ESCATOLOGÍA - Iglesia Reformada
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786 / Teología Sistemática<br />
que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos<br />
tal como él es” (1 Juan 3.2). “...esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;<br />
el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para<br />
que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual<br />
puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (Filipenses 3.20,21).<br />
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre,<br />
Son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos<br />
las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2.9,10).<br />
2. La evidencia de las apariciones de Cristo después de<br />
la resurrección<br />
Podemos sacar conclusiones acerca de la naturaleza del cuerpo resucitado<br />
de las apariciones de Cristo relatadas en los evangelios. Es<br />
evidente que lo vieron literalmente, que lo escucharon, y que vivió entre<br />
los discípulos durante cuarenta días. Cuando apareció a María Magdalena<br />
(Juan 20.11-18), y ella lo reconoció, Él dijo, “No me toques”, una<br />
mejor traducción sería, “no te agarres de mí”. Obviamente ella hizo<br />
como si fuera a agarrarlo y a no soltarlo, para que no desapareciera.<br />
Pero Él explicó que el tiempo de su ascensión no había llegado todavía.<br />
En otras palabras, Él iba a estar un tiempo más con los discípulos.<br />
Mateo (28.9,10) escribe acerca de la reunión de Jesús con las<br />
mujeres que fueron a la tumba. “He aquí, Jesús les salió al encuentro,<br />
diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron.”<br />
La palabra traducida “abrazaron”, krateo, literalmente significa<br />
asir, apoderarse de algo. Esta palabra comprueba que el cuerpo<br />
resucitado de Jesús fue físicamente tangible. En esta ocasión, Jesús<br />
aseguró a las mujeres con las palabras, “Id, dad las nuevas a mis<br />
hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán”.<br />
No es sorprendente que los dos hombres en el camino de Emaús<br />
no hayan reconocido a Jesús (Lucas 24.13-32), cuando Él se acercó<br />
y se fue con ellos. Una vez tuve la experiencia de ver a una persona<br />
(viva) que supuestamente había muerto. Al principio me era difícil<br />
reconocerlo. Pero el incidente de Emaús añade algo a nuestra información<br />
con respecto al cuerpo resucitado de Cristo. Dice que, después<br />
de que se había revelado a ellos, “se desapareció de su vista” (v.<br />
31). Literalmente, dice que “se hizo invisible” afantos egeneto. A<br />
raíz de esto, sabemos que el cuerpo resucitado tiene cualidades y<br />
capacidades que nuestras ciencias físicas desconocen.<br />
En la primera aparición a un grupo de discípulos, estando ausente<br />
Tomás (Marcos 16.14; Lucas 24.36-43; Juan 20.19-25), “estando