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ORÍGENES DEL CRISTIANISMO - 10

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336 <strong>ORÍGENES</strong> <strong>DEL</strong> <strong>CRISTIANISMO</strong><br />

ejemplo del judío lo subraya con el dato del bautismo. Esto<br />

podría constituir una alusión a los cristianos; pero la cosa es<br />

dudosa, pues existían sectas judaicas que practicaban dicho rito<br />

(cf. Tos. Yadaim 2,20; Justino, Dial. 80; Epifanio, Panar. 19,5,6-<br />

7). Además es típica del judaismo la insistencia sobre la armonía<br />

que debe existir entre la ley de Moisés y su ejecución, entre<br />

fe y obras diríamos nosotros, como leemos por ejemplo en un<br />

bello pasaje de Flavio Josefo: «Nuestro legislador, obrando de<br />

tal manera que las acciones estuvieran en sintonía con las<br />

palabras (rá egya ov¡u(pa>va tole, kóyoig),... no hizo de la<br />

religión (eioépeía) una parte de las virtudes, antes de las<br />

diversas virtudes una parte de aquélla» (Contra Apionem 2,169<br />

y no).<br />

Por su parte, Marco Aurelio (adoptado por el emperador<br />

Antonio Pío y a la postre su sucesor desde el 161 al 180)<br />

expresa su parecer sobre los cristianos en su obra Meditaciones<br />

(propiamente: Ele, éavróv = Coloquios consigo mismo).<br />

154. Marco Aurelio, Med. 11,3 32<br />

¡Qué índole la del alma dispuesta tanto a separarse, si es preciso,<br />

del cuerpo, como a extinguirse o a disiparse o a persistir! Pero<br />

que este estar dispuesto proceda de la propia decisión, no de la<br />

mera terquedad (nagára^ig) como en el caso de los cristianos<br />

(á>g oí XQioxiavoi), de un modo reflexivo y digno, que convenga<br />

a los demás, sin teatralismo trágico (árgaywóojg).<br />

Una vez más (J unto con Plinio y Epicteto) observamos el<br />

rechazo por parte del espíritu pagano y racional de un romano<br />

y de un filósofo frente a la actitud de los cristianos, quienes<br />

se enfrentaban a la muerte sin motivos aparentemente razonables.<br />

Se alaba la disponibilidad a morir (que es un tema<br />

central de la obra), pero no la falta de una seria motivación.<br />

Lo que cuenta para el autor es el «juicio personal» (áitó ldixf¡g<br />

xgíoewg), esto es, una consciente y determinada aceptación<br />

32. Traducción de L. Gil, en: El Mundo del NT... § 348.<br />

TESTIMONIOS DIRECTOS 337<br />

del momento supremo, que podía sobrevenir bien por naturaleza,<br />

bien por guerra, o a consecuencia de una orden, o por<br />

libre elección, no por motivos que parecían irrelevantes y que<br />

podían incluso inducir a ver en ello un «gesto teatral» (literalmente<br />

«de tragedia»). No es inverosímil pensar que el emperador-filósofo<br />

tuviese presente el martirio de un grupo de cristianos<br />

acaecido en Lión en el 177; nos lo describe Eusebio de<br />

Cesárea (en Hist. eccl. 5,1), el cual da noticia de que el<br />

gobernador escribió con tal propósito a «César» y que éste<br />

respondió «que les sometieran a tortura pero liberaran a los<br />

que renegasen». ¿O tal vez tenga presente Marco Aurelio el<br />

fin teatral del pseudo-cristiano Peregrino-Proteo quien, según<br />

Luciano de Samosata (cf. infra: n° 156), se arrojó al fuego de<br />

una pira con ocasión de las olimpiadas del ano 167?<br />

e) Marco Cornelio Frontón (de Cirta en Numidia; que vivió<br />

entre el <strong>10</strong>0 y el 168 ca.) llegó a ser el más célebre orador<br />

romano de su tiempo y fue maestro de retórica del futuro<br />

emperador Marco Aurelio. De una Oración contra los cristianos<br />

suya hace mención explícita el Octavius del apologista cristiano<br />

Minucio Félix (escrito probablemente en los años '60-'70 del<br />

siglo II; según otros, en cambio, sería poco posterior al Apologético<br />

de Tertuliano). Pone en boca del interlocutor pagano<br />

Cecilio estas palabras: «Sus convites son bien conocidos; todos<br />

hablan de ello y lo atestigua también un discurso de nuestro<br />

rétor de Cirta (id etiam Cirtensis nostri testatur oratio)» (Oct.<br />

9,6); a lo que responde el cristiano Octavio: «Tu Frontón no<br />

es un observador directo capaz de ofreceros un testimonio<br />

personal, sino sólo un rétor que ha querido escupir una injuria»<br />

(ib. 31,2). Quedan en pie el problema de aislar y recuperar el<br />

texto de Frontón entreverado en el de Minucio Félix y el<br />

problema de la fecha en la que se pronunció el discurso:<br />

probablemente 33 el Discurso de Frontón está contenido en Oct.<br />

6,1- 7,2.5; 8,4-5; 9,1-<strong>10</strong>,2; 11,1-4; 12,1.6 y fue pronunciado en<br />

el Senado de Roma entre los años 162 y 166, en la vigilia de<br />

33. Cf. la discusión histórica y literaria en P. Frassinetti, L'Orazione di<br />

Frontone contro i cristiani, Giornale Italiano di Filología 2(1949) 238-254.

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