Formas de sociabilidad y de relación con el territorio urbano - CIMOP

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24 1ª parte El contexto social y productivo del área metropolitana sevillana 25 Servicios a empresas Por último, en relación con los servicios a empresas, la imagen producida en la investigación es que existe un escaso desarrollo de este tipo de empresas, en especial en lo que se refiere a los sectores más innovadores de telecomunicaciones, informática u otros servicios a empresas en las que el componente de I+D ocupa un papel principal. El ejemplo más claro de este subdesarrollo lo encuentran los sevillanos entrevistados en el Polígono Cartuja y en la comparación de éste con el Parque Tecnológico de Málaga. C8 Mientras se dice que el Polígono de Málaga es un auténtico “vivero de empresas”, el Parque Cartuja albergaría empresas ya existentes en Sevilla que se han desplazado allí por conveniencia de costes o por otras razones, como pueda ser el citado caso de la imprenta del ABC, o bien albergaría centros de la Administración y de las universidades, que no responden en ningún caso al perfil de empresas punta, de “vivero de empresas”, como ocurre con el citado Parque de Málaga. En este sentido, y de forma similar a lo que ocurre con el sector industrial, los entrevistados consideran que la apuesta, que el fomento de este tipo de empresas puede ser una de las vías de desarrollo del área metropolitana, de modo que éste no descanse sólo sobre el turismo, como pareciera ocurrir en la actualidad, sino que se abriese a más sectores productivos, industriales y de servicios. 2. La imagen de la estructura social de Sevilla La estructura social sevillana se enraíza lógicamente en la estructura productiva de la aglomeración, pero tiene su ámbito de expresión y de desarrollo propio. De hecho, algunas de las características más singulares de la estructura social sevillana en cuanto al peso social, simbólico y político de unos y otros sectores sociales no se corresponderían en absoluto con el peso numérico y económico de dichos sectores en el seno de la sociedad sevillana. Así, por ejemplo, no deja de ser revelador que los discursos sociales producidos en la investigación sugieran la gran fuerza social y simbólica de los sectores sociales vinculados a la agricultura, cuando su actual peso económico en la vida de la aglomeración es más bien escaso, o que, por el contrario, tienda a disminuir la presencia social de los obreros y trabajadores industriales, cuando su peso demográfico es relativamente importante. varones 45-60 años comerciantes centro / sevilla C8 H Es que el parque tecnológico de Sevilla está facturando el doble que el de Málaga. PERO ÉL DECÍA POR OPINIÓN. H Factura el doble pero es otra calidad, otra perspectiva. ¿EN QUÉ SENTIDO? H Tiene más futuro el de Málaga. ¿POR QUÉ? H Porque todo es I+D, todo lo que hay en Málaga es I+D, mientras que aquí hay una serie de empresas y tal que no tiene nada que ver con la investigación. H La imprenta de ABC, ¿qué tiene que ver con eso? RG. nº1 RG. nº3 varón 40-50 años clase ma nervión / sevilla C9 Lo que son las clases agropecuarias clásicas... vamos a decirle. Nobleza y terratenientes son las clases dominantes. En este capítulo vamos a recoger algunos rasgos de la imagen de la estructura social sevillana, tal como aparecen dibujados en los citados discursos sociales, en la medida en que el análisis de dicha cuestión pueda ayudar a entender algunas claves de los comportamientos sociales y urbanos sevillanos. Esta imagen de la estructura social apunta no sólo a sus rasgos más estáticos y jerárquicos, sino también a los elementos de dinamicidad, las dimensiones de su progresiva configuración histórica, y la traducción de todo ello en la actual estructura urbana y en las distintas formas de vida que se despliegan en la ciudad. Vamos a recoger por ello el desarrollo y los cambios de la citada estructura social y algunas de sus expresiones en la trama urbana de la ciudad en cuatro grandes etapas: La Sevilla tradicional de los años 40-50 La industrialización de los 60 La Sevilla democrática y autonómica La Sevilla de la década de los 90. La Sevilla de la post-Expo de 1992 En su imbricación y desarrollo estas etapas dibujan, en el discurso de los entrevistados, la génesis y la situación de la Sevilla de hoy, al mismo tiempo que prefiguran algunos elementos claves de su desarrollo futuro. 