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ganaron reputación entre la policía y la clase política de la ciudad de ser buenos<br />
gatilleros.<br />
El éxito de Giraldo estuvo fincado en su eficacia y huella. No se trataba de ocultar<br />
los crímenes, todo lo contrario, visibilizarlos le permitió el reconocimiento<br />
entre sus futuros clientes. Poco a poco las funciones de seguridad se fueron<br />
ampliando hacia las preocupaciones de otros sectores de la población; de matar<br />
ladrones se pasaría a eliminar competidores comerciales, vagabundos, prostitutas<br />
y opositores políticos. El objetivo lo pondrían los clientes de Giraldo y él,<br />
los hombres de su naciente estructura paramilitar.<br />
Al principio fueron conocidos como Los Chamizos o Los Cachacos del Mercado<br />
(Corporación Nuevo Arco Iris, 2007: 43). El grupo estaba dirigido por Giraldo y<br />
entre sus integrantes, que como se dijo eran cinco, había parientes suyos, característica<br />
que se mantuvo hasta el final, aún después de su desmovilización.<br />
Su negocio de sicarios fue cobrando víctimas y prestigio, pero también dio<br />
origen a un prontuario que lo llevó a la cárcel. Falta de pruebas y la influencia<br />
de los políticos de la región, lo pusieron de regreso a la ciudad donde por recomendación<br />
de sus amigos salió para El Mamey, población de la Sierra Nevada.<br />
Con el apoyo de la clase comercial y política que no estaba dispuesta a perder<br />
los buenos servicios que hasta el momento habían recibido de Giraldo y sus<br />
Chamizos, Hernán se hizo a unas tierras y engrosó sus fuerzas con quince<br />
hombres armados. Ya enmontado, se dice que no volvió a poner los pies en la<br />
ciudad. Giraldo comenzaría a competir con los combos que de manera anárquica<br />
traficaban con marihuana. Su eficacia en esta labor lo llevaría a ser, al<br />
final de la bonanza marimbera, una de las pocas organizaciones armadas que<br />
sobrevivió. Logró pasar las vacas flacas del declive de la marihuana, mantener<br />
su pequeño ejército y jugar un papel importante en la reorganización de la<br />
propiedad en la Sierra.<br />
Giraldo alcanzó la preeminencia en un contexto de confrontación y deslealtad<br />
total. El tráfico de la marihuana se caracterizó en la Sierra Nevada de Santa<br />
Marta por ser adelantado por combos que no respetaron acuerdos; cualquiera<br />
de las transacciones podía terminar con la muerte de sus integrantes. Los recolectores<br />
de marihuana eran asesinados por los finqueros para no pagarles;<br />
los dueños de las fincas encontraban la muerte en el camino hacia los puntos<br />
de venta por trabajadores que ambicionaban apropiarse de los cultivos; los traficantes<br />
nacionales mataban a los gringos compradores. Cada tramo entre las<br />
fincas productoras, las caletas, los puertos era custodiado por hombres armados.<br />
De otra manera la pérdida de la mercancía en manos de otro combo<br />
estaba asegurada.