You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
23<br />
<strong>Escrito</strong> <strong>sin</strong> PErmiso<br />
Me fui a la cárcel de Boniato con un cepillo dental, dos libros, una<br />
toalla, tres paquetes de cigarrillos, algunos calzoncillos, mis chan-<br />
cletas y un miedo del carajo.<br />
Era el 24 de abril.<br />
Aquel día fue el último en que un guardián me dijera, asomándose por la<br />
mirilla de la puerta metálica: “682, prepárese, recoja sus pertenencias y el col-<br />
chón”. Recuperé mi Manuel, que tanto me gusta, y por el cual me reconozco<br />
desde la infancia, cuando Doña Eva Portal me voceaba: “¡Manuel!… ¡Mucha-<br />
cho, que se te enfría el almuerzo!”. Volví a ser el Vázquez que conocen mis<br />
amigos, el eufónico Vázquez Portal por el que me nombran algunos lectores y<br />
enemigos.<br />
“¡Asere, te piras!”. Me dijo Cachirulo.<br />
“Allá vas a estar mejor” (Todavía no sabíamos dónde iba a ser ese allá).<br />
Me dijo Mumúa.<br />
“Y ahora, ¿con quién juego a las damas?”. Me dijo el nuevitero.<br />
Con la toalla hice un atillo a la manera pastoril. Si tuviera una vara, con ella<br />
saldría, como un peregrino, a desandar el mundo. Arrollé el colchón. Esperé<br />
a que se abriera la puerta. Llegaron a buscarme. Me despedí efusivamente de<br />
Mumúa, de Cachirulo, del nuevitero.<br />
“Nos vemos en el camino, que es largo”, les dije.<br />
Contra la pared. Contraseña. Reja abierta. Continúe. Contra la pared. Con-<br />
traseña. Reja. Continúe. Y continúo con mi atillo en una mano y el colchón<br />
arrollado bajo el otro brazo. “Aquí”, dice el guardián. Y aquí estoy de nuevo<br />
en el mismo cubículo donde la primera noche me despojaron de mis ropas y<br />
me vistieron de preso. Y ya estoy en calzoncillos. Y el guardián me ordena que<br />
me apure. Y lo miro con arrogancia. Y me demoro a propósito. Y llega otro<br />
guardián. Y cae otro colchón arrollado en una esquina. Y es Héctor Maseda<br />
que acaba de entrar. Y, “¡coño! Que no te veía desde el 18 de marzo, en casa de<br />
Ana Leonar.” Y voy y lo abrazo. Y veo que está entero. Y los guardianes que<br />
quieren impedir nuestro saludo y nuestra conversación. Y yo que los mando<br />
5