ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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346 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
en la correspondiente respuesta, Contra Celsum, que constituye,<br />
a su vez, el ensayo más completo de la apologética cristiana<br />
griega. La afirmación nuclear de la polémica de Celso es que<br />
nunca un dios o un hijo de dios ha venido a la tierra; y así<br />
ridiculiza a los cristianos por su fe, por su culto e incluso por<br />
su disposición al perdón y al amor. Las citas que se podrían<br />
aportar aquí son, pues, innúmeras; reproducimos una sola, muy<br />
curiosa, que concierne al nacimiento de Jesús y a la acusación<br />
de su ilegitimidad.<br />
159. Celso, «Doctrina veraz» (de Orígenes, C. Cels. 1,28 y 32);<br />
van en cursiva y entre comillas los textos propios de Celso,<br />
para distinguirlos de los de Orígenes) 39 .<br />
(28) Después de esto introduce (Celso) a un fingido judío, que<br />
habla con Jesús mismo, a quien arguye, según él se imagina,<br />
sobre muchas cosas. Y, en primer lugar, «de que se inventara<br />
el nacimiento de una virgen» (xhv éx Jta.Q'&évov yéveoiv).<br />
Échale igualmente en cara «que proviniera de una aldea, y de<br />
una mujer lugareña y mísera que se ganaba la vida hilando»;<br />
y añade que «ésta, convicta de adulterio (á>q ^EfxoL%evpLÉvnv),<br />
fue echada de casa por su marido, carpintero (réxrovog) de<br />
oficio, anduvo ignominiosamente errante y, a sombra de tejado,<br />
dio a luz a Jesús». En cuanto a éste «apremiado por la necesidad,<br />
se fue a trabajar de jornalero a Egipto, y allí se ejercitó en<br />
ciertas habilidades (dvváfiecbv tivcov JteiQacr&eíc;) de que blasonan<br />
los egipcios; vuelto a su patria, hizo alarde de esas mismas<br />
habilidades, y por ellas se proclamó a sí mismo Dios (§eóv<br />
atxbv ávnyógevoe)»...<br />
(32) Mas volvamos a la prosopopeya (que Celso pone en boca)<br />
del judío, en que éste cuenta cómo la «madre de Jesús, encinta,<br />
fue echada de casa por el carpintero que la había desposado,<br />
convicta de adulterio (éleyx'&síoa ém ptoiyEÍa), y cómo dio<br />
a luz un hijo habido de cierto soldado por nombre Panthera»...<br />
39. *Según la traducción de D. Ruiz Bueno, en: <strong>ORÍGENES</strong>, Contra Celso,<br />
Madrid 1967.<br />
TESTIMONIOS DIRECTOS 347<br />
No nos interesa en este momento detenernos en el tipo de<br />
respuesta que da Orígenes a semejantes acusaciones, recurriendo<br />
primero a argumentos de razón (del tipo: ¿cómo es posible que<br />
Dios haga nacer de modo tan torpe a quien debía liberar a<br />
tanta gente de la ciénaga de la maldad? ib. 1,32-33), luego a<br />
las profecías del AT (citando Is 7,14: ib. 1, 34-36) y a ciertas<br />
tradiciones griegas (como el nacimiento de Platón: ib. l,37s),<br />
para acabar ironizando el presuntuoso título de la obra de Celso<br />
(«Ninguno de los ilustres filósofos hizo nada semejante»: ib.<br />
1,40).<br />
La acusación de ilegitimidad contra Jesús debía estar bastante<br />
extendida (también Tertuliano conoce la calumnia sobre Jesús<br />
como hijo de una quaestuiaria o «prostituta»: De spect. 30,3).<br />
Con toda probabilidad dicha calumnia es de origen judío (¿presente<br />
tal vez ya en Jn 8,41?), como lo sugiere «la figura<br />
imaginaria de un judío» que adopta Celso, quien comparte de<br />
lleno dicha postura. En efecto, algunos rabinos de los primeros<br />
años del siglo II se refieren a Jesús como «hijo de Panthera»<br />
(Jé~sü ben Panthera; cf. Tos. Hullin 2,22-23; TB Ab. Zara 40d;<br />
Shabb. 14d) 40 , por no hablar de posteriores tradiciones talmúdicas<br />
(cf. TB Shabb. <strong>10</strong>4b; Sanh. 67a), o de las tardías<br />
Toledót Jésü («generaciones de Jesús»), escritas en el alto<br />
medioevo, las cuales combinan los nombres de «José Pandera»<br />
como padre de Jesús 41 . El nombre «Panthera», atestiguado<br />
también con pequeñas variantes, ha encontrado entre los estudiosos<br />
dos explicaciones diferentes: sería, o bien una corrupta<br />
derivación del griego Ttaofiévoc; que significa «virgen» (calificativo<br />
de María que habría sido descaradamente malentendida<br />
hasta hacer de él el nombre propio de su supuesto violador),<br />
o bien un auténtico nombre de varón que debía de estar muy<br />
difundido entre los soldados romanos (como consta en inscripciones<br />
antiguas; cf. Deissmann, pp. 57s). En cualquier caso, el<br />
conjunto del relato peca claramente de legendario, porque<br />
40. Ver M. Goldstein, Jesús in the Jewish Tradition, New York 1950, pp. 32-<br />
39; J. Maier, o.c., pp. 264-267.<br />
41. Véase la edición italiana preparada por R. di Segni, // Vangelo del<br />
Ghetto, magia e religioni 8, Newton Compton, Roma 1985. Sobre otro apelativo<br />
patronímico (= Jesü ben Stada), cf. Strack-Billerbeck, I, pp. 38-39.