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Escrito sin permiso - Cadal

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manuEl VázquEz Portal<br />

24<br />

“Haz lo que te digo<br />

Se acerca el guardián. Nuestra conversación, en voz baja, se le hizo sos-<br />

pechosa. Abrazo a mi hijo Gabriel para disimular. El me acaricia el rostro <strong>sin</strong><br />

barba. Nunca me había visto afeitado.<br />

“Te ves distinto. Más flaco. Más blanco.” Me dice Gabriel.<br />

El guardián carraspea. Se ajusta la gorra. Vuelve sobre sus pasos. Se sienta<br />

otra vez en el umbral de la puerta de entrada.<br />

“Pueden tomar represalias.” Me dice Yolanda.<br />

“No me importa. Ellos debían suponer que no me iba a quedar callado.”<br />

Tairelsy me mira con hondura. Es la persona que más me conoce y me<br />

comprende. Entre mi hija y yo siempre ha existido una comunicación muy<br />

estrecha. Sabe que cuando decido algo lo he meditado antes con calma, con<br />

mesura. Toma una de las manos de Yolanda entre las suyas. Parece animarla<br />

con los ojos. En silencio le agradezco ese gesto a mi hija.<br />

Yenima escapa entre los barrotes. Camuflo mis papeles. Los presos des-<br />

piertan. El penal se anima. Escucho los golpes del bastón del ciego Norges<br />

Cervantes sonando rumbo a mi celda. Grito su nombre para que se oriente.<br />

Llega a mi celda. Le brindo del café que hice por la mañana. Me lo agradece<br />

con una sonrisa y frases de elogio. Acomodo la voz en su tono más alegre para<br />

devolverle sus lisonjas. No tengo otro modo. Si le sonrío simplemente, como<br />

acostumbro en esos trances, no se daría cuenta. Enciende un tabaco. Veo sus<br />

ojos muertos. Son un cristal artificial. No tienen el brillo que pone el alma en<br />

la mirada. Guardo silencio. El habla atropelladamente como si tuviera muchas<br />

cosas que contarme y no le diera tiempo.<br />

“¡Norges! Se oye el grito del carcelero. Ya terminaron de limpiarle su celda.<br />

“Mañana hablamos” Me dice. Oigo como se aleja sonando su bastón.<br />

Treinta cuclillas.<br />

Cuarenta abdominales.<br />

Sesenta plancha.<br />

Sudo.<br />

Pudiera hacer ejercicios en el patio. Pero si gasto el tiempo en acrobacias<br />

no podría hablar con mis compañeros. Prefiero la celda para la ejercitación<br />

física. Luego un buen baño, si hay agua, si no, un baño a medias con el agua<br />

que acopio por la mañana en el cubo, plástico, por supuesto, que me trajo Yo-

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