Formas de sociabilidad y de relación con el territorio urbano - CIMOP

50 2ª parte La cultura urbana sevillana. Pautas tradicionales y factores de cambio y transformación
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simbólico configurado por las distintas Hermandades y Cofradías en la Semana Santa tiene uno de sus ejes vertebradores en unas y otras
Hermandades en el citado sistema de dualidades, que integran y diferencian simultáneamente, a tenor de los citados análisis de I. Moreno
(1999a:161), cuando este autor subraya las “rivalidades más explícitas y de las oposiciones complementarias existentes entre unas y otras
cofradías”. De las primeras serían ejemplo “las de la Esperanza de Triana respecto a la Macarena (cuyo origen no se remonta mucho más allá
de finales del siglo pasado), la de la cofradía de Pasión respecto a la del Gran Poder, mucho más suave e inconfesada, respecto a cuál de las
dos imágenes es la cumbre de la imaginería sevillana, y la que también respecto a la Macarena tuvo la de San Juan de la Palma en los años
cuarenta y cincuenta”. De las segundas, es decir de las “oposiciones complementarias”, señala la existente “entre Macarena y Gran Poder
–con un punto también de rivalidad– y la que se da actualmente entre las tres cofradías serias de la madrugada y las tres de barrio”.
Por otro lado, el citado mundo simbólico de oposiciones duales entre “aficiones” permite reconocer la existencia de conflictos, de
oposiciones entre las partes, al mismo tiempo que los canaliza a través de dicho mundo simbólico. Estos conflictos en el citado orden
simbólico se presentan sin la agudeza, sin la agresividad que podría surgir directamente de la dimensión material (social y urbana) a la que
aluden. Los conflictos, expresados en el lenguaje retórico sevillano de las oposiciones duales, tienden a desdramatizarse en el citado juego
retórico, en la ironía y en la guasa con que se suele expresar el citado juego. Es decir, situar el juego de oposiciones duales en el ámbito
del humor, de la guasa, de los piques personales entre los sevillanos, entre los aficionados o seguidores de uno u otro equipo, de una u otra
figura del toreo, o de cualquier otra dimensión inscrita en el susodicho sistema dual, permite descargar la tensión y el conflicto implícito
en cada sistema de oposiciones duales y transformarlo en fuente de conversación, de integración social. Como señala un entrevistado, si
en Sevilla no hubiera dichos sistemas de dualidad, dichas pugnas, los sevillanos se “aburrirían”.
C10
De esta forma, la dualidad se configura como una especie de juego retórico, de código expresivo propio de la cultura sevillana en la que se
expresan y se dicen, en el lenguaje del fútbol, de los toros, de las Cofradías, tanto cuestiones referentes al citado mundo de las “aficiones”
como, por desplazamiento y traducción desde otro ámbito al que se alude, a cuestiones referidas a otros mundos representados/desplazados
en los citados lenguajes.
Cabe pensar, por la propia lógica existente en cualquier mundo simbólico 20 , que la fortaleza del mundo simbólico sevillano se debería
a la estrecha relación que tiene este mundo con una situación estructural difícilmente articulable directamente como tal, difícilmente
integrable, si no es a partir de un desplazamiento como el que realiza cualquier proceso simbólico. En este sentido, es posible considerar
que cuanto mayores sean las diferencias a las que se aluden en un determinado símbolo, mayor capacidad de vinculación emocional
genera si es efectivo; que cuanto más difícil sea la integración directa de las “partes” de la sociedad a las que se alude, mayor capacidad y
potencia de identificación ha de tener el mundo simbólico capaz de integrarlas, tal como ocurría en el primitivo “anillo” o “sumbolon” 21 .
Desde este punto de vista, cabría pensar (y el papel del humor es clave en ello) que el sistema de oposiciones duales tan característico
de la cultura urbana sevillana sería una forma muy compleja y sofisticada de representar y de integrar las distintas “partes” de la ciudad,
de aludir sin nombrar a la división social básica que durante muchos años ha marcado, ha configurado su estructura social y urbana: la
existencia de dos “partes” muy difícilmente integrables directamente como tales:
RG. nº7
mujer 25-30 años
clase m
pino montano
C10
¿Es muy habitual aquí...?
No. Eso es más por broma, la broma sí se da mucho, eso sí,
entre Macarenos y Trianeros, sevillistas y béticos... es una
cosa que...
Las diferencias sociales tan elevadas entre “pobres” y “ricos”, entre las “dos partes sociales de la ciudad” (el lado humano de la ciudad).
Las diferencias geográficas tan importantes, (el río las separaba), entre el “Casco Antiguo” y “Triana”, entre las dos partes constitutivas
de la ciudad (el lado físico y el lado urbano de la ciudad).
Esta dualidad social y geográfica básica, y constitutiva de la ciudad durante muchos años, además, se articulaba con un conjunto de
oposiciones duales que exacerbaban dicha pugna, tal como representamos de forma sintética en el siguiente esquema.
“El centro”
ESTRUCTURA DUAL DE SEVILLA 22
Casco antiguo Triana
Las clases acomodadas
El conservadurismo, las “derechas”
La “periferia” histórica. Los “arrabales”
Los artesanos y los gitanos
El republicanismo, las “izquierdas”
Estas diferencias aparecen como difícilmente integrables en “una única ciudad” (de hecho, Triana, como es sabido, se ha considerado
durante mucho tiempo una “ciudad” separada por el puente, una “república” independiente de la “otra” ciudad). Estas diferencias
son, incluso, potencialmente desencadenantes de una fuerte conflictividad social ( como ocurrió en la época a la que alude la
denominación de “Sevilla, la roja”) pero que, sin embargo, desplazada y canalizada a partir de todo un conjunto de dimensiones
retóricas y simbólicas, se convierte en mecanismo de integración social. En este sentido, cabría pensar que la profunda dualización
social que ha estado en el origen de intensos conflictos sociales en Sevilla también podría estar en el origen de la producción de
y del Ocio el norte de la vida humana. En esas manifestaciones es tan importante la misma expresión artística o religiosa y sus intérpretes, como el colectivo social que los apoya
y extiende: eso que poco después se conocería como afición en el ámbito profano y que tiene las mismas notas que nuestro concepto de devoción popular en el religioso.
Esas aficiones tienen poco o nada que ver con lo que quiere explicar el anglicismo hobby, sino que orientan la vida de los que las poseen; además, estos coincidirán frecuentemente
en dos o los tres campos enumerados porque, en definitiva, eran restos de una cultura que había predominado y en todos existía una ruptura con lo cotidiano y con lo oficial,
pero, a la vez dentro del mismo campo, se producirían enfrentamientos entre partidarios de distintos héroes sean humanos o divinos.”
19. Cabe pensar que esta representación de la sociedad sevillana a partir de las “partes” que imaginariamente la componen está muy reforzada por la fuerte presencia gremial en
la ciudad hasta bien avanzado el siglo XIX.
20. El símbolo originariamente es la “unión” de dos partes de la moneda separadas.
21. De hecho, para muchos autores especializados en el análisis de los símbolos, éstos no son más que traducciones, reinterpretaciones en sus propios códigos expresivos de las
situaciones, de los conflictos existentes en el conjunto más amplio de la vida social que, por las razones que sea, tienen dificultad para expresarse directamente como tal.