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La acción de los paramilitares no se circunscribió al Catatumbo, como se mencionó,<br />

su radio de acción afectó a la totalidad del departamento. Los registros<br />

de Vicepresidencia de la República, que dan cuenta del aumento de homicidios,<br />

permiten aseverarlo así. De acuerdo con esta fuente, los municipios de Tibú, El<br />

Zulia, Puerto Santander, Bucarasica, Villa del Rosario, Cúcuta, Lourdes, Abrego,<br />

San Cayetano, Sardinata y Villa Caro “superan la tasa promedio de homicidio<br />

del país en los últimos años 59 ” (Vicepresidencia de la República, 2002: 16).<br />

Los asesinatos en Cúcuta, El Zulia y San Cayetano aumentaron y como consecuencia<br />

del interés por parte de los paramilitares de conectar el Catatumbo con<br />

la provincia de Ocaña, estos cometen asesinatos colectivos en Abrego, Cáchira<br />

y la Esperanza (Vicepresidencia de la República, 2002: 12 y 13). Los municipios<br />

de Abrego, La Playa, El Zulia, Salazar de las Palmas, Santiago, Sardinata y<br />

varios barrios de Cúcuta vivieron también masacres (Villarraga, 2007: 394).<br />

La actividad homicida protagonizada por los paramilitares fue de tal magnitud<br />

que allegados a Carlos Castaño y Salvatore Mancuso les recomendaron mayor<br />

discreción. A pesar de que para Castaño resultaba contradictorio esconder<br />

acciones que lo visibilizaban como hombre fuerte acogió las recomendaciones<br />

(Fundación Progresar, 2010: 61). Por esta razón los paramilitares pusieron<br />

en funcionamiento una verdadera maquinaria de desaparición de cadáveres en<br />

Norte de Santander. Las prácticas de desaparición utilizadas fueron entre 1999<br />

y 2001 enterramientos en fosas comunes, cementerios oficiales e ilegales y lanzar<br />

los cadáveres a los ríos; entre 2001 y 2003 la incineración de cuerpos en<br />

hornos construidos para tal fin, y entre 2003 y 2005, botar los cadáveres al otro<br />

lado de la frontera, en territorio venezolano (Fundación Progresar, 2010: 61).<br />

b. Violencia sexual<br />

Sobre otros delitos contra la integridad física de las personas, como violencia<br />

sexual y tortura, no se tienen cifras. Sin embargo se pueden encontrar testimonios<br />

de su ocurrencia. En lo que a la tortura se refiere se sabe de la existencia<br />

de centros para llevarla a cabo. Uno de ellos fue el que operó en el caserío el<br />

“Km 60”, a 15 minutos de La Gabarra, en la vía que conduce hacia Venezuela<br />

(Asociación Minga y Fundación Progresar, 2008: 94).<br />

59 El periodo de estudio sobre el que se hace esta observación va de 1990 a 2001, periodo en el<br />

que efectivamente las gráficas ilustran que las tasas de homicidios en Norte de Santander son<br />

notablemente más altas que las del país; a partir de 1999 la tendencia es aún más acentuada.<br />

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