2.1. La imagen de la estructura social tradicional de Sevilla En un cuadro anterior recogimos cómo el sector primario significaba un 1,4% del valor añadido bruto y un 3% de la población activa de la aglomeración. Sin embargo, tal como apuntábamos en el epígrafe anterior, es en el sector de grandes propietarios de este sector en el que los sevillanos entrevistados sitúan la piedra de toque, la cúspide de la tradicional estructura social sevillana. C9 A tenor de la investigación realizada en este grupo social, en el conjunto de linajes familiares de éste, que más de un entrevistado denomina “las tribus” sevillanas, es donde las representaciones sociales existentes sitúan el sector social que tradicionalmente ha dominado la ciudad en sus más distintos ámbitos político, económico, social y simbólico 2 . Asimismo, más de un entrevistado señala en la existencia y modo de hacer de estas clases altas patrimoniales, en las propias características de la riqueza de su patrimonio, de las tierras, el origen del escaso desarrollo de un capital financiero sevillano y andaluz capaz de disponer de la liquidez, del dinero y de la cultura del riesgo necesarias como para generar un potente desarrollo industrial. C10 RG. nº3 varón 40-50 años clase ma nervión / sevilla C10 Lo que son, son las clases agropecuarias clásicas entre determinados sectores, vamos a decirle nobleza y terratenientes, son las clases dominantes. Entonces eso es también gran parte de la justificación de que no haya habido, de que en Sevilla no haya existido un desarrollo industrial real, ni que haya existido un desarrollo de los servicios hasta que prácticamente no se implantó la Junta y la Expo. O sea, la capitalidad autonómica y la Expo que sirvió de empujón a eso. Porque los otros, digamos las clases esas son agropecuarias, gente agropecuaria y gente bueno, vamos a ... titulados sobre bases agropecuarias. La base agropecuaria lo que tiene es que sobre todo en este tipo, hasta ahora que se está cambiando, pero que se tiene un patrimonio enorme pero se muere uno de hambre. Que tiene un patrimonio de tierra enorme pero no se vende, ni se puede vender, ni se quiere vender, ni aquello se explota adecuadamente y tal, tienes un enorme patrimonio pero realmente tienes muy poco dinero en el bolsillo. RG. nº5 varón 45-55 años clase mm La macarena RG. nº varón 40-50 años clase mm La macarena La burguesía sevillana son las grandes familias. El capital no se mueve, el capital es rancio. No hay empresarios emprendedores, no hay nada, ¿no? Esa gente viven como en otra época. Tienen su dinerito, sus grandes capitales metidos en sus bancos, manipulan con el banco, controlan ...
26 1ª parte El contexto social y productivo del área metropolitana sevillana 27 La opinión que señala la centralidad de estos sectores en la estructura social sevillana se inscribe en una imagen más general de ésta que configura tradicionalmente 3 a la sociedad sevillana como una sociedad muy desigual y dualizada; como una sociedad con escasas clases medias muy ancladas, por tanto, en los tipos de configuración social más tradicionales y preindustriales de nuestro país. C11 Es la imagen de la Sevilla tradicional como sociedad dual y desigual, como sociedad “muy dividida entre clase alta y clase baja”, como sociedad constituida a partir de unas clases altas que daban el “tono” de la ciudad, que configuraban sus “formas de vida” dominantes, y unas “clases bajas” empobrecidas y con muy escaso nivel cultural, con muy malas condiciones de vida, procedentes en gran parte de la inmigración. Estas malas condiciones de vida se mantuvieron en lo esencial hasta bien entrados los años 60 en los que, en paralelo al proceso de industrialización de aquellos años, empieza a modificarse dicha estructura social con el incipiente desarrollo de nuevas clases medias urbanas y profesionales 4 . C12 El desarrollo de estos nuevos sectores sociales de clases medias en la década de los 60, en la opinión de los entrevistados, todavía no supone, en aquellos años, una transformación esencial de la estructura social que tampoco conlleva un cuestionamiento de las formas de vida y de los patrones de conducta dominantes en las clases altas de la ciudad. De hecho, y en opinión de los mismos entrevistados, habría que esperar a los años 80, a los años del desarrollo de la Junta de Andalucía y de otros sectores económico-industriales, para poder observar el efecto, los cambios inducidos por las citadas clases medias en la tradicional y dual estructura social de la ciudad. 2.1.1. Algunos elementos de la expresión territorial de la estructura social tradicional sevillana La citada estructura social tradicional sevillana ha tenido una clara expresión en el desarrollo urbano de la ciudad, como de forma minuciosa y detallada ponen de manifiesto los análisis de A. Martín García, en su obra Sevilla (1872-1994), Ciudad y Territorio. De lo local a lo metropolitano (1996). 5 Desde nuestra perspectiva, y en consonancia con la citada estructura dual tradicional, interesa destacar dos aspectos: La escasa y la mala calidad tradicional de la vivienda “popular” sevillana construida a lo largo de aquellos años 50 y 60. La incidencia de la gran propiedad, del “latifundio” en el propio modelo de crecimiento urbano por “polígonos” tan característico de aquellos años. En efecto, como subrayan A. Martín García (1996:173) y otros autores, los años 50 y 60 van a representar en Sevilla unos años de fuerte déficit de viviendas, ya que “los problemas de necesidad de viviendas se ven acuciados por los desahucios del Casco Antiguo, las declaraciones de ruina –utilizadas especulativamente en muchas ocasiones–, el considerable crecimiento demográfico y el limitado poder adquisitivo de la población a lo que hay que añadir las catástrofes naturales, especialmente las inundaciones de 1961” (A. Martín García 1996:173). RG. nº3 varón 40-50 años clase ma nervión / sevilla C11 Ésta que era una