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ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

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342 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

«las cosas de los amigos son comunes», que se había hecho<br />

proverbial (cf. Filón de Al., Abr. 235; y Marcial, Epigr. 2,43);<br />

dicho ideal, practicado en particular por los pitagóricos (cf. por<br />

ej., Porfirio, Vit. Pyth. 20), había sido ya distintivo de la primera<br />

comunidad cristiana de Jerusalén (cf. Hch 2,44; 4,34-35). Pero<br />

Luciano no acaba de creérselo. Probalemente su burla se dirige<br />

también al propio «sofista crucificado» o mejor a la adoración<br />

que se le rinde (cf. el diálogo «Alejandro y Filipo», donde el<br />

escritor se deleita en ridiculizar al macedonio pues a pesar de<br />

considerarse hijo de Amón sufrió heridas en batalla, hubo de<br />

soportar sufrimientos varios y murió; «tú que querías parecer<br />

un dios, cuando eras herido... provocabas la risa de la gente»:<br />

Dial, de los muertos 14). A propósito del final de Jesús, Luciano<br />

usa por dos veces el verbo ávaoxoXojií&iv; literalmente significa<br />

«empalar, colgar de un palo, elevar sobre un palo». Aunque<br />

no aparece nunca en los escritos del NT, donde se prefiere<br />

ávaoravQovv, ambos verbos son completamente sinónimos<br />

en la lengua griega posterior a Heródoto 36 . En efecto, en<br />

la obra «Prometeo» del propio Luciano se usan indistintamente<br />

las formas verbales xQEfxáfisvoc («colgar»), éoravocoo-<br />

•&cu-áveoTavQ(úcr&a) («crucificar») y ávaoxoÁ.ojiio{h]vai («empalar»)<br />

[v. supra: n° 52]. Evidentemente son sinónimos y el<br />

uso de uno u otro es cuestión estilística.<br />

En otra obra suya, Luciano menciona una vez más a los<br />

cristianos: se trata del «Alejandro o el falso profeta». Es la<br />

historia de un sinvergüenza que, mediante argucias varias, se<br />

había hecho pasar en el Ponto por un oráculo del dios Esculapio,<br />

haciéndose erigir un santuario e instituyendo un culto mistérico.<br />

Pero no iba a tardar en levantar sospechas.<br />

36. En Heródoto existe aún distinción (= el primero significa «colgar a<br />

hombres vivos», el segundo «...cadáveres»). Pero después pasan a ser equivalentes:<br />

Filón de Alejandría usa sólo el primero, y Fl. Josefo sólo el segundo,<br />

ambos para indicar la crucifixión; cf. M. Hengel (citado supra: nota 4 del cap.<br />

2 de la Primera Parte), p. 57.<br />

157. Luciano, Alex. 25 y 38 37<br />

TESTIMONIOS DIRECTOS 343<br />

(25) Cuando ya muchos... decidieron plantarle cara, en especial<br />

los que eran seguidores de Epicuro,... les suelta una cosa terrible,<br />

diciendo que el Ponto está lleno de ateos y cristianos (á'&ecov<br />

é/ujiETiÁ.fjo'&ai xái %QiOTiavibv), los cuales se atreven a decir<br />

respecto de él las más espantosas calumnias. Daba orden de que<br />

los expulsaran a pedradas si querían tener propicio al dios...<br />

(38) El primer día [de la celebración de los misterios u «orgías»]<br />

había una prórresis [= bando] como en Atenas. «Si algún ateo,<br />

o cristiano, o epicúreo (si TIC, O&EOC f¡ XQioxiavbc f¡ km-<br />

XOVQEIOC) acude para inspeccionar las «orgías», que se largue.<br />

Los que tengan fe en el dios, consuman hasta el final los rituales<br />

iniciáticos con los mejores augurios». Y al instante, en un principio<br />

se producía una desbandada. Uno actuaba como líder<br />

diciendo: «¡Fuera cristianos! (E^CO •xQioxiavovc)», y la multitud<br />

toda coreaba además: «¡Fuera epicúreos!».<br />

En este caso los cristianos no son ya los infelices que se<br />

dejan engañar por Peregrino. Pero lo más interesante es que<br />

son equiparados a los ateos (y por tanto también a los «epicúreos»,<br />

que pasaban por ateos ante la opinión pública, dada<br />

su despreocupación por los dioses y su negación de la providencia<br />

divina). El ateísmo en cuestión significa el rechazo de la religión<br />

tradicional, griega o romana, con su panteón y sus ritos y su<br />

implícito valor político. En realidad, la acusación de ateísmo<br />

ya se había lanzado contra los judíos (cf. Fl. Josefo, C. Apion.<br />

2,148; ver también Tácito, Hist. 5,13: «Lo primero que les<br />

enseñan es a despreciar a los dioses»); y en campo cristiano<br />

fue motivo incluso de martirio (cf. Mart. Polyc. 3 y 9, donde<br />

la muchedumbre de Esmirna grita: «¡Elimina a estos ateos» =<br />

OÍQE xovc áfiéovgl Ver asimismo Justino, / Apol. 6 y 13).<br />

Sigue discutiéndose si ha de darse un sentido cristiano o judío<br />

a la noticia de Dión Casio (67,14; cf. también Suetonio, Dom.<br />

15) según la cual el emperador Domiciano en el año 95 condenó<br />

37. *Según la versión de J.L. Navarro González, en: LUCIANO, Obras, II,<br />

Madrid 1988, pp. 407.414.

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