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Escrito sin permiso - Cadal

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<strong>Escrito</strong> <strong>sin</strong> PErmiso<br />

ahora en adelante turismo de salud carcelario. El Dr. Mesa pasa todas las maña-<br />

nas. Cortés, risueño, dispuesto a dar ánimo y respuesta a cada interrogante. La<br />

Dra. Cuba, una vez a la semana. Eminente neumóloga. Yo diría que bella pero<br />

triste. Alguna pena le empaña la mirada, le agobia el semblante. Las mujeres<br />

que vienen a hacer la limpieza, me adoran. Les regalo del aromatizante, que<br />

me trajo Yolanda y la Sala de Penados queda con una fragancia embriagadora.<br />

Parecería que la limpieza es absoluta, al menos por el olor. Pero la vida, como<br />

afirma Milán Kundera, está en otra parte.<br />

Mi visita se acerca. Corresponde el día 30 de enero. No sé qué hago aún<br />

hospitalizado. He engordado. La comida en el hospital no es gran cosa pero<br />

muchísimo mejor que en el penal. Le he repetido mi preocupación por la visita<br />

a cuanto oficial de la Seguridad ha pasado por aquí. He tenido visita de ellos<br />

con frecuencia: Julio, Reyes, Charles. Vienen cuchichean con los médicos. Me<br />

dirigen unas frasecitas de cortesía y se marchan. Hay algún rebumbio extraño.<br />

La preocupación que noto en ellos no les es propia. El 28 de enero llegan los<br />

guardianes de Aguadores y me devuelven a mi celda 15. Los presos me reci-<br />

ben con muestras de alegría desde el interior de sus celdas. Se había regado la<br />

noticia de que yo estaba tuberculoso. Me entero de que ya la enfermería está<br />

funcionando como enfermería. Allá está Miguel Moya con su bolsa de orina y<br />

sus esputos sanguinolentos. Hay nuevos inquilinos en las celdas. Ángel Mar-<br />

tínez Rivera, un guajiro de por las serranías de Chivirico, acusado de tráfico<br />

de drogas, con sesenta y tantos años a cuestas se morirá dentro de unos días<br />

a consecuencia de un ataque al corazón. Andrés Benítez, el medico preso por<br />

criar cerdos que les permitieran un salario más solvente, hace todo lo posible<br />

por el viejo Ángel. Aerosoles. Inyecciones. Defibrilador. ¡Mierda! Se muere.<br />

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