ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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140 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
Y dado que la filosofía estoica de la época imperial (cf.<br />
Epicteto, y también Luciano de Samosata) hará repetidas alusiones<br />
a las figuras de los dos fundadores, será útil recordar<br />
algunas de sus máximas y gestos más característicos.<br />
62. Los Cínicos antiguos<br />
Preguntado [Diógenes de Sínope] qué es lo mejor en los hombres,<br />
respondió: «la libertad en el decir» (jiaoonoía) [de: Dióg. L.<br />
6,69].<br />
(Afirmaba que) «su propia vida se conformaba con la de Hércules,<br />
que nada prefería a la libertad» (ékev&EQÍa) [ib. 6,71]<br />
(... y concluía) que nada absolutamente se perfecciona en la<br />
vida humana sin el ejercicio (áoxnoLg), y que este puede conseguirlo<br />
todo. Por lo cual, debiendo nosotros vivir felices abandonando<br />
los trabajos inútiles y siguiendo los naturales, somos<br />
infelices por demencia propia. Aun el mismo desprecio del deleite<br />
puede sernos gustosísimo una vez acostumbrados [ib.].<br />
Estando tomando el sol en el Cranión, se le acercó Alejandro<br />
(Magno) y le dijo: «Pídeme lo que quieras»; a lo que respondió<br />
él: «Pues no me hagas sombra» (ájtooxótr/oóv fiov) [ib.<br />
6,38].<br />
Solía hacer todas las cosas en público, tanto las de Deméter<br />
cuanto las de Afrodita [ib. 6,69].<br />
[Los cínicos] ... No buscan otro albergue que el que ocurre,<br />
aunque sea una tinaja, como Diógenes, el cual decía que «es<br />
propio de los dioses no necesitar de nada, y de los que se parecen<br />
a los dioses necesitar de poquísimas cosas» [ib. 6,<strong>10</strong>5]<br />
[Crates el Cínico], vendido su patrimonio (é^aoyvQioáftevov<br />
rfjv oiioíav) (pues era hombre de cuenta) y juntados hasta<br />
doscientos talentos, los distribuyó entre sus conciudadanos...<br />
Diógenes le persuadió de que diese sus posesiones para pasto<br />
de ganados, y si tenía dineros los arrojase al mar [ib. 6,87].<br />
Crates... escribió... estos versos : «No es mi patria una torre o<br />
una casa; I Pero todos los pueblos de la tierra I me sirven de<br />
mansión y de triclinio» [ib. 6,98].<br />
[A quien le preguntaba] lo que le había producido la filosofía,<br />
[respondió]: «Un quénice [= dos cuartillos] me ha dado de<br />
EL HUMUS GRECORROMANO 141<br />
altramuces I y de otra cosa alguna no cuidarme (ró ¡undevóg<br />
fxéXeiv)» [ib. 6,86].<br />
Crates, con su alforja y su manta, se pasó la vida riendo y<br />
bromeando como en una fiesta (WOJIEQ év éoQtrj) [Plutarco,<br />
De tranq. an. 4]<br />
Las primeras generaciones cristianas insistirán a menudo en<br />
la «libertad de palabra» (cf. Hch 4,29; 2Cor 3,12); el propio<br />
ideal de airdoxeia aparece tímidamente en Pablo (cf. ÍTs<br />
4,12 y sobre todo Flp 4,11 donde consta el adjetivo aí¡xaQxr¡^).<br />
Por otra parte, el gesto de Crates que vende sus riquezas y las<br />
distribuye a sus conciudadanos, nos remite a las palabras de<br />
Jesús en Me <strong>10</strong>,21. Debemos al cinismo, además, (en particular<br />
a los filósofos del siglo III a.C. Bión de Boristene y Menipo<br />
de Gadara), la confirmación de la «diatriba» como género<br />
literario, consistente en un breve y ficticio diálogo de preguntas<br />
y respuestas, de carácter popular y de contenido ético; despojado<br />
de su originario sarcasmo se servirán de él muchos filósofos de<br />
la edad imperial (desde Filón de Alejandría a Epicteto). Encontramos<br />
ejemplos del mismo en las cartas de Pablo (cf. ICor<br />
6,12; 15,35; Rm 3,l-8) 14 .<br />
Durante la época imperial el modelo de vida cínico suscitará<br />
una fuerte atracción. Séneca admira a su contemporáneo cínico<br />
Demetrio (cf. De benef. 7,1.3.7; 8,2-3; De prov. 5,5-6; 7,3;<br />
Epist. 62,3; 67,14). Llegó a registrarse como un fenómeno de<br />
masas, según el testimonio, en parte burlesco, de Luciano<br />
Samosata.<br />
63. Luciano, Los fugitivos 14.16.19 15<br />
[Habla la filosofía en persona] (14) Nuestras características<br />
muy sencillas, como tú sabes, y propensas a la imitación —me<br />
refiero a las que saltan a la vista — . No hace falta mucha ceremonia<br />
para ponerse el manto, colgarse la alforja, llevar el bastón en<br />
14. Cf. F.G. Downing, Christ and Cynics, JSOT MS4, Sheffield 1988.<br />
15. Traducción de J. Zaragoza Botella en: LUCIANO, Obras, III, Madrid<br />
1990, pp. 280-282.