ESCATOLOGÍA - Iglesia Reformada
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La escatología del libro de Apocalipsis VIII-XIV / 927<br />
Testamento. El relato de Juan en realidad no es una descripción. Es<br />
un anuncio, dando los datos esenciales del acontecimiento.<br />
A. La condenación de la bestia y el profeta falso<br />
El hecho de que la bestia y el falso profeta son arrojados vivos al<br />
lago de fuego es análogo del hecho de que algunos de los elegidos,<br />
como Enoc y Elías, han pasado al estado inmortal sin pasar por la<br />
muerte. Habrá otros en el rapto que también pasarán a la eternidad<br />
sin morir. Estos dos pasan directamente de la vida mortal a lo que<br />
Juan llama “la muerte segunda”, un estado de existencia en que los<br />
otros malvados, el resto de los muertos, experimentarán después de<br />
la segunda resurrección (Apocalipsis 20).<br />
B. La encadenación de Satanás<br />
Una división del capítulo no debería confundirnos acerca de la<br />
continuidad con lo anterior. En 19.20,21, se trata de la bestia, el falso<br />
profeta, y los ejércitos de la bestia. En 20.1-3, se trata de otro párrafo<br />
del mismo tema. Aquí se enfoca en Satanás mismo, la primera persona<br />
de la trinidad falsa.<br />
La encadenación de Satanás, lo que sea su connotación literaria,<br />
se presenta en términos enfáticos. Se le dan cuatro títulos que describen<br />
su naturaleza malvada. Lo aprehenden. Lo amarran con una cadena<br />
grande por mil años. Lo arrojan al abismo. Se cierra su prisión<br />
con una llave, y está sellada. Algo está claro, que el escritor inspirado<br />
quiso comunicar la impresión de algo bien hecho, en forma completa.<br />
El propósito de este hecho se expresa en lenguaje simple, “para<br />
que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil<br />
años” (20.3). Estas palabras deben interpretarse en el sentido simple<br />
y obvio. El escritor inspirado quiso decir algo preciso.<br />
En un sentido, Satanás siempre ha estado atado. Siempre ha estado<br />
sujeto completamente a la voluntad pasiva de Dios. En los primeros<br />
capítulos de Job, Satanás no puede tocar a Job sin el permiso de Dios.<br />
Cuando Cristo habla de atar al “hombre fuerte”, antes de poder quitarle<br />
su propiedad (Mateo 12.29; Marcos 3.27; Lucas 11.21,22), lo dice<br />
para explicar Su capacidad para salvar a los que están poseídos de<br />
demonios. En este sentido, Satanás siempre ha estado encadenado. Pero<br />
la encadenación mencionada en Apocalipsis 20.1-3 es claramente una<br />
predicción de un evento futuro, para que Satanás “no engañase más”<br />
(me eti), para que deje de hacer lo que hacía antes.