ciudad muy dividida entre clase alta y clase baja, con muy escasa clase media y con muy escasos profesionales. RG. nº3 mujer 35-45 años clase ma La alfalfa C12 Pues hace muchos años, era una ciudad con poca actividad industrial y eso genera una configuración social muy diferente, entonces, había las familias de dinero, las tribus... Mi padre las llamaba las tribus y es cierto, es una serie de apellidos que se repiten en Sevilla de siempre. ¿CUÁLES? Están perfectamente identificadas y son un poco un coto cerrado o lo eran, ya se van abriendo como todos... pero era una Sevilla muy característica de hace 30 años y eso se fue diluyendo cuando empezó la actividad industrial, cuando empezaron a venir profesionales pues de multinacionales o de empresas grandes con sueldos buenos y fue una clase media floreciente en Sevilla que antes no había. De hecho, como subraya P. Almoguera en su obra La Barriada de Los Pajaritos (1981:40), las viviendas de esta barriada constituyen “un ejemplo de lo que han sido calificadas como viviendas sociales, que con tanta profusión fueron construidas en todo el país a lo largo de la década de los años sesenta”. “Por todo ello, las viviendas de Pajaritos participan de las notas fundamentales que caracterizan a este tipo de residencia. De entre ellas destaca, como ya antes anunciábamos, su pequeñez, ya que el número de metro cuadrados habitables por persona oscila entre los quince metros cuadrados de las más espaciosas y los nueve metros cuadrados de las más pequeñas. Quizás estas cifras no sean del todo expresivas, pero si pensamos que el óptimo de habitabilidad de una vivienda corresponde a unos veinticinco metros cuadrados por habitante, y que el umbral mínimo se sitúa en los catorce metros cuadrados por persona, puede comprenderse cómo las superficies de las viviendas de Pajaritos –y en general casi todas las viviendas de tipo social– quedan muy por debajo de dichas recomendaciones.” Por lo que respecta a la segunda cuestión, el propio A. Martín García (1996:264-247) señala cómo entre 1945-48 y 1960 se había incrementado el peso de las fincas de más de 100 hectáreas en el ámbito municipal de Sevilla, desde el 35,13% de suelo rústico en la primera fecha al 50,29% en la segunda 6 . Sin embargo, en 1982 dichas fincas sólo significaban el 4,6% del total del suelo rústico en dicha fecha. En este sentido, y comparando dichas cifras, el citado autor señala cómo “la sobresaliente diferencia relativa entre ambas fechas en la representación latifundista muestra la inequívoca expresión de las dos estrategias de ocupación del suelo no urbano llevadas a cabo: la primera, hasta 1962, actúa básicamente sobre parcelas medianas –21 a100 Has.–; y, a partir de la aprobación definitiva del P.G.O.U. de 1963, se incide, con calificaciones unitarias de gran dimensión superficial, sobre los grandes predios y propiedades agrarias. Sin embargo, como contrapunto de la nueva estructura del suelo rústico, consecuencia del proceso urbanizador hasta 1982, las fincas agrarias inferiores a 20 Has. representan el 81,48% de todo el suelo no urbanizado. Esto es, el proceso urbano de las décadas de 60 y 70 ha sido el móvil, el instrumento que modifica sustancialmente la secular estructura de la propiedad del suelo rústico, haciéndola bascular desde un modelo netamente latifundista y concentrado a otro minifundista y desagregado dentro de una lógica reproductora de rentas a través del mercado fiduciario”. 2. Antonio M. Bernal y C. Arenas en “Sevilla: el difícil despliegue de una ciudad provinciana” (1992) matizan esta idea al señalar la importancia de un “cierto latifundismo urbano” vinculado a una burguesía “no estrechamente vinculada a los negocios de la tierra”, de un cierto sector rentista de “dueños de casas de vecinos”, en el desarrollo de la ciudad desde la desamortización de los bienes eclesiásticos del siglo XIX, hasta el primer tercio del siglo XX. En esta misma línea de análisis se inscribe la obra de A. Martín García (1996) Sevilla (1872-1994), Ciudad y Territorio. De lo local a lo metropolitano. Otros autores subrayan la presencia de una burguesía industrial muy fuerte a principios de siglo (los Ybarra, los Bonaplata, etc.), prácticamente ausente en las imágenes y representaciones sociales sobre las élites locales. 3. M. Macarro, en su obra Hombres y Ciudad en el hacerse de una tradición: Sevilla en el primer tercio del siglo XX (1992), señala cómo en el censo de 1920 existían un 4% de patrones, frente a un 87% de asalariados, de los que un 73% eran trabajadores de la industria y un 10% de lo que hoy llamamos servicios (principalmente servicio doméstico por aquellos años). Como señala dicho autor, en dichas cifras se pone de manifiesto la conflictividad social de la época. De hecho, M. Macarro subraya cómo “por cada patrono existente había un miembro del servicio doméstico oficialmente declarado, casi otro de la fuerza pública y un número similar dedicado a las tareas de la Iglesia”. Estos datos permiten ironizar al autor con la siguiente afirmación “el patrón sería la casa atendida, la propiedad protegida y el alma bien recomendada”.
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