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ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

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<strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

Ha parecido bien al consejo (fiovlf¡) que también quienes han<br />

de presidir la próxima asamblea (e/g xrjv émovoav txxkrjaíav)<br />

[cf. Mt 6,11?] se ocupen de estas cosas...<br />

[Clemente de Al., Protr. 2,21,2, recoge esta frase:] Y esta es<br />

la fórmula de los misterios eleusinos: «He ayunado; he bebido<br />

la bebida; he tomado de la cesta; hecho esto, puse en el banasto<br />

y del banasto en la cesta».<br />

2. [Isis: Apuleyo (siglo II d.C), Metam. II] 53 (15)... Abran sus<br />

ojos los impíos (inreligiosi), vean y reconozcan su error: ahí<br />

va, libre de sus pasadas angustias (pristinis aerumnis absolutus)<br />

por la providencia de la gran Isis, ahí va Lucio, feliz y triunfante<br />

vencedor de su destino... (21) ... ningún miembro de su clero<br />

estaba tan loco o tan decidido a morir, como para aventurarse<br />

alegremente, sin recibir órdenes concretas de la diosa, en una<br />

intervención sacrilega y cargar con un pecado que arrastra a la<br />

muerte; efectivamente, la diosa tiene en su mano tanto las llaves<br />

del Infierno como la garantía de la salvación; la misma entrega<br />

de los iniciados simboliza una muerte voluntariamente aceptada<br />

y una concesión gratuita de la divinidad para seguir viviendo<br />

(ad instar voluntariae mortis et praecariae salutis)... su providencia<br />

los[s] hace renacer en cierto modo (quodam modo renatos)<br />

y lo[s] coloca otra vez ante un horizonte con nuevas posibilidades<br />

de salvación... (23) ...Ya había llegado, según decía el sacerdote,<br />

la hora propicia: me conduce, pues, acompañado de piadosa<br />

escolta, a la piscina cercana (ad próximas balneas); me manda<br />

bañarme como de costumbre, y, después de implorar la protección<br />

divina (deum veniam), completa mi purificación con aspersiones<br />

de agua lustral (purissime circumrorans abluit)... Llegué a las<br />

fronteras de la muerte, pisé el umbral de Prosérpina y a mi<br />

riesgo crucé todos los elementos; en plena noche, vi el sol que<br />

brillaba en todo su esplendor; me acerqué a los dioses del infierno<br />

y del cielo; los contemplé cara a cara y los adoré de cerca...<br />

(24) La mañana siguiente, al concluir las ceremonias del ritual<br />

(perfectis sollemnibus), salí revestido con doce túnicas sagradas...<br />

53. Traducción castellana de L. Rubio Fernández, en: APULEYO, El asno<br />

de oro, Madrid 1978.<br />

EL HUMUS GRECORROMANO 195<br />

Después de esta ceremonia celebré mi feliz nacimiento a la vida<br />

religiosa (festissimum celebravi natalem sacrorum) con exquisitos<br />

manjares en alegre banquete (suaves epulae et faceta convivía).<br />

3. [Adonis-Atis: Luciano, De dea syria] 54 (27) Lo cierto es que<br />

una vez que se estableció esta costumbre, aún hoy se mantiene<br />

y cada año son muchos los que se castran (ráfivovrai) en el<br />

templo y se hacen como mujeres (pr¡kvvovxai)...(49) Celebran<br />

la más importante de todas las fiestas que yo conozco al principio<br />

de la primavera (roí) etagog áQ%ofiévov)... (50) En días<br />

determinados la multitud se concentra en el templo, y muchos<br />

galos y los hombres religiosos de los que hablé celebran sus<br />

ritos (= «misterios», ogyia), se sajan los brazos y se golpean<br />

unos a otros en las espaldas. Muchos que están junto a ellos<br />

tocan la flauta, hacen sonar tambores, otros entonan cánticos<br />

divinos y sagrados... (59) Todos se hacen marcas (orí^ovrai),<br />

unos en las manos y otros en los cuellos y de aquí que todos<br />

los sirios llevan señales (oriyfiarojq)OQéovoiv). [Cf. también<br />

Luciano, Lucius 35-41].<br />

4. [Cibeles-Atis: además de la misteriosa fórmula: «He comido<br />

del tímpano; he bebido del címbalo; he llevado los vasos sagrados;<br />

me he inclinado bajo el velo nupcial», que nos transmite<br />

Clemente AL, Protr. 2,15,3, algo típico de este culto es el<br />

taurobolium, casi un bautismo con la sangre de un toro, que<br />

provoca la unión con Dios. Tal es el sentido del rito en el<br />

siglo IV, como lo confirma el cristiano Prudencio, Peristeph.<br />

<strong>10</strong>,<strong>10</strong>06-<strong>10</strong>50; cf. asimismo Fírmico Materno, De err. prof. reí.<br />

27,8: Polluit sanguis iste, non redemit. Con anterioridad al<br />

siglo IV tenemos tan sólo inscripciones muy sumarias; las más<br />

antiguas son las de Pozzuoli, del 134 d.C (CIL X 1596) y las<br />

de Lión, del año 160 (CIL XIII 1751); pero hay que esperar<br />

al siglo IV para encontrar atestiguada la fórmula in aeternum<br />

renatus, en un altar de Roma (CIL VI 5<strong>10</strong>) 55 ].<br />

54. Traducción de J. Zaragoza Botella, en: LUCIANO, Obras, II, Madrid<br />

1990, pp. 26.36s.40.<br />

55. Cf. M.J. Vermaseren, Cybele and Attis, The Myth and the Cult, London<br />

1977, pp. <strong>10</strong>1-<strong>10</strong>7.

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