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ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

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206 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

viajes de Adriano por todo el imperio. Una inscripción de<br />

Didyma de Caria celebra la llegada de Adriano a la ciudad<br />

como «día sagrado» (lega tffiéoa), y otra encontrada en Tegea<br />

de Arcadia conmemora su visita con las palabras: «En el año<br />

69 de la primera parusía del dios Adriano en la Hélade»<br />

(Deissmann 319).<br />

Un texto importante para la evolución del concepto de<br />

elección divina del emperador es el Panegírico de Plinio el<br />

Joven a Trajano, pronunciado el año <strong>10</strong>0 ante el senado romano.<br />

El tono es exaltado, tal vez adulador, pero en cualquier caso<br />

expresa la concepción típica que se tenía sobre el tema.<br />

98. Plinio el Joven, Panegírico de Trajano passim<br />

(1,3) ¿Qué don de los dioses más preciado y más hermoso que<br />

un emperador virtuoso y santo (castus et sanctus) y en todo<br />

semejante a los mismos dioses (et dis simillimus)? (4) Y si aun<br />

así cupiese alguna duda sobre si los que regentan el mundo lo<br />

hacen por pura casualidad o por voluntad divina, sería evidente<br />

que nuestro príncipe fue constituido tal por los dioses (divinitus<br />

constitutum). (5) En efecto, no el oculto poder del destino, antes<br />

el propio Júpiter lo reveló abiertamente y delante de todos, pues<br />

fue elegido entre aras y altares...<br />

(2,3)... Nunca lo adulamos como a un dios, ni como a un<br />

numen [= la frase es una de las tantas execraciones de Domiciano,<br />

muerto pocos años atrás, en el 96]; no hablamos de un<br />

tirano, sino de un ciudadano; no hablamos de un patrón, sino<br />

de un padre...<br />

(5,2)... ¿Acaso sería posible que en nada difiriese un emperador<br />

constituido por los hombres de otro constituido por los dioses?...<br />

(8,1)... Con tu adopción [por parte de Nerva] quedaba fundada<br />

no nuestra servidumbre, sino nuestra libertad, nuestra salvación<br />

y seguridad (libertas et salus et securitas)...<br />

(80,4) Así es como, según creo, el autor del universo (mundi<br />

parens) gobierna con un simple movimiento de cabeza, cuando<br />

lanza su mirada sobre la tierra y se digna considerar los destinos<br />

humanos entre las ocupaciones divinas; pero ahora, libre y<br />

EL HUMUS GRECORROMANO 207<br />

despreocupado de semejante incumbencia, se ocupa sólo del<br />

cielo, toda vez que te ha puesto a ti para que hagas sus veces<br />

en todo lo que atañe al género humano (qui erga omne humanum<br />

genus vice sua fungereris)...<br />

(88,4) El senado y el pueblo romano ¿no tuvieron acaso justas<br />

razones como para darte el sobrenombre de optimus?... (8) Por<br />

eso también el padre de los dioses y de los hombres es venerado<br />

primero con el nombre de «óptimo» y después con el de<br />

«máximo».<br />

Otro aspecto del culto del emperador es la práctica de la<br />

«apoteosis» o divinización del mismo una vez difunto; práctica<br />

común, salvo algunas excepciones, a partir de Augusto (cf.<br />

Suetonio, Aug. <strong>10</strong>0; Veleio Pat., Hist. rom. 2,124,3; 126,1;<br />

130,1) con la erección de un Templum Divi Augusti in Palatio<br />

(Suetonio, Tib. 47). La apoteosis era decretada por el senado<br />

y se desarrollaba conforme a un ritual, que conocemos gracias<br />

a la pluma de Herodiano (historiador secundario, a caballo<br />

entre el siglo II y el III de nuestra era). Lo hace con ocasión<br />

de la ceremonia que tuvo lugar para las exequias de Alejandro<br />

Severo (en el año 235).<br />

99. Apoteosis del emperador (Herodiano, Ab excessu Divi<br />

Marci 4,2,1-6.<strong>10</strong>-11)<br />

Es costumbre de los romanos el divinizar (éxfieiá&iv) a<br />

aquellos soberanos que dejan hijos como sucesores, y a este<br />

honor lo denominan áno'&ewoiv. Hay una mezcolanza de luto<br />

y fiesta por toda la ciudad. El cuerpo del difunto es sepultado<br />

con solemne rito, según lo establecido; y se modela una imagen<br />

de cera semejante por completo al difunto y se la pone sobre<br />

un gran lecho de marfil enteramente cubierto de brocado de oro;<br />

tan pálida imagen se presenta como si se tratase de un enfermo.<br />

A ambos lados del lecho están sentados casi todo el día: a la<br />

izquierda, todos los senadores, vestidos de negro; y a la derecha<br />

todas las mujeres dignas de honor bien por sus maridos o por<br />

sus padres... vestidas de blanco... Hacen esto durante siete días...<br />

Después los jóvenes más nobles del orden ecuestre y los más

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