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ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

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198 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

Metam. 11,2) y «reina de toda la tierra» (Diodoro Sículo 1,27,4);<br />

«todos los mortales que viven en la ancha tierra proclaman tu<br />

bello nombre» (Himno griego de Isidoro procedente del templo<br />

de Medinet Mahdi en Fayum, en torno al año 80 a.C). De<br />

estas aretalogías conservamos una docena 58 , algunas íntegras,<br />

otras sólo fragmentariamente. De dos de ellas leemos a continuación<br />

algunas frases: la primera es conocida como aretalogía<br />

de Cime (del lugar en el que fue hallada, cercano a Esmirna;<br />

si bien el texto proviene de Menfis en Egipto) y se remonta<br />

al siglo I a.C; la segunda está sacada de las Metamorfosis de<br />

Apuleyo de Madaura (siglo II d.C).<br />

95. Dos aretalogías de Isis<br />

[Aretalogía de Cime, 3-14] 59 Yo soy (éyé elfii) Isis, la reina<br />

de todo el país... y descubrí con Hermes las letras... I Establecí<br />

leyes para los hombres y legislé lo que nadie puede cambiar. I<br />

Yo soy la hija mayor de Cronos. I Yo soy la mujer y la hermana<br />

del rey Osiris. I Yo soy la que ha descubierto los frutos (de la<br />

tierra) a los hombres. I Yo soy la madre del rey Horus. I Yo<br />

soy la que asciende en la estrella del Perro. I Yo soy la llamada<br />

diosa entre las mujeres. Para mí se construyó I la ciudad de<br />

Bubatis. Yo separé la tierra del cielo. I Yo indiqué sus caminos<br />

a las estrellas. I Yo ordené el curso del sol y de la luna...<br />

[Apuleyo, Metam. 11,25] 60 ¡Oh tú, santo y perpetuo amparo del<br />

humano linaje (sancta et humani generis sospitatrix perpetua),<br />

alivio siempre generoso de los mortales! Tú manifiestas el dulce<br />

cariño de una madre ante el infortunio de los desgraciados. No<br />

pasa un día ni una noche, ni siquiera un breve instante, sin que<br />

quede marcado por tus favores, sin que tu protección cubra a<br />

los hombres en la tierra y en el mar, sin que tu mano salvadora<br />

aleje de ellos las tempestades de la vida. Tú deshaces la enredada<br />

58. Cf. por ejemplo W. Peek, Der Isishymnus von Andros und verwandte<br />

Texte, Berlín 1930; F. Le Corsu, Isis. Mythe et Mystéres, Paris 1977, pp. <strong>10</strong>5-<br />

117.<br />

59. *Traducción de L. Gil, en: El Mundo del NT... § 124.<br />

60. *Cf. supra: nota 53.<br />

EL HUMUS GRECORROMANO 199<br />

e inextricable trama del destino, calmas las tormentas de la<br />

Fortuna y compensas el nefasto influjo de las constelaciones.<br />

Los dioses del Olimpo te veneran, te respetan los dioses del<br />

Infierno; tú mantienes el mundo en órbita, tú suministras al sol<br />

sus rayos de luz, tu riges el universo, tus plantas pisan el Tártaro.<br />

A tu llamada responden los astros, vuelven las estaciones; eres<br />

la alegría de los dioses, la reina de los elementos... Mi voz es<br />

insuficiente para expresar los sentimientos que inspira tu grandeza;<br />

serían insuficientes mil bocas con otras tantas lenguas y<br />

sus discursos en serie prolongándose incansablemente durante<br />

toda la eternidad...<br />

E. EL CULTO AL EMPERADOR<br />

El kerigma cristiano, desde sus inicios, propuso no sólo el<br />

monoteísmo de ascendencia judía, sino también el único y<br />

universal señorío de Jersucristo (cf. ICor 8,6; Flp 2,11; Jd 4).<br />

Y no tardaría por ello en chocar frontalmente con la análoga<br />

pretensión de los emperadores romanos 61 . Baste recordar, por<br />

ejemplo, el título de Kvgtog = «Señor» (usado ya para referirse<br />

a divinidades como Sarapis; cf. infra: n° 123 y 124) atribuido<br />

a Tiberio (en P.Oxy. 37); la pretensión de Calígula de «hacerse<br />

llamar y creerse dios» (Filón de Al., Leg. ad C. 162); el título<br />

de tixcpavrji; fteóg = «dios manifiesto» dado al difunto Claudio<br />

(en P. Oxy. <strong>10</strong>21); y la celebración de Nerón como ó rov<br />

návroc; xóo^iov XVQIOC, Négcov = «el señor de todo el<br />

mundo» (en SIG 814,31). Al mismo Nerón, el rey de Armenia,<br />

Tirídates se dirige con estas palabras de homenaje el año 66:<br />

«Yo, oh soberano (óéojiorá)..., soy tu esclavo (dovkoq), y<br />

he venido ante ti, mi dios (rov éfióv fieóv), para adorarte<br />

(jiQooxvvrjocüv) como a Mitra, y seré lo que tú quieras ordenar;<br />

61. Cf. A. Deissmann, Licht vom Osten, Túbingen "1923, en especial pp. 287-<br />

324; L. Cerfaux - J. Tondriau, Un concurrent du christianisme: Le cuite des<br />

souverains dans la civilisation gréco-romaine, Tournai 1957; E. Bickerman, ed.,<br />

Le cuite des souverains dans l'Empire Romain, Genéve 1973; J.R. Fears, Princeps<br />

a diis electus: The divine Electton of the Emperor as a Political Concept at<br />

Rome, American Academy in Rome 1977.

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