalización de las condiciones devida, que v<strong>en</strong>ían a dar la palabra al trabajo mismo, estoes, a transformar el estatuto social del autor <strong>en</strong> el deproductor, replanteanteando radicalm<strong>en</strong>te la oposición<strong>en</strong>tre autor y lector. El otro obstáculo/prejuicioseñalado por B<strong>en</strong>jamin, particularm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>tre los intelectuales,es la barrera <strong>en</strong>tre la escritura y la imag<strong>en</strong>. Amediados de los años treinta, B<strong>en</strong>jamin incitaba ya a losescritores a hacer uso de la fotografía superando laconcepción burguesa de las compet<strong>en</strong>cias como barreras<strong>en</strong>tre esas dos fuerzas productivas, pues «el desarrollotécnico es para el autor como productor la basede su desarrollo político» (B<strong>en</strong>jamin, 1969: 120). Y elloes igualm<strong>en</strong>te pertin<strong>en</strong>te <strong>en</strong> lo que concierne a las tecnologíasde reproducción de la música –disco, radio,cine sonoro– <strong>en</strong> su capacidad de transformar la funciónde la forma del concierto, esto es de suprimir laoposición <strong>en</strong>tre productores y auditores.Avizorando lo que la fotografía y la música <strong>en</strong>trañabanya de mutación, B<strong>en</strong>jamin es aun más radical:estamos ante una masa <strong>en</strong> fusión de nuevas formas,pero cuya significación es contradictoria. Pues de unlado, ellas se prestan a su uso como mero objeto deconsumo, y aun peor <strong>en</strong> el caso de la fotografía, a unuso capaz de convertir <strong>en</strong> objeto de consumo hasta lalucha contra la miseria, con lo que esas técnicas setransforman <strong>en</strong> mero dispositivo de excitación. Pero,como lo había planteando Brecht, es posible susp<strong>en</strong>derel efecto de excitación para que esas técnicas setransform<strong>en</strong> <strong>en</strong> algo completam<strong>en</strong>te distinto, <strong>en</strong> dispositivode cuestionami<strong>en</strong>to y de estimulación social. Lasusp<strong>en</strong>sión de la excitación, o el «principio de interrupción»,de distanciami<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> Brecht, es puesto <strong>en</strong>relación por B<strong>en</strong>jamin con ese otro dispositivo nuevoque organiza la escritura del film, de la radio y la fotografía:el montaje. Es <strong>en</strong> el montaje donde se anudanlos cambios de los géneros y las formas literarias conlas transformaciones de la técnica.La apuesta formulada por B<strong>en</strong>jamin no podía sermás desafiante <strong>en</strong> aquellos tiempos y más certera paralos nuestros: se trata de la necesidad de una lecturacrítica de lo social, no sólo liberada del reduccionismoy el determinismo, sino vuelta capaz de iluminar la experi<strong>en</strong>ciamisma del vivir social <strong>en</strong> su más honda trama:la de la creatividad. Pues lo que el trastorno y refundiciónde las escrituras pon<strong>en</strong> <strong>en</strong> crisis es el acostumbradoord<strong>en</strong>, el legitimador canon de los géneros ylas maniqueas oposiciones <strong>en</strong> que se sust<strong>en</strong>tan lasautorías y las jerarquías. De ahí que p<strong>en</strong>sar la lecturacomo producción es arrancar al lector de la pasividadestructural a que lo cond<strong>en</strong>aba su estatuto social y cultural,pues al dar la palabra al trabajo, esto es, al p<strong>en</strong>sarla propia lectura como trabajo, ¿cuántos años antes© ISSN: 1134-3478 • Páginas 15-20

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