Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
manuEl VázquEz Portal<br />
Miguel Hernández cuando invocó al Dante y escribió en su celda: “Dejad toda<br />
esperanza”, y eso que fue bajo Franco. Si lo coge el de aquí no hubiera podido<br />
escribir ni La Nana de las Cebollas antes de morir de tuberculosis.<br />
66<br />
Pero no todo es malo. Por la noche veo las estrellas entre los barrotes, aunque<br />
me paso el día también viendo las estrellas. Me acuerdo mucho de César Vallejo<br />
cuando en una cárcel del Perú escribió Trilce. Aquí tampoco la algazara deja<br />
testar, y uno también se pone los húmeros a la mala. Lo mejor de todo es cuando<br />
nuestros carceleros nos prestan el sol por una hora y vemos algunos pájaros en<br />
pleno vuelo. No acepté la comida. ¡Puaff! Infame. Los cerdos vomitarían.<br />
22 de mayo.<br />
Muy interesante: salimos al sol, Hoy me sacaron con Edel García. Me he<br />
vuelto su psicoterapeuta particular. No acepté el almuerzo. ¡Puaff! Otra vez.<br />
Normando Hernández no sale de una diarrea para empezar con otra. Próspero<br />
Gainza y Antonio Vilarreal se mantienen fuertes. Con Nelson Aguiar no he<br />
podido hablar. No hemos coincidido en el patio. Con Juan Carlos Herrera, el<br />
guantanamero – si Joseíto Fernández lo conociera le haría otra canción-, no he<br />
podido conversar más que por las rejas que dan al patio. Es un tipo divertido.<br />
¿Cómo estarán los otros 68 que andan desperdigados por las cárceles cubanas?<br />
Algo sabré cuando tenga visita de mis familiares. Los presos, aunque no tene-<br />
mos contactos con ellos, son solidarios y atacan al sistema más que nosotros.<br />
Nosotros hemos optado por dejar que el mundo nos defienda. Bajo la presión<br />
de la cárcel casi todo es imposible, aunque algo siempre se podrá hacer. Los<br />
guardias se mantienen respetuosos. Son pobre gente que recibe órdenes y per-<br />
cibo que están como asustados.<br />
Ya descubrí la manera de sofocar un poco la peste que brota del retrete,<br />
con un pomo plástico que contenía aceite. Lo llené de agua y lo introduje en el<br />
agujero nauseabundo; el diámetro del hueco es igual al del pomo. ¡Qué alivio!<br />
Descansa un poco la nariz, aunque hay ciertos horarios que ni mi inusitado<br />
“tapón de retrete” protege de la baharada asquerosa.¿Qué dirían los eximios (no<br />
tiene nada que ver con los monos) “colegas” de la Mesa Redonda si descubrieran<br />
en EE. UU una cárcel con estas magníficas condiciones higiénico-sanitarias?<br />
No olvidar que esta cárcel tiene más de sesenta años de construida. Por aquí<br />
han pasado Fidel Castro, Indamiro Restano y yo. De milagro no se ha hundido,<br />
<strong>sin</strong> dejar huellas, en el Valle de Puerto Boniato.