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Audiencias y pantallas en América - Revista Comunicar

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134<strong>Comunicar</strong>, 30, XV, 2008las nuevas características de los medios y de la comunicaciónpública».Los que mejor se han adaptado a esta transformación,principalm<strong>en</strong>te por ser qui<strong>en</strong>es fom<strong>en</strong>tan la revolución<strong>en</strong> el l<strong>en</strong>guaje, son los jóv<strong>en</strong>es. El contacto conlas computadoras y la telefonía celular pareciera darsecon naturalidad <strong>en</strong> ellos. La velocidad y destreza deun jov<strong>en</strong> con un celular no puede compararse con lade una persona de mayor edad, a qui<strong>en</strong> le cuesta muchomás. Lo mismo sucede con las computadoras.Yus (2002) ya expresó que «la ortografía no es elfuerte de los más jóv<strong>en</strong>es y, si utilizan de forma sistemáticael chat y el texto de móvil para comunicarse yescribir, la abundancia de abreviaturas les perjudicarámás. Esta influ<strong>en</strong>cia negativa es ampliable a las tecnologíasinformáticas <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral, que normalm<strong>en</strong>te realizanautomáticam<strong>en</strong>te tareas de corrección gramaticalCon esa curiosidad y espíritu, el mismo que inunda el l<strong>en</strong>guajede los chats, foros, «mess<strong>en</strong>gers», m<strong>en</strong>sajes SMS, lacomunidad virtual que pulula a través de estos nuevosmedios de comunicación logre lo que nadie hasta ahora hapodido, que es ext<strong>en</strong>der una sola l<strong>en</strong>gua por el mundo, aunquet<strong>en</strong>gamos que com<strong>en</strong>zar por signos tan simpáticos y simplesuni<strong>en</strong>do dos puntos un guión y un paréntesis.e incluso de estilo que pued<strong>en</strong> llevar a una relajación<strong>en</strong> el control ortográfico del usuario».Fernández Lanza (2001) señala que «los l<strong>en</strong>guajesnaturales ti<strong>en</strong><strong>en</strong> dos formas, una hablada y otra escrita.Son producto de un proceso l<strong>en</strong>to e impredecibleque nunca cesa de cambiar, al que se podría llamarevolución histórica de la comunidad <strong>en</strong> cuestión. Laadquisición del mismo <strong>en</strong> el individuo forma parte deuna de las etapas de su evolución psicológica».La cita de la tesis nos plantea un interrogante: ¿porqué cuesta tanto aceptar el vocabulario de estos espaciosy el uso de sus estrategias?, ¿acaso no aceptamos<strong>en</strong> otros ámbitos el uso de palabras <strong>en</strong> inglés con sumafacilidad o adaptaciones a nuestro idioma de muchostérminos foráneos? Bi<strong>en</strong>, he aquí la cuestión. El temores que el idioma fuera de los espacios virtuales seimpregne de los resultados de esta transformación <strong>en</strong>el l<strong>en</strong>guaje. La «jibarización», es decir, la reducción alímites extremos de las palabras, oraciones y <strong>en</strong>unciados,puede aplicarse al <strong>en</strong>torno virtual, por razones yavistas, como ser de practicidad, velocidad, economía,creatividad, diversión, pero sería inaceptable <strong>en</strong> otrosámbitos. ¿Algui<strong>en</strong> podría leer un periódico que utilizaradichas estrategias textuales? Acaso sí, pero sería unaodisea. Se habla de la pérdida de la pureza del idioma…¿pero a que se le llama pureza?, ¿al respeto porla escritura, el significado, la forma de expresarse?, ¿oa la alteración <strong>en</strong> sí del l<strong>en</strong>guaje?Si una de las características más sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>tes ycotidianas del ser humano, según Araújo e Sá y Melo(2003) «es la capacidad de inv<strong>en</strong>tar y reinv<strong>en</strong>tar el l<strong>en</strong>guaje,sin grandes complicaciones», dado que «los sereshumanos somos, <strong>en</strong>tre muchas otras cosas, sereslingüísticos y usamos el l<strong>en</strong>guaje como una clave culturalpara comunicarnos y compr<strong>en</strong>der los ev<strong>en</strong>toshumanos de distintas épocas y mom<strong>en</strong>tos», habría queplantear bi<strong>en</strong> eje de discusión<strong>en</strong> este debate.La transformación que sufr<strong>en</strong>las l<strong>en</strong>guas, que formanparte del tejido mundial de redesque es Internet y sus derivados,además de la telefoníacelular, es una realidad, propuestadesde los usuarios, desdeel ser humano. Exist<strong>en</strong> losmedios para expandirlas y lograrsu alcance a las masas, peroes muy probable que sóloexistan <strong>en</strong> esos <strong>en</strong>tornos y pormás que se vean pequeñosvestigios fuera de los mismos,será difícil que llegu<strong>en</strong> a situarse más allá de las fronterasdigitales. Porque fuera de esos <strong>en</strong>tornos, las estrategiasy rasgos vistos pierd<strong>en</strong> la coher<strong>en</strong>cia, situacionalidady aceptabilidad que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> d<strong>en</strong>tro del contexto<strong>en</strong> el que vieron la luz.Sin embargo, las alteraciones <strong>en</strong> las l<strong>en</strong>guas sonproducto de cambios de paradigmas, de la evoluciónnatural del hombre y sus creaciones. El hombre es elque adapta a su necesidad, el que crea, modifica. Ell<strong>en</strong>guaje es suyo; y sucede todo ello <strong>en</strong> esta realidad.Saussure expuso hace casi un siglo que «lo quedomina <strong>en</strong> toda alteración es la persist<strong>en</strong>cia de la materiaantigua; la infidelidad al pasado es sólo relativa.Por eso, el principio de alteración se funda <strong>en</strong> el principiode continuidad. Cualesquiera que sean los factoresde alteraciones, actú<strong>en</strong> aisladam<strong>en</strong>te o combinados,siempre conduc<strong>en</strong> a un desplazami<strong>en</strong>to de la relación<strong>en</strong>tre el significado y el significante». Estos usosde los l<strong>en</strong>guajes revelan, no sólo una preocupación© ISSN: 1134-3478 • Páginas 131-136

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