You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
manuEl VázquEz Portal<br />
que se debatía entre su deber de rebatirme y el sentimiento de respeto que yo<br />
le inspiraba por mi edad. Al fin preguntó:<br />
146<br />
“En serio, ¿por qué está preso?”<br />
“Si me respondes algunas preguntas, te respondo esa”.<br />
“Venga”.<br />
“¿Qué edad tienes?”.<br />
“Treinta y uno”.<br />
“¿Tienes hijos?”.<br />
“Una niña”.<br />
“¿Donde viven?”.<br />
“Con mis padres, en un cuartito que hicimos detrás de la casa”.<br />
“¿Qué tienen dentro del cuarto?”.<br />
“La cama de nosotros, la cuna de la niña y un radio”.<br />
“¿Nada más?”.<br />
“Nada más”.<br />
“El salario que ganas es alto, ¿te alcanza?”.<br />
“No”.<br />
“¿Vas de vacaciones con tu familia a algún lugar”.<br />
“No puedo. Las vacaciones las cojo para resolver problemas en la casa,<br />
para luchar unas tejas o algún saco de cemento para arreglar el cuartico”<br />
“¿Qué tiempo hace que no llevas a tu esposa a un restaurant?”<br />
“Creo que desde la luna de miel”.<br />
Lo miré con hondura. Lo descubrí <strong>sin</strong>cero. No tenía nada de qué vanaglo-<br />
riarse, de qué alardear. Era el resultado de una pobreza asumida <strong>sin</strong> preguntar-<br />
se por qué. Toda su vida había trascurrido en ese estado de inconciencia, <strong>sin</strong><br />
referencial alguno de una vida mejor, en que ha sumido el gobierno de Castro<br />
a toda la población.<br />
“Porque quiero que vivas de otro modo, por eso estoy preso, muchacho”.<br />
Le respondí. El se quitó la gorra. Se rascó la cabeza. Se fue, callado, hacia<br />
la pequeña oficina de las celdas de castigo. No volvió <strong>sin</strong>o para llevarme de<br />
regreso a mi celda, después de concluida mi hora de patio.