ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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204 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
Un concepto importante, presente en el culto a los soberanos<br />
helenistas primero y al emperador romano después, es el de<br />
la «parusía». El término, que propiamente significa «presencia»<br />
y «llegada-venida», en este ámbito adquiere un uso técnico con<br />
el sentido de «adviento» solemne y festivo del príncipe de visita<br />
a una ciudad o región 63 .<br />
Así, por ejemplo, tenemos noticia de una parusía del rey<br />
Tolomeo IX en una ciudad egipcia hacia el 113 a.C, con<br />
ocasión de la cual fue ordenada una generosa distribución de<br />
vituallas (cf. P. Teb. 48: Jigóg TYJV xov fiaoikéeog nagovoiav).<br />
Con este sentido es con el que se utiliza en el NT a<br />
propósito de la venida escatológica de Cristo (cf. especialmente<br />
ICor 15,23; lTs 2,19; 3,13; 4,15; 5,23; 2Ts 2,1.8; Mt 24,3.27.37.<br />
39). Contrariamente a la abundancia de veces con que aparece<br />
el vocablo en textos de la antigüedad, la descripción del acontecimiento<br />
es un fenómeno más bien raro. Hemos seleccionado<br />
dos textos, distantes en el tiempo y en el espacio, pero en los<br />
que podemos apreciar lo difundida y persistente que fue esta<br />
costumbre, así como la ideología que la arropaba.<br />
97. La parusía del soberano (de Ateneo y Fl. Jos.)<br />
[Ateneo, Deipnosoph. 6,253 c-d: el rey de Macedonia, Demetrio<br />
Poliorcetes, visita Atenas hacia el 290 a.C] Cuando Demetrio<br />
volvió de Leukade y Corcira [= islas del Jónico] a Atenas, los<br />
atenienses salieron a su encuentro (ánñvrmv aircb) no sólo con<br />
incienso, guirnaldas y libaciones, también con himnos procesionales<br />
e itifálicos [es decir, pertenecientes a los cultos fálicos]<br />
acompañados de danzas y cánticos. Situados en medio de la<br />
muchedumbre, danzaban y cantaban que él era el único verdadero<br />
dios (jióvog fieóg á2.n$ivóg), que los otros dioses dormitaban<br />
o se ausentaban o no existían, pero que él, descendiente de<br />
Posidón y de Afrodita, era superior a ellos por su belleza y<br />
63. Cf. Deissmann, pp. 314-320; y sobre todo P.L. Schoonheim, Een semasiologisch<br />
onderzoek van Parousía met betrekking tot het gebruik in Mattheus<br />
24, Aalten 1953 (el libro, escrito en holandés, ofrece al final un buen resumen<br />
en inglés: pp. 257-289)<br />
EL HUMUS GRECORROMANO 205<br />
semejante a ellos por su magnanimidad (qtUavégcüma) para<br />
con todo el mundo. Y le suplicaban y dirigían plegarias [En ib.<br />
253 d-f, sigue el himno cantado con tal ocasión, donde vuelve<br />
a aparecer el concepto de parusía, esta vez no con el sustantivo<br />
sino con el verbo náget^r, cf. vv. 7-8.17-19:] 64 Alegre, como<br />
cuadra a un dios, y bello y sonriente aquí está (jtágeori); ...<br />
Otros dioses ciertamente... están muy distantes... pero a ti te<br />
vemos hacer acto de presencia (oé ÓE Jiaoóvd-''ógwfxev) y no<br />
en imagen de madera o de piedra, sino de verdad.<br />
[Fl. Jos., Bell. 7,<strong>10</strong>0-<strong>10</strong>4 65 : tras la conquista de Jerusalén en el<br />
70 d.C, Tito se dirige al norte, en concreto a Antioquía de<br />
Siria] (<strong>10</strong>0) Los habitantes de la ciudad de Antioquía, al saber<br />
que Tito llegaba, experimentaron tal gozo que no fueron capaces<br />
de esperar dentro de los muros de la ciudad; antes todos se<br />
dieron prisa por salir a su encuentro (eojtevóov ó'ém. rf]v<br />
imávxnoiv). (<strong>10</strong>1) Y salieron a esperarlo treinta estadios o más<br />
fuera, no sólo los hombres, sino también una gran muchedumbre<br />
de mujeres con sus hijos. (<strong>10</strong>2) Y cuando vieron que llegaba,<br />
se pusieron a ambos lados del camino, los brazos en alto y<br />
entre aclamaciones y vivas volvieron sobre sus pasos acompañándolo.<br />
(<strong>10</strong>3) Entre los vítores se dejaban oir también peticiones<br />
de que expulsase a los judíos de la ciudad. (<strong>10</strong>4) Pero Tito no<br />
atendió dichas peticiones, y se limitó a escuchar sin inmutarse<br />
cuanto se le decía. Los judíos vivieron días de gran angustia,<br />
en la incertidumbre de no saber sus pensamientos ni sus intenciones...<br />
(<strong>10</strong>7) El Senado y todo el pueblo de Antioquía le<br />
suplicaron que entrase en el teatro, donde todos le esperaban<br />
para agasajarle; él aceptó de buen grado.<br />
La papirología y la numismática nos ofrecen otros testimonios.<br />
Por ejemplo, la visita de Nerón a Corinto queda<br />
reflejada en una moneda que lleva la leyenda: Adventus<br />
Aug(usti) Cor(inthi). Igualmente son numerosas las monedas<br />
acuñadas en situaciones semejantes con motivo de los múltiples<br />
64. *Cf. la versión castellana del himno hecha por L. Gil, en: El Mundo<br />
del NT..., § 127.<br />
65. *Cf. Guerras... II, p. 269.