ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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30 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
4. Revuelta del esclavo Simón, en Perea, durante el reinado<br />
de Herodes el Grande (Fl. Jos., Bell. 2,57-59) 8<br />
(57) En Perea, uno de los criados del rey, llamado Simón,<br />
confiando en su belleza y prestancia física, se ciñó una diadema<br />
en la cabeza, y con los bandidos (Xnoxcbv) que él había juntado,<br />
quemó el palacio de Jericó y otros muchos edificios elegantes,<br />
procurándose con los incendios fáciles saqueos. (58) Y no hubiera<br />
tardado en dar fuego a todas las casas de cierto valor, de no<br />
haber sido por que le hizo frente Grato, capitán de la infantería<br />
real, junto con los arqueros de la Traconítide y los más valerosos<br />
sebastenos. (59) En la batalla murieron muchos de Perea; y el<br />
propio Simón, mientras huía por los riscos de un valle, fue<br />
alcanzado por Grato que le cortó la cabeza de un tajazo. También<br />
los aposentos reales de Bethrantha cerca del Jordán, fueron pasto<br />
de las llamas a manos de otra banda proveniente de la Perea.<br />
5. Revuelta de Atronges, el pastor, en Judea, después de la<br />
muerte de Herodes el Grande (Fl. Jos., Ant. 17,278-281) 9<br />
(278) También un cierto Atronges, que no procedía de familia<br />
ilustre, ni se distinguía por su virtud ni por sus riquezas, sino<br />
que era un pastor (jioi/urjv) desconocido, pero que se destacaba<br />
por su cuerpo vigoroso, su alta estatura y la fuerza de sus brazos,<br />
se aventuró a codiciar el reino (éróXfirjoev ém fJaoiXeía<br />
cpQovi]oai) pensando que así podría desfogar sus deseos de<br />
grandeza. No le importaba arriesgar su vida en el intento. (279)<br />
Tenía cuatro hermanos, todos de gran estatura, que estaban<br />
dispuestos a cometer cualquier crimen y confiaban en la fuerza<br />
de sus brazos, y les consideraba buenos puntos de apoyo para<br />
hacerse con la realeza (rijg xad-é^eojg zfjg fiaoiÁeíag). Cada<br />
uno de ellos estaba al frente de una banda armada, pues se les<br />
había unido una gran multitud de hombres. (280) Aunque eran<br />
comandantes, actuaban a sus órdenes cada vez que entraban en<br />
8. *Cf. Guerras... I, pp. 207-208.<br />
9. *Cf. Antigüedades... III, pp. 212-213.<br />
EL HUMUS JUDAICO 31<br />
combate. Atronges se impuso la diadema y formó un consejo<br />
para discutir los pasos a seguir, si bien todo estaba bajo su<br />
control. (281) Conservó su poder durante mucho tiempo, con<br />
el título de rey (fJaoilel re xexXnfiévw), y haciendo lo que<br />
quería. Tanto él como sus hermanos ocasionaron muchas molestias<br />
a los romanos y a las tropas reales, pues eran por igual<br />
enemigos de ambos sectores. Detestaban a las últimas por las<br />
violencias que cometieron durante el reinado de Herodes, y a<br />
los romanos por las injusticias que a la sazón les achacaban.<br />
6. Revuelta de Judas el Galileo (o el Gaulanita) en el año 6<br />
d.C, con ocasión del censo habido bajo Quirino (Fl.Jos.,<br />
Bell. 2,118; Ant. 18,3-9.23) <strong>10</strong><br />
(Bell. 2,118) Estando éste [= Coponio, primer prefecto romano<br />
de Judea: años 6-9 d.C] en el gobierno, un galileo de nombre<br />
Judas incitó a sus compatriotas a la revuelta, reprendiéndoles<br />
que soportaran pagar tributo a los romanos y dejarse mandar<br />
por mortales, ellos que tenían por único señor a Dios. Era un<br />
sofista y fundó un partido propio, que no tenía nada en común<br />
con los demás [— los sicarios].<br />
(Ant. 18,3) Aunque los judíos al principio no quisieron acceder<br />
a la declaración (ém xalg ájioygayaig), luego, por consejo<br />
del sumo sacerdote Joazar, dejaron de oponerse. Aceptando las<br />
razones de Joazar, permitieron que se hiciera el censo de los<br />
bienes. (4) Sin embargo, Judas, un gaulanita de la ciudad de<br />
Gamala [= al este del lago de Genesaret; quizá el nombre de<br />
Galilea en el lenguaje coloquial abarcaba también esta región:<br />
cf. Jn 12,21] con la adición del fariseo Sadduk, comenzó la<br />
revuelta (ém ájtootáoei). El censo, decían, era una servidumbre<br />
manifiesta, y exhortaron a la nación (xó edvog) a<br />
luchar por la libertad (rijg ékev&egíag éjt'avnÁrjtpeí). (5)<br />
Si tenían éxito, se aseguraban sus bienes; y en el caso de que<br />
no lo tuvieran, conseguirían gloria y alabanza por la grandeza<br />
<strong>10</strong>. *Cf. Guerras... I, p. 217; Antigüedades... III, pp. 225-228.