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Nuevo, El Retén, El Piñón, El Banco, San Ángel. El segundo lugar, lo ocupa el<br />
departamento de Cesar con 123 masacres y 605 víctimas, en los municipios de<br />
Aguachica, Agustín Codazzi, Astrea, Becerril, Bosconia, Chiriguaná, Curumaní,<br />
El Copey, El Paso, La Jagua de Ibirico, La Paz, Pailitas, Pelaya, Pueblo Bello, San<br />
Alberto, San Diego, San Martín y Valledupar (Defensoría del Pueblo, 2009).<br />
De manera adicional, según la documentación que tenía la Fiscalía hasta 2010,<br />
los paramilitares de este grupo cometieron 2.188 conductas delictivas, de las<br />
cuales se tiene un registro de 8.006 víctimas 35 . Con ello es evidente que la<br />
acción paramilitar en los dos departamentos bajo análisis fue masiva, frecuente,<br />
a gran escala, realizada colectivamente con seriedad y dirigida contra una multiplicidad<br />
de víctimas.<br />
Por otra parte, un análisis del contexto permite establecer que las<br />
violencias sexuales cometidas por los integrantes del Bloque Norte fueron en<br />
muchas ocasiones, consecuencia del dominio absoluto que tenía el grupo paramilitar<br />
en los territorios donde hacia presencia; ellos “eran la autoridad”, se<br />
hacía “lo que ellos dijeran”. Como lo estableció la jurisprudencia comparada, el<br />
vínculo entre los hechos y el ataque también es posible de acreditar al observar:<br />
Si la peligrosidad de un crimen (o dicho de otra manera, la vulnerabilidad de la víctima)<br />
se ve acrecentada porque la conducta de su autor ocurre en un contexto de ataque<br />
generalizado o sistemático contra la población civil. Este parámetro justamente tiene<br />
en cuenta la razón de ser de los crímenes contra la humanidad: la protección frente al<br />
particular peligro que implica la múltiple comisión de crímenes perpetrados o tolerados<br />
por las autoridades (de iure o de facto) 36 .<br />
Los paramilitares que ejercían el poder dentro de las zonas de dominio de los<br />
diferentes frentes del Bloque Norte recurrieron a diversas formas de vulneraciones<br />
a las víctimas, que no se encontraban establecidas previamente. Existió<br />
un margen bastante amplio en el que las formas de violencia se desarrollaron al<br />
amparo de una situación de total dominio de los perpetradores, pues la ausencia<br />
del Estado era evidente. Así lo recoge el siguiente testimonio.<br />
Las mujeres sabían que ellos las podían violar, muchas no querían salir de sus casas,<br />
y en las noches familias enteras se iban a dormir al monte porque temían que llegaran y<br />
les hicieran lo que ya le habían hecho a otras familias. Muchas familias temían enviar a sus<br />
hijas a las escuelas, porque ya se sabía que ellos estaban por ahí y que ya se habían llevado<br />
varias niñas para sus fincas (testimonio).<br />
35 Tribunal Superior de Bogotá, Sala de Justicia y Paz, Sentencia 200681366, 7 de diciembre de<br />
2011.<br />
36 Procuraduría General de la Nación de Argentina, Resolución 557, 14 de noviembre de 2012