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manuEl VázquEz Portal<br />
27<br />
La antesala de la dirección de la cárcel de Boniato es lóbrega. Un bom-<br />
billo incandescente, macilento, por toda iluminación. Las paredes<br />
despintadas. El puntal alto. Una construcción de estilo art decó, muy<br />
propia de los años cuarenta del siglo XX en Cuba. Mantiene los mismos cáno-<br />
nes arquitectónicos del Cuartel Moncada, y con los exteriores pintados de un<br />
amarillo sucio, como el cuartel, ya que se considera edificio histórico porque allí<br />
estuviera preso El Supremo después de los sucesos del 26 de julio de 1953.<br />
Nos bajaron de nuestro ómnibus de turismo. Los guardianes de chalecos<br />
con monogramas de G-2 hicieron entrega oficial de los paquetes a los guardia-<br />
nes de la penitenciaría, y allí estábamos, bajo el bombillo mustio, esperando<br />
por que nos llevaran a nuestras residencias definitivas. Normando se acercó<br />
a mí. Nos quedamos juntos con la intención de que nos ubicaran en el mismo<br />
lugar. No sabíamos que la orden era celdas de aislamiento y el menor contacto<br />
posible entre nosotros. El espacio que media entre la antesala de la dirección<br />
y las celdas de Boniatico fue lo único que pudimos, Normando y yo, disfrutar<br />
unidos. Nos habían esposado por parejas con un solo juego de esposas.<br />
La madrugada había refrescado. Se sentía ese frío agradable de las mañanas<br />
de abril. Vi los cerros que rodean el valle. Escuché ladridos de perros lejanos tra-<br />
tando de comunicarse con los que caminaban a nuestro lado. Éramos seis sombras<br />
taciturnas, maniatadas, marchando rodeadas de guardianes. Se abrió un enorme<br />
portón de barrotes y mallas. Pasamos a un camino bordeado, a la derecha, por<br />
una doble alambrada y un foso, no muy profundo, y una alta garita con guardián<br />
de arma larga; a la izquierda, unas naves de mampostería de dos pisos de altura,<br />
silenciosas, sombrías a esa hora, separadas del camino por un muro y una cerca<br />
de malla. En la segunda nave nos detuvimos. El muro que la circundaba medía<br />
el doble de la altura de la anterior. Una reja. Otra reja. La antesala de Boniatico.<br />
Al Este dos espacios enrejados. Al centro un alto mostrador con detectores de<br />
metales colgando de la pared posterior. Al Oeste una rústica escalera de hierro<br />
que conducía a la parte superior del pabellón. Nos despojaron de nuestras ropas<br />
de civil. Permanecimos en calzoncillo mientras duró la requisa de nuestras per-