ESCATOLOGÍA - Iglesia Reformada
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896 / Teología Sistemática<br />
Fue Elías en particular quien mandó fuego del cielo contra sus<br />
enemigos (2 Reyes 1). Al sonar la primera y la tercera trompeta, hay<br />
fuego en el cielo. Si tenemos razón en considerar que el ministerio de<br />
los dos testigos sucede al mismo tiempo que el sonido de las seis<br />
trompetas, podemos especular que el fuego del cielo vino por orden<br />
suyo (“vino de sus bocas”, v. 5).<br />
Juan continúa su descripción, “Estos tienen poder para cerrar el<br />
cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder<br />
sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con<br />
toda plaga, cuantas veces quieran” (v. 6).<br />
Retener la lluvia fue otro milagro de Elías (1 Reyes 17 y 18).<br />
Note que una sequía es sugerida en la descripción de lo que sucedió<br />
después del sonido de la primera trompeta. Convertir el agua en sangre<br />
fue un milagro de Moisés (Éxodo 7.17-25). Este milagro es prominente<br />
durante el sonido de las trompetas (Apocalipsis 8.8,9). El<br />
hecho de que los milagros realizados por los dos testigos corresponden<br />
a eventos que suceden durante las trompetas, tiende a confirmar<br />
la hipótesis de que los dos testigos profetizan durante el mismo período<br />
de tiempo en que suenan las seis trompetas.<br />
8. Los testigos muertos<br />
La conclusión del ministerio de los dos testigos ocurre cuando el<br />
anticristo es revelado y llega a su poder completo. Juan continúa,<br />
“Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo<br />
hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará” (v. 7).<br />
Ya hemos visto razones para identificar la revelación con el hombre<br />
del pecado (2 Tesalonicenses 2.3) con la instalación de la abominación<br />
(Mateo 24.15 etc.). También hemos visto que la bestia de<br />
Apocalipsis es el anticristo. Basándonos en estas suposiciones, parece<br />
evidente que la muerte de los dos testigos ocurre durante la revelación<br />
de la bestia, cuando se instala la abominación. Este punto de<br />
vista coincide con el hecho de que el ministerio de los dos testigos<br />
ocurre dentro de la primera mitad del septuagésimo siete de Daniel.<br />
Juan describe la situación después de la muerte de los dos testigos<br />
así: “Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que<br />
en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro<br />
Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y<br />
naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán<br />
que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre<br />
ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos