ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10
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216 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />
escucha y comprende lo que te voy a decir sobre los poderes<br />
que existían al inicio, antes de que (25) yo apareciera. Estaban<br />
Luz y Tinieblas, y el Espíritu entre ambos... La luz era una<br />
mente llena de atención y de razón. Estaban unidos bajo una<br />
sola y única forma. Y la tiniebla era<br />
(2,1) viento en aguas. Ella tenía la mente envuelta en un fuego<br />
caótico. Y el Espíritu entre ambos (5) era una luz dulce y tenue.<br />
Estas son las tres raíces... (<strong>10</strong>) Pero la Luz, desde que poseyó<br />
un gran poder, conoció la humillación de la Tiniebla y su<br />
desorden...<br />
(4,1) Aparecí yo. Yo soy hijo de la Luz incorruptible e infinita.<br />
Aparecí semejante al Espíritu, porque yo soy el rayo de la luz<br />
universal...<br />
(11,16) Y el gran Espíritu de luz estaba en la nube del Himen.<br />
Honró a la Luz infinita y a su semejanza universal (20) que<br />
soy yo, el hijo de la Majestad, diciendo: «Anases Duses, tú eres<br />
la Luz infinita que fue dada por voluntad (25) de la Majestad<br />
para establecer toda luz del Espíritu en su puesto y para alejar<br />
a la mente de la Tiniebla. Porque no era justo (30) que la Luz<br />
del Espíritu se quedase en el Hades»...<br />
(12.5) Yo estoy por encima de toda verdad y al origen de la<br />
palabra...<br />
(14.6) Porque yo soy una ayuda para quienquiera haya tenido<br />
un nombre...<br />
(16,36) Y aparecí en la nube del Himen en silencio,<br />
(17,1) sin mi sagrado vestido... (20) Llegué a la región intermedia<br />
y me revestí de la luz que en ella había y que había caído en<br />
el olvido, separada del Espíritu de estupor porque había arrojado<br />
el fardo...<br />
(18,12s) Descendí al caos para salvar toda la luz que allí había...<br />
(19,27s) Me revestí de la bestia [= el cuerpo?] ... (32) porque<br />
de ningún otro modo el poder del Espíritu podía ser liberado<br />
de la esclavitud...<br />
(24,25-29) Pues el alma es una obra de lujuria y un objeto<br />
despreciable para la mente de Luz. Y yo soy quien ha revelado<br />
todo lo que se refiere a lo ingénito...<br />
(37,16) Los hombres no son liberados hasta que quedan vinculados<br />
al agua, justo como estaba atada la luz del Espíritu<br />
desde el principio. Oh Sem, son engañados (20) por innumerables<br />
LA TENTACIÓN GNÓSTICA 217<br />
demonios quienes piensan que mediante el bautismo con la<br />
impureza del agua... ésta quita los pecados...<br />
(38,19-25) Pues donde es mencionada el agua, allí hay Naturaleza,<br />
blasfemia, mentira y perdición. Porque sólo en el Espíritu<br />
ingénito no es mencionada el agua...<br />
(45,14-17) Y el último día las formas de la Naturaleza serán<br />
destruidas con los vientos y todos sus demonios...<br />
El texto es interesante por muchos motivos: no sólo por los<br />
ampulosos títulos dados al revelador Derdekeas, sino también<br />
por los típicos temas gnósticos del «descenso al caos» (18,12s),<br />
de la salvación de la luz (ib.), del antisomatismo e incluso del<br />
antipsiquismo (cf. 19,27s.32; 24,25-29; postura que probablemente<br />
implica una antropología tricotómica según la cual el<br />
elemento positivo a salvar en el hombre es «la luz» o «la<br />
mente»: cf. 1,14 y 28); lógica es también la curiosa polémica<br />
contra el bautismo de agua y el consiguiente hincapié que se<br />
hace en el valor único del «Espíritu ingénito» (38,24; cf. 24,<br />
29).<br />
Un escrito gnóstico no cristiano, compuesto en los dos<br />
primeros siglos, es con toda probabilidad el texto original (perdido)<br />
del que bebieron dos versiones que se nos han conservado:<br />
el escrito de El venerable Eugnostos (conocido sólo a través de<br />
los manuscritos de Nag Hammadi) y la Sophía de Jesucristo<br />
(de la que ya se tenía noticia merced a un papiro berlinés del<br />
siglo V, publicado en 1955, y atestiguada también en los manuscritos<br />
de Nag Hammadi). Este segundo escrito ofrece una gnosis<br />
cristianizada, enmarcada en un diálogo entre Jesús resucitado<br />
y sus discípulos: el Cristo salvador viene de una región de «luz<br />
inagotable» (NHC III 93,9) para salvar a los hombres, los<br />
cuales, después que Sophía dejara caer «gotas de luz» (cf. ib.<br />
<strong>10</strong>7,1) de la esfera divina en el mundo visible, se hallan bajo<br />
el dominio de un dios que gobierna con arrogancia el caos de<br />
este «mundo de pobreza» (ib. <strong>10</strong>7, 8), en el que el acto sexual<br />
perpetúa su esclavitud (cf. ib. <strong>10</strong>8,11-14; también en la «Paráfrasis<br />
de Sem» el poder malvado nace de un acto sexual de los<br />
demonios, y «toda clase de nacimiento recibió de éste su forma»:<br />
NHC VII 23,25); pero «el gran Salvador» (NHC III 94,14)