09.05.2013 Views

Escrito sin permiso - Cadal

Escrito sin permiso - Cadal

Escrito sin permiso - Cadal

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

manuEl VázquEz Portal<br />

52<br />

Gabriel anda todavía con su corsé de hierro y correas. Hasta ahora la<br />

intervención quirúrgica ha sido un éxito. Cicatrizó magníficamente.<br />

Ha ganado en flexibilidad y confianza en sus piernas. Ha vuelto a<br />

montar bicicleta. Lo noto más alto, más reposado en el carácter, más varonil. Se<br />

acaballa sobre uno de mis muslos y acapara mi atención. Ávido de respuestas<br />

me acribilla a preguntas. Quiere saberlo todo de un tirón. Me pide todos los<br />

<strong>permiso</strong>s posibles ante las prohibiciones que, por precaución, le ha indicado<br />

la neurocirujana, y su madre le exige. Pretende escudarse en mí para lograr<br />

sus propósitos de audacia. Su confianza en mí lo conduce a creer que accederé<br />

ante sus pretensiones de apoyo para el consentimiento de ejercicios físicos<br />

que desea emprender. Razono con él hasta que lo convenzo de que su doctora<br />

es quien traza la estrategia a seguir para su total recuperación. Refunfuña al<br />

principio. Luego acepta que sus limitaciones serán temporales y que no debe<br />

apurarse. Me permite, al fin, departir con los demás visitantes. Pero no se baja<br />

de mi muslo. A horcajadas sobre mi pierna es un jinete tierno que me soba la<br />

espalda, me acaricia el rostro.<br />

Vino Yolanda y mi hermana Xiomara, y mi hermana Dulce María, y mi<br />

sobrino Yordy. Mi hermana Dulce me cuenta de Morón. Mi hermana Xiomara<br />

me cuenta de la Habana. Yolanda me cuenta del mundo. Qué poco tiempo son<br />

dos horas cuando hay tanto de que hablar.<br />

No ha habido problemas con la jaba. Ni una aspirina ha sido sustraída. El<br />

capitán Reyes ha estado durante toda la visita, pero <strong>sin</strong> importunarnos con su<br />

presencia. Un pequeño salón con banquetas de teatro nos acoge. Podemos con-<br />

versar desprejuciadamente mientras el oficial Oney cabecea y ronca mientras<br />

nos vigila a cierta distancia.<br />

El Tigre ha mandado que dos presos carguen mis bultos hasta mi celda.<br />

Uno de los presos se asombra. “Esto sí es una jaba”, exclama. Las jabas de<br />

la mayoría de los presos comunes son muy pobres. La crisis económica del<br />

país no permite a sus familiares apertrecharlas mejor. Azúcar parda, galletas,<br />

escasos paquetes de cigarrillos y quizás un par de jabones de los que venden<br />

174

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!