09.05.2013 Views

Escrito sin permiso - Cadal

Escrito sin permiso - Cadal

Escrito sin permiso - Cadal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

manuEl VázquEz Portal<br />

37<br />

De madrugada el recuento nos despierta. Nunca me levanto de la litera<br />

ni le rindo la cortesía que exige el reglamento. Los jefes ya lo saben<br />

y no se molestan en pedirme que me ponga de pie y los salude. A<br />

veces, al capitán Manuel Ramírez Moraga, le devuelvo, desde la cama, el sa-<br />

ludo madrugador. Me resulta simpático. Es un guajiro auténtico y <strong>sin</strong> ínfulas<br />

de gran jefe. Siempre le tengo algún chiste preparado y él ríe con desenfado.<br />

Los presos le profesan cierto aprecio. Cuentan que nunca ha tratado mal a na-<br />

die y que dice la verdad cuando habla. “No fouchetea a los presos”, aseguran.<br />

“Fouchetear” es una verbalización del apellido del célebre jefe de policías de<br />

la Francia del siglo XVIII, José Fouché, y viene significando algo así como<br />

engañar con cinismo y hasta algo de malevolencia. Moraga no fouchetea. Ha-<br />

bla claro, <strong>sin</strong> rodeos y <strong>sin</strong> miedo. Esto le ha acarreado problemas con algunos<br />

de sus homólogos y superiores. Pero él afirma que lo tiene <strong>sin</strong> cuidado. Otros<br />

oficiales lo tildan de irresponsable y hasta de algo loco, Creo que, en el fondo,<br />

lo envidian por su coraje.<br />

Pasado el recuento me levanto. Tras un estrecho muro que separa el retrete<br />

del resto de la celda tengo dos ladrillos escondidos. Son mi fogón. También<br />

tengo una pequeña cacerola que compré con cigarrillos. El combustible son<br />

tiras de saco de naylon blanco, que también compro con cigarrillos. Prendo mi<br />

hoguera y caliento agua. Preparo café instantáneo. Bebo y fumo. Después mis<br />

incómodas abluciones y evacuaciones. Luego preparo desayuno. Satisfecha<br />

todas mis necesidades matinales, escondo mis tesoros de supervivencia. Una<br />

requisa sorpresiva puede dejarme en la mayor de las orfandades y no debo<br />

permitirme ese lujo con mi frágil estómago. Panzilleno, aseado, paso a mi de-<br />

leite: leer hasta que los ojos chillen y el estómago vuelva a solicitar atención.<br />

Vuelta a los ladrillos, las tiras de saco, la cacerola y la despensita que Yolanda<br />

se encargó de proveer. La siesta se alarga entonces hasta las cuatro de la tarde.<br />

A esa hora el patio. En el enrejado de cabillas hago ejercicios. Corro. Veinte<br />

vueltas al patio que apenas si tiene veinticinco metros de largo y cuatro de an-<br />

cho. Veo en pleno vuelo una avioneta que pasa hacia el aeropuerto. Supongo<br />

132

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!