ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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32 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
de su alma. Además la divinidad colaboraría en la obtención<br />
de estos designios, si emprendían grandes obras convencidos de<br />
su honorabilidad, y no dejaban nada de hacer para lograrla ...<br />
(6) La gente seguía gustosa su reclamo y sus audaces tretas<br />
tenían gran difusión; los infortunios que provocó toda esta canalla<br />
fueron de la mayor intesidad que quepa imaginarse... (8) Se<br />
originaron sublevaciones y, por su causa, numerosos asesinatos<br />
políticos..., hasta que el mismo Templo de Dios fue pasto del<br />
fuego enemigo. (9) La innovación y el cambio de las tradiciones<br />
patrias tienen gran peso en la perdición de quienes las provocan;<br />
el propio Judas y Sadduk, que introdujeron entre nosotros la<br />
cuarta y subrepticia secta filosófica (¿neíoaxxov) ganándose<br />
para su causa gran número de secuaces, no solamente perturbaron<br />
al país con semejante sedición, sino que pusieron las raíces de<br />
futuros males... (23) La cuarta filosofía [después de los fariseos,<br />
los saduceos y los esenios] tuvo por líder a Judas el galileo.<br />
Sus seguidores imitan a los fariseos, pero aman de tal manera<br />
la libertad (óvovíxexog óe xov éXsvfiéQov sgcog), que la<br />
defienden violentamente, considerando que sólo Dios es su gobernante<br />
y señor (jióvov rfye/uóva xal deojióxtjv xóv fieóv).<br />
No les importa sufrir la peor de las muertes ni descargar la<br />
venganza sobre parientes o amigos, con tal de no admitir a<br />
ningún hombre como amo (jirjóéva áv&owjtov Jtgooayogev-<br />
ELV óeonóxnv).<br />
7. Revuelta de un samaritano, a finales del mandato de P.<br />
Pilato: años 34-35 (Fl. Jos., Ant. 18,85-87) n<br />
(85) Tampoco a los samaritanos les faltaron agitaciones. Surgió<br />
un hombre mentiroso y capaz de manipular a la muchedumbre<br />
a su antojo. Ordenó que subieran con él al monte Garizim, que<br />
para ellos es la montaña más santa. Aseguraba que una vez allí<br />
les mostraría los vasos sagrados que Moisés escondió y enterró.<br />
(86) El pueblo, que dio crédito a lo que decía, tomó las armas<br />
y se reunió en un poblado llamado Tiratana donde se les agre-<br />
11. *Cf. Antigüedades... III, p. 236.<br />
EL HUMUS JUDAICO 33<br />
garon otros en gran número, para subir al monte. (87) Pero<br />
Pilato se anticipó y ocupó el camino con soldados de caballería<br />
e infantería. Estos mataron a algunos, a otros pusieron en fuga<br />
e hicieron muchos prisioneros. Pilato hizo matar a los principales.<br />
[Entonces el Consejo de los samaritanos denuncia a Pilato ante<br />
el Legado de Siria, Vitelio, que lo envía a Roma; llegó a la<br />
urbe en la primavera del año 37, al poco de la muerte de<br />
Tiberio; después perdemos su rastro].<br />
8. Revuelta de Teudas, bajo el procurador Cuspio Fado, en el<br />
44-45 d.C. (Fl. Jos., Ant. 20,97-98) 12<br />
(97) Siendo Fado procurador (tmxQOJievovxoq) de Judea,<br />
un impostor de nombre Teudas persuadió a un gran número de<br />
personas a que, llevando consigo sus bienes, lo siguieran hasta<br />
el río Jordán. Afirmaba que era profeta y que a su mando se<br />
abrirían las aguas del río y el tránsito les resultaría fácil. Con<br />
estas palabras engañó a muchos. (98) Pero Fado no permitió<br />
que se llevara a cabo esta insensatez; envió una tropa de a<br />
caballo que los atacó de improviso, mató a muchos y a otros<br />
muchos hizo prisioneros. Teudas fue también capturado y,<br />
habiéndole cortado la cabeza, la llevaron a Jerusalén.<br />
9. Revuelta de un egipcio en Jerusalén, bajo el procurador<br />
Antonio Félix, en los años 53-55 d.C. (Fl. Jos., Ant. 20,<br />
167-172) 13<br />
[Cf. ib. 20, 160-166: en Judea las cosas iban de mal en peor,<br />
y la región estaba repleta de cuadrillas de bandidos; Félix capturó<br />
a Eleazar, cabecilla de la «compañía de bandidos» (xcbv Xnoxfbv<br />
xb ovvxay/ua) y lo mandó a Roma; estos «bandidos» (Xnoxaí)<br />
subían impunemente a Jerusalén cometiendo asesinatos. «Por<br />
eso creo que Dios, ofendido por su impiedad, se apartó de<br />
12. *Cf. Antigüedades... III, p. 330.<br />
13. *Cf. Antigüedades... III, p. 338.